La generación de gobernantes que ascendió en Brasil impulsada por la guerra contra la corrupción, en 2018, sufre las primeras bajas tras ensuciarse su reputación de incorruptibles y religiosos.
Líder singular, con tintes de heroísmo, de una generación política en extinción en Brasil, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva enfrenta dos procesos judiciales que pueden poner fin a su carrera.
Marta vive muy deprimida desde el 12 de mayo, cuando la presidenta Dilma Rousseff fue suspendida de sus funciones para responder a un juicio de inhabilitación ante el Senado. Llora cada vez que escucha noticias políticas, omnipresentes actualmente en Brasil.
La economía será el eje central de la política exterior del nuevo gobierno de Brasil, aún interino y en búsqueda de encauzar una crisis fiscal que contribuyó en forma decisiva a abrir un juicio de inhabilitación a la suspendida presidenta Dilma Rousseff.
Siempre enfundado en trajes oscuros, comedido y formal en su monótona oratoria, el nuevo presidente Michel Temer, por ahora interino, refleja bien la baja representatividad actual del sistema político en Brasil.
En política, lo que vale es la versión, no el hecho, dijo el fallecido político Gustavo Capanema, ministro de Educación durante un período dictatorial de Brasil, hace más de siete décadas.
Como muchos esperaban, el senado federal de Brasil inició el 12 de mayo el trámite judicial contra la presidenta, Dilma Rousseff, que la someterá a un juicio político.
Un nuevo elemento irrumpió este jueves 5 en la crisis de Brasil, cuando la corte suprema suspendió como diputado a Eduardo Cunha, considerado “el político más odiado” del país, apenas 17 días después de que cumpliese un rol decisivo en el proceso de inhabilitación de la presidenta Dilma Rousseff.
La primera presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ahora amenazada de inhabilitación por el parlamento, frustró las esperanzas de que una mujer al frente del poder promoverían un empoderamiento de las mujeres, especialmente en la política.
La presidenta Dilma Rousseff parece, como se calificó ella misma hace poco, “una carta fuera de la baraja” del poder, ante la abrumadora derrota sufrida el domingo 17 en la Cámara de Diputados. Pero es tan complejo el enredo de la crisis política en Brasil que su desenlace sigue incierto.
Una pediatra que deja de atender a un bebe por discrepancias políticas con la madre, ciclistas agredidos por usar bicicletas rojas, celebridades hostilizadas por su apoyo al gobierno, son casos de violencia que proliferaron en Brasil últimamente.
La crisis política de Brasil reserva aún muchas sorpresas, empezando por la probable frustración de la amplia mayoría que quiere la inhabilitación de la presidenta Dilma Rousseff, prolongado así la llegada a un desenlace.
A medida que 2015 se acerca a su fin, el pueblo brasileño vive un período de extraordinaria incertidumbre. La recesión parece empeorar día a día. La inflación es alta y exhibe una resistencia inesperada a las políticas monetarias restrictivas que aplica el Banco Central.
“La economía de Brasil es hoy rehén de la crisis política”, impidiendo cualquier expectativa de mejora por lo menos en los dos próximos trimestres, evaluó Luis Eduardo de Assis, exdirector del Banco Central del país.
El proceso de inhabilitación de la presidenta Dilma Rousseff dejó finalmente de ser una amenaza que venía envenenando la política en Brasil. Ahora podrá ser una batalla traumática, pero a la luz del día.
Brasil sufre sobresaltos casi diarios, hace varios meses, que mantienen al país en tensión permanente, impotente ante el agravamiento de la crisis económica y los descaminos de la política nacional.
La moción de juicio político que presentaron legisladores de Somalia contra el presidente Hasan Sheij Mohamud provocó una crisis que podría poner en peligro la frágil estabilidad del país africano, poco antes de las elecciones previstas para 2016.