La búsqueda desesperada por las vacunas anticovid atropelló los dogmas internacionales del gobierno de Brasil y castiga las opciones que adoptó el país en relación a la industria farmacéutica en las últimas décadas.
“Oh, qué enredada telaraña tejemos cuando practicamos el engaño por primera vez”, dice el poeta escocés Walter Scott en un poema que ya tiene más de dos siglos, pero que funciona muy bien para explicar cómo la búsqueda de la ventaja nacional y la ganancia privada han socavado el interés público y el bien común.
Mientras la pandemia más grave en un siglo azota a la humanidad, una institución dedicada al comercio puede adoptar decisiones sobre salud que dejan en desamparo a las poblaciones más pobres del mundo. Eso ocurrió en las sesiones resolutivas del 14 al 18 de diciembre de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que pusieron fin a sus actividades del 2020.
Ni siquiera el arribo inminente de las vacunas contra la covid-19 apacigua la histórica disputa entre países ricos y pobres por el libre acceso a los fármacos y tratamientos, aunque ahora resulten vitales para enfrentar la actual pandemia y otras enfermedades.
Vacunar a 20 por ciento de la población de América Latina y el Caribe, los segmentos que se consideran más vulnerables a la covid-19, podría costar más de 2000 millones de dólares, expuso este miércoles 18 la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Cuando Cuba diagnosticó el 11 de marzo sus tres primeros casos de contagio con el SARS-CoV-2, ya tenía en tensión su sistema sanitario y disponía de una industria biofarmacéutica que se ha fortalecido durante el enfrentamiento de la epidemia.
Si fuera posible establecer una escala de los sectores más amenazados por la pandemia de la covid-19 aparecerían en los peldaños superiores, obviamente después de la situación sanitaria de todos los pueblos, el comercio internacional y gran parte de la fuerza de trabajo universal acuciada por el desempleo y la precariedad.
Los precios de los medicamentos para combatir la covid-19 deben ser controlados, particularmente en los países en desarrollo, pues la actual pandemia no debe beneficiar a las trasnacionales farmacéuticas, planteó este martes 31 la organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF).
El sistema sanitario y el desarrollo científico de Cuba en ese campo tienen ante sí el desafío y la oportunidad de demostrar su capacidad de respuesta a una pandemia como la del coronavirus que impacta inclusive al mundo altamente desarrollado.
La importante relación que existe entre el examen de las patentes que realizan las oficinas nacionales de patentes y el derecho de los ciudadanos a acceder a los medicamentos no siempre ha sido bien entendida.
Estados Unidos, Japón y 10 países más de la cuenca del Pacífico firmaron el 8 de este mes el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, en inglés), el mayor tratado de libre comercio en dos décadas, que abarca 40 por ciento de la economía mundial.
La industria farmacéutica de Estados Unidos y de Europa se anotó una importante victoria con la adopción, en 1994, del Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (TRIPS, en inglés), en el contexto de la entonces naciente Organización Mundial del Comercio (OMC).
Las exigencias de las corporaciones y las presiones de los países industrializados para expandir el sistema de patentes a escala mundial, se apoyan en el argumento de que las patentes promueven la innovación y contribuyen al bienestar social, político y económico, con independencia del nivel de desarrollo de los países que las otorgan y las aplican.
El petróleo de aguas marítimas profundas, el más abundante en Brasil, impone costos que generan beneficios. Su extracción fomenta el desarrollo tecnológico e industrial, exigiendo equipos y técnicas de producción cada día más complejos.
El constante aumento en la solicitud y concesión de patentes que se observa en los países industrializados y algunos en desarrollo (particularmente en China), es frecuentemente asociado con el avance de la innovación a escala mundial.