CUBA: 1996, entre crisis y sobresaltos//Balance y Perspectivas//

Los cubanos esperan con ansiedad el comienzo de 1997 tras un año que transcurrrió entre crisis políticas y sobresaltos económicos.

En su momento, la cotidianidad no se vio afectada por el derribo de dos avionetas civiles por la Fuerza Aérea en febrero o por la firma de la ley Helms-Burton, pero pasados los meses, los cubanos miran hacia atrás y coinciden en que 1996 "fue un mal año" y que "mientras más pronto termine muchísimo mejor".

El pesimismo apareció con el alza de los precios del petróleo, el paso del huracán Lili y la crisis diplomática entre La Habana y Madrid que pudo terminar en un asalto de potenciales emigrantes a la sede diplomática española en la capital cubana.

La existencia de un sector poblacional que sueña con "irse del país" salió nuevamente a flote cuando empieza a disminuir la expectativa creada ante las reformas económicas impulsadas por el gobierno de Fidel Castro.

El paquete de medidas incluye la circulación del dólar, la ampliación del trabajo por cuenta propia, la apertura de mercados agropecuarios de libre concurrencia, el saneamiento financiero interno, las reformas empresarial, laboral y bancaria y la apertura al capital extranjero.

"Pagar o cerrar el negocio", es el dilema que inquieta este fin de año a Fernando González, un vendedor de alimentos ligeros de la capital que debe casi 800 pesos de impuestos y no cree que pueda pagarlos por ahora.

"Estoy casi al borde la la quiebra", dijo el hombre de 50 años que decidió abandonar su puesto en una empresa estatal con la idea fija de trabajar por su cuenta y hacer mucho dinero.

Fuentes de la Oficina Nacional de la Administración Tributaria aseguran que 19 por ciento de los 167.335 cubanos inscritos como trabajadores por cuenta propia en octubre pasado tenían deudas con el fisco.

La escasez de dinero y los altos precios de los productos básicos aparecen entre los problemas que más afectan la cotidianidad de la mayoría de los 11 millones de habitantes del país.

Por su parte, las autoridades aseguran que 1996 confirmó que la crisis económica recesiva que vive Cuba desde hace ya un lustro entra defitivamente en una etapa de reversión.

José Luis Rodríguez, ministro de Economía y Planificación, afirmó el día 25 que durante este año "se consolidaron los factores que impulsan una dinámica propia de desarrollo interno".

Menos optimista, el ciudadano medio comenta que "de cifras no se vive" y no sabe qué inventar para aumentar sus ingresos de forma tal que le permitan satisfacer sus necesidades básicas y las de su familia.

El año que queda atrás deja un saldo de 7,8 por ciento de crecimiento del producto interno bruto (PIB), superior al pronóstico oficial de cinco, y mucho mayor que el 2,5 por ciento de 1995.

Sin embargo, este incremento representa una cuarta parte del logrado en 1989, año que marca el inicio de la caída de la economía cubana que en tres años descendió 34,3 por ciento.

El período especial, como se conoce oficialmente a la crisis que se inició en 1990, fue durante todo el año un hecho verdaderamente dramático para la estructura económica de la isla, que sufrió el agravante de los efectos del bloqueo estadounidense con pérdidas que suman los 60.000 millones de dólares en 34 años.

El déficit financiero externo, el fantasma de la ley estadounidense Helms- Burton, que refuerza el bloqueo a Cuba, la deuda externa y las insuficiencias internas, parecen ser una suerte de cuatro jinetes del apocalipsis para la endeble economía macional.

Tras un primer semestre que reportó 9,6 por ciento de crecimiento del PIB, la dinámica económica tropezó con el incremento de los precios del petróleo y de alimentos y, al mismo tiempo, la baja del precio del níquel.

Según fuentes oficiales el alza de los combustibles en el mercado mundial gravó el bolsillo isleño en 108 millones de dólares por encima de lo previsto y la de los alimentos en unos 118 millones.

Expertos locales aseguran que el aumento del PIB tiene su asiento en el salto experimentado en el turismo y el azúcar, con crecimientos de 32,8 y 33,6 por ciento respectivamente.

Según estimaciones no oficiales, la cosecha de caña produjo ingresos brutos estimados en al menos 1.200 millones de dólares y la industria del ocio cerrará con 1.300 millones y el arribo de 960.000 visitantes.

Un informe presentado al parlamento por el Ministerio de Economía y Planificación aseguró que durante este año se registraron crecimientos superiores a 20 por ciento en las producciones de níquel, tabaco, tubérculos y hortalizas, pesca y refinación de petróleo.

A pesar de la ley Helms-Burton, que intenta frenar el flujo de capital extranjero hacia la isla, las asociaciones económicas con inversionistas de otros países pasaron de 212 a 260.

Según Rodríguez "la situación financiera externa se ha convertido en el principal problema para una recuperación sostenida de la economía cubana" que presenta un deterioro de la relación de términos de intercambio de 21,3 por ciento.

Con una deuda externa superior a los 11.000 millones de dólares, Cuba iniciará 1997 a la caza de nuevos créditos que le permitan salir adelante y que, al mismo tiempo, podrían ponerla en una situación más difícil a la actual.

Fuentes académicas calculan el déficit financiero externo en unos 500 millones de dólares al cierre de 1996, fenómeno reconocido por las autoridades pero no revelado en toda su magnitud.

Mientras el cubano medio sueña con que "1997 venga mejor", las autoridades reconocen que el año que comienza será "duro y complejo", no traerá saltos espectaculares ni tampoco mejoras sensibles en la vida de la población. (FIN/IPS/da/dg/ip-if/97

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