Kumi Naidoo

El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed (centro con gafas de sol), a quien se le concedió el día 11 el Premio Nobel de la Paz, en un encuentro un día antes con los presidentes de Kenia, Uhuru Kenyatta (corbata roja), el presidente de Uganda, Yoweri Museveni (detrás con sombrero beige). También estuvo presente el presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir, y el presidente de Somalia, Mohamed Abdullahi. Crédito: James Jeffrey / IPS

Autoestima de Etiopia crece con Nobel de la Paz a su gobernante

La autoestima colectiva de Etiopía vive un momento dulce al verse como centro de la atención mundial por una razón, en esta ocasión, positiva: la concesión a su primer ministro, el dinámico Abiy Ahmed, del Premio Nobel de la Paz

Muro exterior de la prisión de Welikada, en Colombo, la capital de Sri Lanka, donde su presidente, Maithripala Sirisena, anunció el restablecimiento de la aplicación de la pena de muerte, tras 40 años suspendida, para los condenados por delitos de drogas. Crédito: Ranmali Bandarage / IPS

Nadie “merece morir” o la injusticia de la pena de muerte

La buena noticia es que su aplicación ha disminuido, pero la mala sigue siendo que el uso «inhumano» de la pena de muerte se mantiene excesivamente común en todo el mundo, reiteró Amnistía Internacional en su último pronunciamiento al respecto.