La jubilada María Josefa Peñalver dejó atrás la depresión y volvió a socializar gracias al proyecto de teleasistencia Acompáñame, que incentivó formas de cuidados y acompañamiento a distancia durante el aislamiento por la covid en la capital de Cuba.
El cuidado de las personas que envejecen es una oportunidad para el crecimiento del empleo y de la economía en América Latina y el Caribe, señaló este miércoles 4 un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El envejecimiento, la informalidad y los cambios tecnológicos avanzan como desafíos para mejorar la cobertura, la calidad y la sostenibilidad de la protección social en los países latinoamericanos, apuntó un informe divulgado este martes 3 por CAF, el banco de desarrollo de América Latina.
Más de 600 madres cubanas cumplieron su sueño de tener casa propia ya sea recién construida o remodelada, como parte de un plan gubernamental que busca estimular la procreación en este país de muy baja tasa de natalidad y acelerado envejecimiento de su población.
La covid-19 es devastadora para las personas mayores. Las cifras son asombrosas, más de 80 por ciento de las muertes por coronavirus en Estados Unidos y el este de Asia ocurrieron entre adultos de 65 años o más. En Europa y Australia las cifras son aún más altas, 94 y 97 por ciento de los fallecidos fueron mayores de 60 años.
Venezuela tiene a 65 por ciento de sus hogares sumidos en la pobreza, su perfil de nutrición e ingresos se compara con el de países africanos y es de lejos el peor de América del Sur, según mostró la versión 2020 de un estudio sobre su población conducido por universidades desde 2014.
La estructura de edad de la población de América Latina, cuyo promedio de edad se encuentra entre la de África (más joven) y la de América del Norte y Europa (más cantidad de mayores de 60 años), podría explicar por qué la covid-19 está afectando principalmente al grupo comprendido entre los 25 y 59 años.
Desde hace décadas se habla mucho sobre las consecuencias de la superpoblación y poco sobre los riesgos de la baja natalidad y el envejecimiento de la población, fenómenos que comienzan a afectar a Japón.
Trabajó sin parar durante 40 años. Cuando se jubiló, no supo qué hacer con su tiempo libre. “Estar en casa todo el día y solo pendiente de lo que había llegado a la bodega (mercado), no es para mí”, dijo una residente en la capital cubana.
Un nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) analiza las nuevas y grandes tendencias en América Latina y el Caribe, como la transformación estructural de la agricultura y los cambios que la urbanización ha generado en los sistemas de producción y distribución de alimentos.
La mayoría de las madres del municipio más joven de Cuba, Yateras, batallan cada día, entre empinadas montañas y extensas plantaciones de café, con proles de tres y cuatro hijos, lo que duplica la tasa de fecundidad promedio en el país, de 1,72 nacidos por mujer.
Cuba estrena un paquete de normas para la promoción y la protección de la maternidad de las mujeres trabajadoras, que son vistas como positivas pero insuficientes, por no incluir medidas que estimulen la poca participación masculina en el cuidado los hijos.
Fuera y dentro de Cuba se conocen el próspero balneario de Varadero y los pozos de petróleo en las tierras de la zona. Pero apenas se sabe de Cárdenas, a 150 kilómetros al este de La Habana, donde están enclavadas todas esas riquezas.
Cada vez más gobiernos quieren aumentar las tasas de natalidad de sus países, preocupados por las consecuencias del declive demográfico y el envejecimiento de la población, sobre todo con respecto al crecimiento económico, la defensa nacional y las pensiones y la atención sanitaria de sus adultos mayores.
Las mujeres tienen menos de dos hijos en promedio en 83 países, casi la mitad de la población mundial. Y en algunos otros como Alemania, Italia, Japón, Polonia, Singapur, Corea del Sur y España, la fecundidad se acerca a un hijo por mujer, lo que está por debajo del nivel de reemplazo.
Kenia ha tomado importantes medidas para asegurarse de que los adultos mayores no caigan en la extrema pobreza, pasen hambre y terminen muriendo por esas causas.
Al mejorar la calidad de vida, los avances en la tecnología y la medicina y disminuir la mortalidad entre adultos mayores, el siglo XXI es testigo del aumento del número de personas centenarias.