Una aguda conciencia sobre la intersección de nuestro ecosistema y la acelerada desestabilización del clima está ayudando a cambiar el relato de la acción climática y puede ayudarnos a pasar de ser contaminadores a convertirnos en protectores del clima, asegura Marco Lambertini, director general del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
El oportunismo económico ante la pandemia covid-19 impulsa la deforestación en los países con los mayores bosques tropicales del mundo, Brasil, Colombia, Indonesia, Perú y la República Democrática del Congo, denunció este jueves 18 la organización ambientalista británica Forest Peoples Programme (FPP).
América Latina ya ha perdido más de 40 por ciento de servicios naturales o ecosistémicos proporcionados por los mamíferos, y el proceso se está acelerando con graves consecuencias para los bosques y las personas que los habitan, halló un nuevo estudio.
Actividades como la agricultura, la ganadería y la generación de energía están transformando los paisajes terrestres. Los bosques y su biodiversidad están siendo rápidamente eliminados alrededor del mundo, sin darnos cuenta de que estamos amenazando nuestra propia supervivencia. ¿Es posible diseñar paisajes amigables donde la biodiversidad y los humanos podamos coexistir de forma sostenible?
La contemplación de un fuego, ya sea en la chimenea o al calor de una hoguera, suele conducir a lo que
Octavio Paz llamaba un sentimiento de fraternidad con el universo. Una fraternidad que nos invade al dejarnos absorber por el baile de las llamas o al escuchar los chasquidos de la leña ardiendo, consecuencia de las
burbujas de agua que explotan y se convierten en vapor.
La necesidad de conservar y proteger los bosques del mundo es clara y urgente. Las poblaciones indígenas como la kichwa, de la Amazonia, han reconocido la necesidad de tomar medidas para prevenir los terribles efectos del cambio climático, la deforestación y los impactos en las especies.