América Latina es la región del mundo donde los gobiernos más decididamente han apoyado a la causa de Gaza ante la metralla de Israel, con el retiro de algunos embajadores de Tel Aviv y duros pronunciamientos de varios presidentes contra los ataques al pueblo palestino.
Durante una cumbre de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), jefes de Estado y de gobierno aprobaron por unanimidad en 2005 una resolución que reafirmó el principio de “responsabilidad de proteger”, destinado a asegurar la protección de la población civil de los crímenes de guerra, las atrocidades en masa, el genocidio y la limpieza étnica.
Activistas proisraelíes de Estados Unidos declararon su apoyo incondicional a la campaña militar de Israel en la Franja de Gaza, en un encuentro multitudinario celebrado en esta capital al que asistió una larga lista de legisladores y diplomáticos cuyos discursos minimizaron las tensiones entre los gobierno de los dos aliados.
A medida que la mortandad y la destrucción recrudecen en Gaza y se reiteran las amenazas entre el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el movimiento islamista Hamás, los principales actores regionales y mundiales deben aceptar una verdad central: la paz entre Israel y Palestina no será posible sin la inclusión de Hamás.
El único órgano político y con capacidad de decisión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se mantiene impotente y casi paralizado frente al conflicto armado entre Palestina e Israel, mientras el número de muertos sigue subiendo en Gaza y se redoblan las acusaciones de crímenes de guerra contra el gobierno israelí.
El abrumador poder de fuego israelí desatado sobre el movimiento armado palestino Hamás en el conflicto en curso en Gaza recuerda a la guerra de independencia de Argelia (1954-1962), cuando Francia, la potencia colonial, utilizó su superioridad militar para atacar a la insurgencia.
El sistema de derechos humanos de la ONU se estremeció otra vez ante las evidencias de la impunidad con que actúan los protagonistas del prolongado conflicto de Medio Oriente, agravado desde el 8 de Julio por los sangrientos ataques de Israel a la franja de Gaza.
Los 15 días de bombardeos a los que Israel ha sometido ya al norte de Gaza obligaron a miles de civiles a huir de sus hogares y a buscar refugio en las escuelas gestionadas por la Agencia de la Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA).
“Cuando concluí mis estudios me sumé a los miles de egresados en la lista de los desempleados. Luego leí sobre un proyecto que ofrecía una incubadora de tecnología para proyectos juveniles, me anoté, me aceptaron y ahora ya no estoy en esa lista”, resumió a IPS el empresario de productos informáticos Yasser Younis.
La formación de un nuevo gobierno de unidad en Palestina entre Fatah y Hamás es una estación importante en el camino hacia la reconciliación, “pero todavía quedan muchas estaciones por alcanzar antes de conquistar la verdadera unidad basada en la asociación entre todos los palestinos”.
El conflicto aparentemente sinfín de Medio Oriente desvía la atención y los recursos de una amenaza más grave que se cierne sobre toda esa región a largo plazo, la creciente escasez de agua. Y la situación va a empeorar antes de mejorar, si alguna vez lo hace.
El intento de reconciliación entre las dos mayores fuerzas políticas de Palestina, Fatah, que controla Cisjordania, y Hamás, que gobierna la franja de Gaza, podría cambiar el equilibrio de Medio Oriente.
Como casi todos en la franja de Gaza, estos seis palestinos están indignados por el bloqueo impuesto por Israel y la miseria que causa. Sin embargo, expresan su ira a través de la música, y sin que esta suene enojada.
La frontera entre Egipto y la franja de Gaza solía bullir de actividad hasta hace pocos meses. Comerciantes hacían ingresar una serie de mercaderías egipcias, desde alimentos hasta materias primas, a través de cientos de túneles.
Mientras esquiva los charcos de agua contaminada con sus zapatos andrajosos, Sabeh, de 14 años, se las arregla para encontrar el camino hasta el mercado del campamento de refugiados de Al Shati, una de las zonas más pobladas y pobres de la ciudad palestina de Gaza.
Los camiones de basura están parados en la ciudad de Gaza por una falta de combustible que afecta todos los aspectos de la vida diaria, incluyendo los servicios esenciales. Por eso, los burros han vuelto a las calles.
Hay posibilidades reales de lograr la paz entre israelíes y palestinos, a pesar de que los obstáculos son mayores que en el pasado, al menos según el expresidente estadounidense Jimmy Carter (1977-1981), quien participó en la conferencia: “¿Se puede salvar la solución de dos estados?”.