Las tensiones derivadas del comienzo de la unificación monetaria, el peor momento de la pandemia de covid y un posible mejoramiento de las relaciones con Estados Unidos marcan para Cuba el inicio de otro año signado por múltiples desafíos.
La jubilada María Josefa Peñalver dejó atrás la depresión y volvió a socializar gracias al proyecto de teleasistencia Acompáñame, que incentivó formas de cuidados y acompañamiento a distancia durante el aislamiento por la covid en la capital de Cuba.
El triunfo del demócrata Joe Biden en las elecciones presidenciales de Estados Unidos abre las puertas a la recomposición de las relaciones diplomáticas con Cuba, deterioradas durante la administración del mandatario saliente, Donald Trump.
Las medidas del gobierno de Estados Unidos contra el envío de remesas a Cuba, adoptadas al final de la campaña presidencial en ese país y con fines aparentemente electorales, agregan tensiones a las familias afectadas por el embargo, las deficiencias del modelo económico de la isla y los efectos de la pandemia de covid-19.
El tránsito a la etapa poscovid además de deseada y necesaria, supone desafíos para el sector privado en Cuba con reservas agotadas tras meses de inactividad, dificultades en el acceso a insumos y disposiciones legales que aún limitan su pleno desarrollo.
Nuevos emprendimientos en Cuba reutilizan materiales de desecho como madera y plástico para elaborar artículos utilitarios, una apuesta por el reciclaje en un país que podría tener en esta actividad, aún en ciernes, una importante fuente de recursos de manera sostenible.
La estrategia trazada para impulsar su economía, sumida en una crisis agravada por el impacto de la covid-19, impone al gobierno de Cuba, entre otros retos, avanzar en reformas aún pendientes de un plan aprobado hace una década.
RCJ Radio El Sonido de la Esperanza es la primera emisora católica de Cuba que trasmite en línea las 24 horas, una apuesta de un grupo de jóvenes comunicadores para expandir el mensaje de la Iglesia mediante las nuevas tecnologías.
El sistema sanitario y el desarrollo científico de Cuba en ese campo tienen ante sí el desafío y la oportunidad de demostrar su capacidad de respuesta a una pandemia como la del coronavirus que impacta inclusive al mundo altamente desarrollado.
Carlos Restrepo desgrana las horas en la incertidumbre: integra el pelotón de miles de emigrantes cubanos concentrados en Ciudad Juárez, en la militarizada frontera mexicana con Estados Unidos, a la espera de la entrevista para solicitar asilo en ese país.
Cuando cae la tarde de un sábado de agosto, apenas dos mesas permanecen vacías en el restaurante privado La Farmacia, ubicado en el Callejón de los Peluqueros, una calle peatonal de La Habana Vieja repleta de emprendimientos dirigidos a los turistas internacionales.
El gobierno de Cuba estudia las experiencias de otros países para encauzar que aporten beneficios colectivos las remesas que anualmente llegan a la nación caribeña desde Estados Unidos, Europa y otras regiones donde se asientan más de un millón y medio de emigrantes.
Para enfrentar la grave crisis que atraviesa Cuba, su gobierno decidió un aumento salarial para el vulnerable sector presupuestado, el de los trabajadores de la administración central del Estado, dentro de un paquete de nuevas medidas destinadas a continuar las reformas e impulsar la deprimida economía local.
Sorpresa, escepticismo, moderada esperanza y, sobre todo, dudas y preguntas, provocó la aclaración oficial de que las personas emigrantes de Cuba pueden invertir en grandes proyectos estatales, acogiéndose a una ley de 2014, que no pone restricciones al origen del capital extranjero.
Si bien el objetivo se mantiene dentro del programa de reformas, la eliminación del antiguo sistema de distribución racionada de productos en Cuba parece alejarse de las posibilidades del país, obligado a reducir sus importaciones de alimentos por iliquidez financiera.
Cuba inició 2019 entre sentimientos encontrados de su población, en los cuales se entrecruzan desde la esperanza hasta la preocupación, desaliento y un moderado optimismo ante la marcha de una economía que no acaba de traer mejoría a sus vidas.
El aire y la luz del sol se cuelan por las oquedades en la desgastada puerta de la casa de Myrna Padrón, quien desde marzo emprendió un proyecto en su barrio de la capital cubana a favor del reconocimiento de las personas negras y mestizas.