La Organización de las Naciones Unidas (ONU) es criticada por destacar la violación de derechos humanos de algunos Estados, en su mayoría no occidentales, e ignorar las infracciones cometidas en ese sentido por las grandes potencias.
Osman Ali, propietario de una tienda de electrónica en la capital de Somalia, está en apuros desde que la organización terrorista islámica Al Shabaab obligó a la mayor firma de telecomunicaciones de este país a cancelar su servicio de Internet móvil.
Altos diplomáticos y funcionarios militares de Estados Unidos urgen a los gobiernos africanos y de Occidente a intensificar la lucha mundial contra la caza furtiva e ilegal, cuando crecen evidencias de que esta actividad se usa para financiar organizaciones delictivas y terroristas en varias partes de África.
El debate sobre el desempleo estructural, la automatización y el crecimiento económico sin empleos se inició en la década de 1960, cuando las fábricas de automóviles comenzaron a reemplazar a los obreros con robots.
Más de 300 ataques de Estados Unidos con aviones no tripulados (drones) mataron a 2.160 combatientes islámicos y 67 civiles en Pakistán desde 2008, según el Ministerio de Defensa de este país asiático. Pero habitantes de las áreas afectadas cuestionan esas cifras.
El bloqueo en Pakistán a los suministros destinados a las fuerzas de la OTAN en territorio afgano, impulsado por el jugador de cricket devenido en político Imran Jan, está golpeando duro al comercio fronterizo, alertan empresarios y camioneros.
Redoblando su resistencia a los ataques con aviones no tripulados (drones) en Pakistán, el popular jugador de cricket devenido gobernador Imran Jan amenazó con bloquear los suministros de las fuerzas de la OTAN en Afganistán a través de la provincia de Jyber Pajtunjwa, donde su partido lidera una coalición de gobierno.
Estados Unidos prepara con meticulosidad su retiro de Afganistán para 2014, pero claramente omitió el impacto que tendrán sus ataques con aviones no tripulados sobre las áreas tribales del vecino Pakistán en su tan mentada propuesta.
El continuo zumbido de aviones no tripulados basta para que los residentes de la Agencia de Waziristán del Norte, en Pakistán, habitualmente no quieran salir de sus casas. Sin embargo, últimamente han comenzado a aventurarse fuera de sus humildes viviendas de barro y piedra pese a la persistente amenaza aérea.