La democracia amenazada en una cantidad creciente de países, millones de muertos por la covid-19 y otras grandes crisis mundiales urgen a una renovación del Foro Mundial Social (FSM) para que protagonice acciones políticas en los procesos claves, según la conclusión de algunos de sus destacados miembros.
Los movimientos sociales, activados por la batalla en torno a la inhabilitación de la presidenta Dilma Rousseff, alimentan las esperanzas de la reconstitución del sistema político de Brasil, convertido en tierra arrasada por los escándalos de corrupción.
La crisis que atormenta a los brasileños es básicamente política y no permite vislumbrar una salida. Es el fin de un ciclo, según variados análisis, pero no hay indicios de que se esté gestando algo nuevo.
¿Habrá llegado a su fin el modelo implantado en Brasil por el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva en 2003, que integró una política económica considerada neoliberal y un Estado activo en redistribuir el ingreso y promover la inclusión social?