André Pereira

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, durante la firma de una nueva ley, el 6 de octubre en Brasilia, mientras el cerco opositor en su contra busca que lo que rubrique sea su renuncia o un juicio político la desaloje del Palacio de Planalto, sede del gobierno. Crédito: Roberto Stuckert Filho/PR

En Brasil se agrava la crisis de desenlace imprevisible

Brasil sufre sobresaltos casi diarios, hace varios meses, que mantienen al país en tensión permanente, impotente ante el agravamiento de la crisis económica y los descaminos de la política nacional.

Una multitud, calculada en 210.000 personas por el Instituto Datafolha y en un millón por la policía, participó en la metrópoli de São Paulo en las protestas contra la presidenta Dilma Rousseff y la corrupción el 15 de marzo, cuando se produjeron manifestaciones similares en todos los estados de Brasil. Crédito: Fotos Públicas

Protestas agravan incertidumbres en el Brasil de las crisis

Brasil incorporó las manifestaciones callejeras como un dato nuevo en sus variadas crisis, cuya sinergia dificulta una respuesta del gobierno maniatado por la necesidad de un ajuste fiscal, que a su vez avivaría las protestas.

Detalle de una protesta de profesores y estudiantes en la ciudad de Curitiba el 12 de febrero, contra los recortes en el sector de educación en el sureño estado de Paraná, dentro de las medidas de austeridad en Brasil. Hay temor de que vuelvan las grandes movilizaciones a las calles del país. Crédito: Orlando Kissner/ Fotos Públicas

Política brasileña entra en círculo vicioso

El enredo de aristas políticas en que se metió la presidenta Dilma Rousseff dificulta la ejecución de medidas para superar los problemas económicos de Brasil, y viceversa.