Futuro de energía nuclear depende de quién lo proyecte

La rotura de los reactores de la central japonesa de Fukushima Daiichi, en marzo de 2011, convirtió al antiguo debate sobre la energía nuclear en una guerra de palabras entre agencias internacionales y expertos independientes con posiciones diametralmente opuestas.

En el último informe Uranio, divulgado el 26 de julio, la Agencia de Energía Nuclear (AEN) y la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) ignoran totalmente las lecciones dejadas por el desastre de Fukushima y sostienen que, para 2035, la capacidad de generación eléctrica a partir de esta alternativa aumentará 99 por ciento.

El pronóstico también obvia las limitantes económicas derivadas de la crisis que dejó a muchos países de la zona euro al borde del colapso.

Ambas agencias, financiadas en gran parte por países industrializados, sostienen que, en las próximas dos décadas, la energía nuclear aumentará entre 44 y 99 por ciento, y que las reservas de uranio, pese a los mayores costos de extracción, son más que "adecuadas para satisfacer los requisitos máximos hasta 2035".

Pero expertos independientes consideran que esos pronósticos optimistas son típicos de la sostenida falsa ilusión de ambas agencias.
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Mycle Schneider, uno de los autores del "World Nuclear Industry Status Report 2012" (Informe sobre el Estatus Mundial de la Industria Nuclear) (WNISR), recordó que ambas agencias tienen antecedentes de pronósticos exagerados que nunca se concretan.

"En 1973-1974, la AIEA pronosticó una capacidad nuclear instalada en el mundo de entre 3.600 y 5.000 gigavatios para 2000, 10 veces la actual", dijo Schneider a IPS.

Schenider es un consultor sobre temas de energía y política nuclear residente en París y ha trabajado para casi todos los gobiernos de Europa occidental, la Unión Europea, el Parlamento Europeo y numerosas organizaciones ambientalistas.

También es miembro del Grupo Internacional sobre Materiales Fisibles, en la estadounidense Universidad de Princeton.

"Aun después del accidente de Chernóbil (Ucrania) en 1986, la AEN pronosticó una capacidad nuclear instalada de entre 497 y 646 gigavatios para 2000, entre 40 y 80 por ciento por encima de la realidad", apuntó.

A diferencia de lo que dice la AEN y la AIEA, el estudio WNISR, divulgado el 1 de julio, prevé el colapso de la energía nuclear en casi todo el mundo, y le asigna un significado marginal en las fuentes de energía actuales y futuras.

En el marco de la inestabilidad económica y de los crecientes costos de la construcción, por no mencionar los estrictos requisitos de seguridad para los reactores nucleares y el creciente mercado de recursos renovables, el informe no coloca a la alternativa atómica entre los primeros lugares de la agenda energética.

"La generación de electricidad nuclear alcanzó un máximo de 2.660 teravatios hora (TWh), en 2006, y cayó a 2.518 TWh, en 2011 (4,3 por ciento por debajo de 2010), mientras que el peso de esta fuente en la generación eléctrica mundial disminuyó en forma sostenida de un máximo histórico de 17 por ciento, registrado en 1993, a 11 por ciento, en 2011", señala el informe.

Además, "la capacidad nuclear instalada en el mundo disminuyó en 1998, 2006, 2009, y otra vez en 2011, en tanto la de energía eólica anual aumentó 41 gigavatios solo en 2011", señala el documento.

La inversión global en energías renovables ascendió a 260.000 millones de dólares en 2011, cinco por ciento más que el año anterior y casi cinco veces más que en 2004, añade el informe.

"La inversión total acumulada en fuentes renovables aumentó a más de un billón de dólares desde 2004, según Bloomberg New Energy Finance", dijo Schneider a IPS. "Compara esto con nuestra estimación de decisiones de inversión en energía nuclear de unos 120.000 millones de dólares en el mismo periodo", apuntó.

Tales hechos contradictorios muestran que "las fuentes de energía renovables y el gas natural son cada vez más asequibles y mucho más rápidas de instalar" que la alternativa nuclear, explicó Schneider.

El WNISR considera que catástrofe de Fukushima es un punto de inflexión en el desarrollo de la energía atómica, pero el informe de la AEN y la AIEA, solo lo ve como un "obstáculo en el camino".

De hecho, el director general de la AEN, Luis Echávarri, declaró: "El accidente de Fukushima Daiichi hizo que se demorara el desarrollo de programas de energía nuclear en el mundo mientras se analizan y se implementan las lecciones que dejó".

"La mayoría de los países reafirmaron su compromiso de seguir utilizando la energía nuclear, pero algunos optaron por reducirla en forma gradual o no reintroducirla", añadió.

La AEN y la AIEA reiteraron anteriores referencias a supuestos planes para la construcción de nuevas plantas nucleares, "con la fuerte expansión de China, India, República de Corea y la Federación Rusa" y dan por sentado el crecimiento de esta alternativa a otros países. Pero se niegan a cuantificarlo.

Su optimismo solo puede explicarse por una decidida negación de los acontecimientos reales en materia energética tras el desastre de Fukushima, indicó Antony Froggatt, investigador especializado en estos temas del grupo de estudio Chatham House, con sede en Londres.

"El cambio más significativo después de Fukushima ocurrido fuera de Japón se dio en Alemania", dijo Froggatt a IPS. "Cuatro meses después del accidente, ese país adoptó una ley que reintroduce y acelera una iniciativa anterior para reducir de forma gradual el peso de la energía nuclear", añadió.

La eliminación de la alternativa atómica en Alemania deberá completarse para diciembre de 2022. Japón también considera seguir por ese camino en las próximas dos décadas.

"Otros países de Europa, entre ellos Bélgica, Italia y Suiza se apartaron de la fuente nuclear", puntualizó Froggatt. En lo que respecta a las naciones en desarrollo, Egipto, Jordania, Kuwait y Tailandia "abandonaron sus planes para desarrollar esta alternativa", apuntó.

Pero reconoció que otros estados, como República Checa, Francia, Hungría y Gran Bretaña, así como India y Pakistán, reiteraron sus intenciones de seguir desarrollando la energía nuclear.

China es una incertidumbre pues suspendió nuevas construcciones para realizar más evaluaciones y ensayos, lo que contrasta con el optimismo de la AEN y la AIEA.

Para que la generación eléctrica procedente de la energía nuclear aumente 99 por ciento en los próximos 23 años, habría que construir cientos de centrales. Lo que es poco probable, pues según el estudio de Schneider, desde 2011 se prendieron solo nueve reactores y se apagaron 21.

"De las 59 unidades en construcción en el mundo, por lo menos 18 tienen demoras de varios años, mientras que los restantes 41 proyectos comenzaron en los últimos cinco años o no llegaron a las fechas previstas para su inicio, lo que hace difícil predecir si cumplirán con el cronograma", añadió Schneider.

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