Dos tercios de la población mundial se proyecta que vivirán en ciudades en ciudades en 2050. Un proceso que ya está provocando una presión adicional sobre los bosques, incrementando sus talas para incrementar la producción agrícola.
Las próximas décadas serán cruciales para conformar e implementar una agenda transformadora de la tierra que logre una neutralidad en su degradación, de acuerdo con las autoridades y científicos de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD).
En otra violación de las leyes internacionales y sus propios valores humanos, 28 países europeos acaban de acordar con Turquía abrir un nuevo "bazar" de refugiados, esta vez utilizando el viejo sistema de trueque: iraquíes y afganos a cambio de sirios y algo de dinero.
El domingo 1 de noviembre Turquía acudirá a las urnas por segunda vez este año, para elegir a los 550 legisladores de su Gran Asamblea Nacional, en elecciones anticipadas convocadas por el presidente Recep Tayyip Erdogan a finales de agosto.
Atrapados en la escalada de la violencia entre el gobierno de Ankara y el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), los lugareños de este bastión de la guerrilla sufren impotentes los ataques constantes de la aviación turca.
Los ministros de Economía y los presidentes de los bancos centrales de las 20 mayores economías del planeta se comprometieron a "promover un entorno económico global favorable para los países en desarrollo en la aplicación de sus agendas de desarrollo sostenible".
"Roj bas, Kurdistán (Buenos días, Kurdistán)", saluda Rudi Mohamed a la audiencia, con el temple de un periodista veterano. Pero lo cierto es que casi nadie en esta estación de televisión tenía experiencia alguna en comunicación antes de la guerra.
Desde 2004, la Comisión Independiente sobre Turquía (CIT) examina atentamente la evolución interna de ese país, así como las relaciones entre Ankara y la Unión Europea (UE). El 7 de abril la CIT presentó su tercer informe, titulado Turquía en Europa: Los cambios indispensables.
La decisión del Gobierno Regional de Kurdistán (GRK) en Iraq de enviar su primer cargamento de petróleo a Europa por el puerto de Ceyhan, en el sur de Turquía, fue recibida con reacciones encontradas por las diferentes partes involucradas.
La creciente crisis ucraniana coloca a Turquía en una difícil posición diplomática. Ankara tiene en juego los compromisos con sus aliados occidentales y sus parientes culturales, los tártaros de Crimea, que se contraponen a su relación económica y política con Moscú.
Tras ganar espacios de autonomía al calor de la guerra civil de Siria, los kurdos del norte de este país denuncian ahora una política de asfixia a manos de Turquía y el gobierno de la vecina Región Autónoma Kurda de Iraq.
Azerbaiyán parece estar uniéndose a la campaña del primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, en contra de un movimiento religioso liderado por el clérigo islámico Fethullah Gülen, radicado en Estados Unidos.
La crisis en la península ucraniana de Crimea obliga a Turquía a un delicado equilibrio: se siente responsable por la protección de la minoría tártara, pero no desea afectar sus relaciones económicas con Rusia.
Osman Faruk Logoglu, vicepresidente de la principal fuerza opositora de Turquía, el Partido Republicano del Pueblo (CHP), cree que el primer ministro Recep Tayyip Erdogan debe disculparse en persona por la respuesta policial lanzada contra una protesta que lleva más de una semana.
“Paz en casa, paz en el mundo”, es el lema oficial de la República de Turquía. Acuñado en 1931 por su fundador, Mustafa Kemal Atatürk, implica una relación causal, pero los hechos de esta semana en Estambul y otras ciudades del país sugieren que la causalidad también puede funcionar en orden inverso.
Pocos imaginaban que el acto simbólico de un pequeño grupo de ecologistas de pararse frente a las topadoras en el parque Gezi, uno de los últimos espacios verdes de esta ciudad turca y donde está prevista la construcción de un centro comercial, tuviera tan grandes repercusiones.