Lo que para Donald Trump era un insulto, para Joe Biden es un reconomiento: el nuevo presidente de Estados Unidos es el
estáblisment en estado puro. No se recuerda otro caso similar de haber llegado a la presidencia con mejor preparación. Se ha pasado casi medio siglo “dentro del beltway”. Se trata del sector ocupado por el Distrito de Columbia, que reclama ser reconocido como estado, rodeado por una enorme autopista. Biden sería perfectamente aceptado como guardia de tráfico, sin pasar por el examen.
La generación de gobernantes que ascendió en Brasil impulsada por la guerra contra la corrupción, en 2018, sufre las primeras bajas tras ensuciarse su reputación de incorruptibles y religiosos.
Con nueve militares, casi todos generales retirados, dentro de un gabinete de 22 ministros, ¿prepara el presidente Jair Bolsonaro un gobierno autocrático o busca asegurarse un poder decadente con guardaespaldas calificados?
Este será un año recordado sin nostalgia por los brasileños, incluso por la mayoría triunfante en el proceso de inhabilitación de Dilma Roussef, culminado con la destitución de la ahora expresidenta el 31 de agosto.
La destitución de la ya expresidenta Dilma Rousseff, este miércoles 31, cierra un capítulo turbulento de la crisis de Brasil, pero no despeja las incertidumbres que amenazan la política y la economía de la potencia latinoamericana.
Cruzar Brasil desde su extremo norte al punto más al sur, caminando y empujando una silla de ruedas, hizo de José Castro el gran impulsor de la creación de un partido volcado a los derechos de las personas discapacitadas.
“Acá todo parecía ser aún construcción y ya es ruina”, dice una vieja canción del famoso músico Caetano Veloso. El verso sirve bien para ilustrar lo que le acontece al nuevo gobierno de Brasil presidido por Michel Temer, en funciones desde el 12 de mayo.
Marta vive muy deprimida desde el 12 de mayo, cuando la presidenta Dilma Rousseff fue suspendida de sus funciones para responder a un juicio de inhabilitación ante el Senado. Llora cada vez que escucha noticias políticas, omnipresentes actualmente en Brasil.
La economía será el eje central de la política exterior del nuevo gobierno de Brasil, aún interino y en búsqueda de encauzar una crisis fiscal que contribuyó en forma decisiva a abrir un juicio de inhabilitación a la suspendida presidenta Dilma Rousseff.
Siempre enfundado en trajes oscuros, comedido y formal en su monótona oratoria, el nuevo presidente Michel Temer, por ahora interino, refleja bien la baja representatividad actual del sistema político en Brasil.
En política, lo que vale es la versión, no el hecho, dijo el fallecido político Gustavo Capanema, ministro de Educación durante un período dictatorial de Brasil, hace más de siete décadas.
Brasil tuvo hasta ahora dos economistas en la Presidencia del país y los dos son los únicos alejados del poder por procesos de inhabilitación, cuyo trasfondo, paradójicamente, fueron sus fracasos económicos.
Los movimientos sociales, activados por la batalla en torno a la inhabilitación de la presidenta Dilma Rousseff, alimentan las esperanzas de la reconstitución del sistema político de Brasil, convertido en tierra arrasada por los escándalos de corrupción.
Un nuevo elemento irrumpió este jueves 5 en la crisis de Brasil, cuando la corte suprema suspendió como diputado a Eduardo Cunha, considerado “el político más odiado” del país, apenas 17 días después de que cumpliese un rol decisivo en el proceso de inhabilitación de la presidenta Dilma Rousseff.
Calificar como golpe de Estado el proceso de inhabilitación de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, probablemente no evitará su destitución, pero podrá asegurar a sus defensores una versión movilizadora de la derrota.
La primera presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ahora amenazada de inhabilitación por el parlamento, frustró las esperanzas de que una mujer al frente del poder promoverían un empoderamiento de las mujeres, especialmente en la política.
La presidenta Dilma Rousseff parece, como se calificó ella misma hace poco, “una carta fuera de la baraja” del poder, ante la abrumadora derrota sufrida el domingo 17 en la Cámara de Diputados. Pero es tan complejo el enredo de la crisis política en Brasil que su desenlace sigue incierto.