El Foro Económico Mundial (FEM) no deja de sorprendernos. En su
informe sobre los riesgos globales para la economía mundial de este año subrayó que la economía no supone ningún riesgo para la economía. Los riesgos para la economía son fundamentalmente ambientales.
Se espera que las chicas del grupo étnico pokot, en Kenia, se enfrenten al cuchillo con que van a cortar sus genitales completamente desnudas y solo revestidas con su coraje. Para inspirar confianza, sus padres se sientan a pocos metros de ellas con una lanza en la mano.
La srilankesa Wathsala Marasinghe, de 33 años, esperaba que su educación de avanzada y las políticas de empleo impulsadas por el gobierno de esta nación insular le servirían para buscar trabajo. Pero la realidad era otra y ahora se siente decepcionada por un “sistema perverso”.
Las muy contemporáneas novelas medievales del galés Ken Follett transportan a un tiempo en que los ricos lo tenían todo, y los pobres no se tenían ni siquiera a sí mismos.
La creciente desigualdad de ingresos amenaza la estabilidad social en países de todo el mundo. Y esto no lo dicen revolucionarios de izquierda, sino el Foro Económico Mundial (FEM).