La deforestación, especialmente en los Andes de Bolivia y Perú, es lo que más eriza las inundaciones en la cuenca del río Madeira, que este año adquirieron rango de catástrofe en la Amazonia boliviana y en su desaguadero brasileño.
De granero del mundo, en el siglo pasado, a gran cantero de megaproyectos internacionales de infraestructura, energía y minería, América del Sur se enfrenta a un nuevo dilema: impulsar su economía con la promesa de reducir la desigualdad, a cambio de costos sociales y ambientales que ya pasan factura.