La fantasía que se tiene sobre la selva tropical húmeda de la Amazonia poco tiene que ver con la carretera brasileña BR-163. Desde ella, de su exuberante flora solo se atisban algunos manchones de árboles y campos áridos, mientras cientos de camiones la transitan y convierten algunos tramos en una continua polvareda, según comprobó IPS en este video reportaje.
En la ciudad de Santarém, en el norte de Brasil, confluyen complejos portuarios considerados estratégicos por el gobierno. Pero lo que para unos es una oportunidad de desarrollo, para otros es la transformación irremediable de esta preservada región de la cuenca amazónica.
En este pequeño pueblo del norte de Brasil, en la ribera del río Tapajós, un gran afluente del Amazonas, el sueño del oro fue sustituido por el de los puertos, desde que se instaló aquí un terminal de transbordó para el transporte fluvial de soja y maíz hacia el Atlántico y de ahí a sus lejanos mercados.
Tres grandes silos tapan la vista desde Santarém a las aguas del imponente río Tapajós, en su confluencia con el río Amazonas, mientras las embarcaciones tradicionales malconviven con grandes buques cargueros. Son algunas de las consecuencias de la instalación de un complejo portuario en esta ciudad del norte de Brasil.
La nueva represa “va a llenar el río, y los animales, los peces, se acabarán…todo desaparecerá”, dice con pesadumbre Delsiano Saw, maestro de esta aldea de los indígenas munduruku asentada en la ribera del río Tapajós, donde se va a instalar una central hidroeléctrica, en la Amazonia brasileña.
En su parcela de nueve hectáreas, en el municipio de Belterra, en el norte de Brasil, José de Souza ha visto cómo sus cosechas de hortalizas y bananas languidecen, desde que su finca comenzó a ser rodeada por productores de soja, un cultivo exótico de la Amazonia, que ha actuado como una plaga para los agricultores familiares de la zona.
En el oeste del estado de Pará, en el norte de Brasil, la construcción de un complejo logístico portuario, destinado a exportar soja a través de la cuenca amazónica, expulsó a miles de campesinos de sus tierras, que ahora se dedican a ese monocultivo.
Para el megaproyecto de Belo Monte llegaron demasiado tarde. Pero algunas actuaciones podrían mejorar la imagen de las centrales hidroeléctricas que aprovechan los ríos amazónicos en Brasil, convirtiéndolas en un factor de desarrollo local efectivo.
En Brasil agua y electricidad van unidos, así que dos años de lluvias escasas dejaron a decenas de millones de personas al borde del racionamiento hídrico y energético, fortaleciendo los argumentos contra la deforestación de la Amazonia.
Organizaciones ecologistas aumentan la presión para que las autoridades de Estados Unidos concluyan la investigación de una empresa acusada de importar madera talada de forma ilegal y determinen las responsabilidades en el caso, lo cual podría repercutir en el comercio maderero mundial.
El mundo pierde con rapidez los últimos bosques vírgenes. La mayor parte de este fenómeno se registra en Canadá, no en Brasil ni en Indonesia, dos países que fueron titulares en los últimos tiempos por la gravedad de la deforestación que estaban experimentando.
Davi Kopenawa, máximo dirigente del pueblo yanomami en la Amazonia brasileña y reconocido internacionalmente por su lucha contra la invasión a su territorio de terratenientes y mineros ilegales, pelea ahora una nueva batalla, esta vez contra las amenazas de muerte a él y su familia.
Los habitantes de Venezuela soportan el racionamiento del servicio de agua potable, y en algunas zonas una pésima calidad del líquido, pese a que este territorio es bañado por 520 ríos de gran longitud.
El juicio oral que acaba de abrirse a 52 indígenas y mestizos por la masacre de 2009 en la noroccidental ciudad peruana de Bagua pone a prueba la independencia y la capacidad de impartir justicia de los tribunales de este país.
La deforestación, especialmente en los Andes de Bolivia y Perú, es lo que más eriza las inundaciones en la cuenca del río Madeira, que este año adquirieron rango de catástrofe en la Amazonia boliviana y en su desaguadero brasileño.
Un aumento extraordinario de las lluvias, el cambio climático, la deforestación y, como novedad, dos represas brasileñas se señalan como origen de las mayores inundaciones de la zona amazónica de Bolivia desde que existen registros, según diferentes fuentes consultadas por IPS.
A bordo de lanchas rápidas, improvisando campamentos o en tratos con las comunidades indígenas, es ostensible la presencia de las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en la Amazonia de Venezuela.