Al menos 3174 migrantes murieron en el mundo este año en medio de sus esfuerzos por sobrevivir, a pesar de las restricciones de movimientos impuestas para tratar de frenar la covid-19, destacó un informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
“Esta es una crisis sin solución rápida que podría tardar años en resolverse a menos que se realicen esfuerzos concertados para abordar sus causas fundamentales”, asegura Manuel Fontaine, director de Programas de Emergencia del Fondo de las Naciones Unidas par la Infancia (Unicef).
Un proyecto de ley de Myanmar (Birmania), cuyo objetivo oficial es la protección de las mujeres de la violencia, preocupa a los defensores de los derechos humanos y de género por su anacrónica definición de violación o la inexacta terminología de conceptos como consentimiento, gays, bisexuales o transgénero.
Un grupo de mujeres rohinyás defendieron su trabajo y su voz individual y colectiva y llamaron a poner en valor su situación, sus historias y su papel determinante dentro de su comunidad, al mismo tiempo que demandaron su espacio en una realidad que las mantiene más ocultas o las presenta solo como víctimas.
Guardacostas de Bangladesh rescataron el 16 de abril a más de 396 rohinyás hambrientos, que llevaban en el mar dos meses, mientras otros 32 perecieron en la embarcación con la que intentaban llegar a Malasia. En las últimas semanas hay un incremento de travesías de este grupo musulmán que buscan llegar a un país seguro y quedan varados en medio del mar.
Mohammad Rafique, de nueve años, solía recolectar vegetales de un terreno cercano y venderlos en un mercado dentro de Kutupalong, el conjunto de campos de refugiados donde viven unos 600 000 rohinyás en el distrito de Cox’s Bazar, en el extremo sur de Bangladesh.
En unos días se sabrá si progresa la demanda de Gambia contra Myanmar (Birmania) ante la
Corte Internacional de Justicia (CIJ) por genocidio y medidas de limpieza étnica de las autoridades del país del sudeste asiático contra la población rohinyá, cuando se produzca entre los días 10 y 12 la primera audiencia del caso en La Haya.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas está prácticamente paralizado ante los cargos de genocidio contra el gobierno de Myanmar, donde entre 730 000 y un millón de musulmanes rohinyá fueron forzados a huir a la vecina Bangladesh por la ola represiva de los militares en su contra.
La estrella de cine Cate Blanchett y el empresario Richard Branson han alzado su voz por los millones de personas en todo el mundo que no pueden obtener pasaportes y otros documentos porque carecen de una nacionalidad oficial.
Dos años después del comienzo del éxodo de la población rohinyá por la ofensiva genocida en Myanmar (Birmania) en su contra, los miembros de la minoría musulmana tienen pocas esperanzas de obtener justicia o el derecho a regresar a sus hogares, según la ONU y organizaciones humanitarias internacionales.
Wai Wai Nu no había cometido delito alguno, pero a la edad de 18 años le comunicaron que tendría que ir a la cárcel. La joven acababa de empezar la carrera de Derecho, cuando a su padre le notificaron la sentencia de prisión, en la que estaban incluidos la madre de Wai Wai, su hermana, su hermano y ella misma.
Los jóvenes rohinyás refugiados en Bangladesh enfrentan mayores dificultades desde que el gobierno de ese país adoptó nuevas medidas para impedir su acceso a la educación, con lo que quedan limitadas desde temprano sus oportunidades en el futuro.
La relatora especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en Birmania expresó su inquietud por las atrocidades cometidas contra la minoría étnica rohinyá, así como por la negativa del gobierno birmano a denunciar la violencia y la discriminación contra esa comunidad.
Cuando el birmano U Thant fue elegido secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 1961, se convirtió también en el primer asiático en ocupar el cargo, el tercero en la historia del foro mundial siguiendo a Trygve Lie, de Noruega, y a Dag Hammarskjold, de Suecia.
Birmania nunca pasa mucho tiempo sin ser noticia. Esto es así desde que un movimiento popular se alzó contra la dictadura militar en 1988. Durante más de dos décadas, este país asiático saltó a la primera plana por su incapacidad para lidiar con sus problemas internos, como la violencia que aquejó a esta nación.