En el conflictivo Medio Oriente, las minorías étnicas o religiosas son amenazadas, atacadas y expulsadas de sus países de origen por organizaciones extremistas como Al Qaeda y Estado Islámico (EI).
La nueva fuerza de paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a República Centroafricana podría frenar la violencia a largo plazo, pero no resolver la grave crisis humanitaria que ya sufre ese país.
Tener acceso a la población de República Centroafricana, que padece lo que la ONU llama “limpieza étnico-religiosa”, una estructura estatal inexistente y una “brutalidad sectaria inaceptable”, es una tarea difícil y a veces mortal para los trabajadores humanitarios.
Abdul Karim llegó a la fronteriza localidad camerunesa de Garoua-Boulai desde la República Centroafricana a fines de febrero, como parte de una nueva oleada de refugiados.
La Unión Africana (UA) se prepara para desplegar miles de soldados en República Centroafricana, donde un conflicto mortal se ha salido de control.