La falsificación de la facturación comercial cuesta cada año miles de millones de dólares de ingresos fiscales a cinco países africanos y facilitó el flujo financiero ilícito de al menos 60.800 millones de dólares entre 2002 y 2011.
Zainab Abubakar se dedica a salvar vidas de niños y niñas. Hace pocos años era una mujer común, sin formación médica, que vivía en la rural localidad de Kpilo, en la Región Norte de Ghana.
Las crisis en Malí y en Costa de Marfil generaron un enorme número de refugiados en África occidental, y la nueva ola de violencia en ciernes podría impedir que estos regresen a sus hogares en el corto plazo.
Que los bancos den la espalda a las mujeres, sobre todo si son pobres y viven en zonas rurales, no es ninguna novedad. Pero sí es nuevo que esas mujeres se organicen y creen su propia cooperativa bancaria, como está ocurriendo en el norte de Ghana.
Con lágrimas en sus mejillas, la joven Zainab Salifu hacía fila en la unidad de atención de fiebres en el Hospital Universitario de Tamale, en el norte de Ghana. Más temprano, había recibido un diagnóstico positivo de VIH.
La joven Fizer Boa, de 20 años, se mudó a la capital de Ghana para trabajar en el mercado local Abobloshie como porteadora, o “kayayei ". Desde entoces, duerme por allí mismo al raso.
Los avisos de propiedades en alquiler están por todos lados en la capital de Ghana. Pero en cada letrero hay una advertencia: cuídese de los agentes corruptos.
Este martes 19 se celebró el Día del Género en la COP 19, y muchas actividades realizadas en la capital polaca se concentraron en ese tema transversal y su relación con el cambio climático.
Es un día hábil, pero Musah Razark Adams, un adolescente de 13 años que cursa quinto grado de escuela en la norteña localidad ghanesa de Wuba, está parado en un arrozal blandiendo una honda, listo para tirarles a los pájaros.