El comedor de la Parroquia de San Gerardo, en el estado mexicano de Guerrero, está convertido en un memorial del espanto. Largas filas de fotografías cubren las paredes del galerón. Son decenas de rostros de personas ausentes, desaparecidas, raptadas y extraídas de su vida sin dejar rastro.
Casi un año después de la desaparición forzada de 43 estudiantes rurales en México, las investigaciones del gobierno retornaron al punto de partida, luego de que un grupo de expertos independientes desmontó todos los argumentos de la tesis oficial.
Carlos Trujillo sigue sin rendirse después de años de recorrer sin desmayo hospitales, morgues, prisiones, cementerios y fosas clandestinas de México, en búsqueda de sus cuatro hermanos desaparecidos.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) despejará el viernes 13 la incógnita de si asumirá su responsabilidad en el dramático caso de las desapariciones de decenas de miles de personas perpetradas en los últimos años en México.
La primera lengua del indígena Celso García, de 51 años, es la mixteca. En su niñez, este padre de uno de los 43 estudiantes desaparecidos hace cuatro meses, tuvo que aprender el español, para desenvolverse entre mestizos, la mayoría dominante en México.