La "reconversión" por el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan, de la iglesia de Santa Sofía en una mezquita es un movimiento muy trumpiano, haciendo un gesto populista que evoca conceptos erróneos compartidos de la historia, sin importar su costo diplomático y económico real.
Las organizaciones de asistencia internacional que actúan en el noreste de Siria alertan con gran alarma sobre las bajas civiles y una inminente crisis humanitaria que provocaría la ofensiva militar de Turquía contra fuerzas kurdas que operan al otro lado de su frontera.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) es una institución que promueve el multilateralismo y predica algunos de los principios básicos de la democracia multipartidista y el liberalismo, incluido el estado de derecho, los derechos humanos universales, la libertad de expresión y de prensa, las libertades civiles y los derechos de migrantes y refugiados.
Impulsados por líderes como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cada vez más gobernantes fomentan ataques contra la prensa, lo que dificulta el trabajo de los periodistas en todo el mundo.
Los dirigentes políticos están tan ocupados peleando por un cargo que no parecen notar que el negocio podría cerrar. La democracia está en decadencia y, sin embargo, el asunto no figura en la agenda parlamentaria. Todos comparten la pérdida de visión, de planificación y de búsqueda de soluciones a largo plazo y el empleo de la política para concentrar poder.
La rápida escalada de la tensión política entre la Unión Europea (UE) y Turquía, aunque silenciosa, dio un vuelco peligroso en las últimas semanas. ¿Será posible que Ankara lance una “bomba humana” contra Europa y abra sus fronteras permitiendo el pasaje de refugiados a Grecia y a otros países del bloque?
La Cumbre Humanitaria Mundial de dos días, concluida este martes 24 en Estambul, logró hacer un fuerte llamado de atención sobre el sufrimiento humano sin precedentes que soporta la población del planeta, pero falló en atraer los fondos necesarios para aliviar la dramática situación.
Las últimas imágenes tomadas en Sur, el casco histórico de la sudoriental ciudad turca de Diyarbakir, que está sometida a un férreo bloqueo de las fuerzas armadas de Turquía desde hace 60 días, exhiben un grado de devastación que más cabría esperar de Siria.
El arresto en Turquía de dos periodistas por publicar un artículo que denunciaba la entrega de armas a rebeldes sirios por el organismo estatal de inteligencia y el posterior asesinato de un defensor de derechos humanos kurdo revelan el deterioro de la libertad de expresión en ese país.
Días después de las elecciones generales del 1 de noviembre en Turquía, Beyza Kural, una periodista de la agencia de prensa independiente Bianet, se precipitó a la Universidad de Estambul para cubrir un choque entre manifestantes estudiantiles y la policía.
Aunque se vivieron meses de violencia y de disturbios, el ánimo era bueno en Diyarbakir, la mayor ciudad kurda de Turquía, antes de las elecciones del domingo 1 que dieron una contundente y sorpresiva victoria al gobernante Partido de Justicia y Desarrollo (AKP, en turco).
El domingo 1 de noviembre Turquía acudirá a las urnas por segunda vez este año, para elegir a los 550 legisladores de su Gran Asamblea Nacional, en elecciones anticipadas convocadas por el presidente Recep Tayyip Erdogan a finales de agosto.
El resultado de las elecciones en Turquía el domingo 7 acabó con la incertidumbre que dominó a la política nacional en los últimos tres meses. Por primera vez en la historia de esta república transcontinental, un partido kurdo ingresó al parlamento, donde ocupará 15 por ciento de las bancas.
La reelección de Benjamin Netanyahu como primer ministro de Israel el 17 de marzo abre una serie de problemas, con evidentes consecuencias para Medio Oriente y el resto del mundo, al dar nuevas fuerzas al fundamentalismo, debilitar seriamente a la Organización para la Liberación de Palestina y proporcionar nuevo vigor al movimiento radical Hamas.
Estados Unidos lanzó armas y provisiones desde el aire a los combatientes kurdos en la ciudad siria de Kobani, en la frontera con Turquía, en lo que implica la intensificación de los esfuerzos de Washington para "degradar y destruir" al grupo extremista Estado Islámico (EI).
“Ser ateo no es algo que se pueda expresar con facilidad en Turquía", dijo Sinem Koroglu, integrante de la Asociación de Ateísmo, la primera organización oficial para no creyentes en este país donde todos los ciudadanos deben llevar documentos de identidad que indiquen la religión que profesan.
La decisión del Gobierno Regional de Kurdistán (GRK) en Iraq de enviar su primer cargamento de petróleo a Europa por el puerto de Ceyhan, en el sur de Turquía, fue recibida con reacciones encontradas por las diferentes partes involucradas.