Tras la expulsión del Talibán de Kabul por las fuerzas estadounidenses en 2001, sus combatientes se refugiaron en Pakistán y, a los pocos años, pasaron a controlar los siete distritos de las fronterizas Áreas Tribales bajo Administración Federal. Pero eso ya es historia.
Balwan Singh, un comerciante sij de 84 años que vive en la provincia pakistaní de Jyber Pajtunjwa, ya superó hace rato la edad para retirarse, pero todas sus ilusiones de pasar sus años dorados en paz y seguridad se hicieron trizas.
Los habitantes de la agencia de Jyber, una de las siete que integran las norteñas Áreas Tribales Administradas Federalmente (FATA) de Pakistán, están entre la espada y la pared: cualquier cosa que elijan hacer ahora puede conducirlos a la muerte, aseguran.
Para las niñas que viven en las regiones tribales del norte de Pakistán, la lucha por la educación comenzó mucho antes del día en que miembros del radical movimiento Talibán balearon en la cabeza a una estudiante de 15 años de edad, y sin duda continuará por mucho tiempo.
Imagine caminar casi todo un día bajo un sol abrasador con sus pertenencias a cuestas. Imagine huir en la mitad de la noche mientras los bombardeos aéreos destruyen su pueblo. Imagine llegar a un campamento de refugiados sin agua corriente ni baños y con poca comida. Ahora imagine que es una mujer embarazada en Pakistán.
Muhammad Tufail, de 22 años, es voluntario en la norteña provincia de Jyber Pajtunjwa del brazo humanitario de una organización que el gobierno de Pakistán considera terrorista.
Shaukat Ali, un comerciante oriundo de Miramshah, en la agencia de Waziristán del Norte de las Áreas Tribales Administradas Federalmente (FATA) de Pakistán, está sentado fuera de un refugio improvisado con sus 10 familiares, y parece agotado.
Desafiando las amenazas del movimiento islamista Talibán, una nueva ola de estudiantes llega a las escuelas del conflictivo norte pakistaní.
Más de 300 ataques de Estados Unidos con aviones no tripulados (drones) mataron a 2.160 combatientes islámicos y 67 civiles en Pakistán desde 2008, según el Ministerio de Defensa de este país asiático. Pero habitantes de las áreas afectadas cuestionan esas cifras.