Si usted recorre las calles de la capital chilena, Santiago, notará que se está llevando a cabo una rápida transición hacia el transporte de cero emisiones. En menos de dos años, han llegado 776 autobuses eléctricos a batería. Esto es sólo el comienzo. Hoy en día cerca de
2000 autobuses eléctricos están funcionando en las calles de América Latina.
La electrificación del transporte, aún limitada en América Latina pese a sus beneficios urbanos, tiene la oportunidad de acelerarse durante la recuperación económica pospandemia, cree Adalberto Maluf, presidente de la Asociación Brasileña del Vehículo Eléctrico (Abve).
Chile tiene hoy la mayor flota de autobuses eléctricos de América Latina y el Caribe. A principios de este año, 200 unidades salieron a las calles de Santiago como parte de un plan para reducir las emisiones y la contaminación del aire.
Sustituir poco a poco el petróleo por la energía eléctrica en el transporte público es la apuesta de Uruguay, que actualmente evalúa el rendimiento y los costos de incorporar esa tecnología.