En la región de la Mata Atlántica, al sureste de Brasil, se desarrolla la siembra de 200 000 árboles, combinando razones conservacionistas con honras a la memoria de las víctimas de la pandemia covid-19, resaltó este martes 19 un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
Una recuperación sostenible de la pandemia covid-19 podría reducir hasta 25 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero y acercar al mundo a sus metas de limitar el calentamiento global, señaló este miércoles 9 un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
Un grupo de países desarrollan programas de reforestación y otras iniciativas de restauración de ecosistemas para crear empleo y enfrentar así consecuencias sociales y económicas de la pandemia covid-19, destacó un reporte divulgado este lunes 12 por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
Las costas que rodean el mar Caribe están recibiendo cada vez más descargas de material desde los campos y ciudades adyacentes, lo que amenaza principalmente al turismo, la
pesca y la biodiversidad. Pero también, al 60 por ciento del producto interno bruto (PIB) de la región, ya que este depende de la explotación de esos recursos y actividades.
“No recuerdo un periodo en el que se haya talado tanto”. “Es como el principio del fin”. “Una terrible conjunción de condiciones”. Así, algunos expertos expresan su preocupación por la tala desaforada que se viene dando en la Amazonia del Ecuador en medio de la emergencia sanitaria por la covid-19.
Algunas de las empresas más importantes en la industria de los videojuegos móviles integrarán activaciones ambientales en sus juegos en vivo, con 250 millones de usuarios activos en el mundo, informó este miércoles 19 el Programa de las Naciones Unidas para el Medio ambiente (Pnuma).
En Chile, los planes para incentivar la forestación y aumentar la captura de
carbono iniciados hace 25 años lograron ampliar las
áreas forestales pero a expensas de la reducción del bosque nativo, generando una merma en la
riqueza de especies de flora y fauna y solo un aumento relativamente bajo del total de carbono almacenado en la vegetación.
La reforestación de zonas áridas en África o el cuidado de bosques tropicales en América Central muestran oportunidades que tienen refugiados que huyen de la violencia para encontrar albergue, ingresos y hacer aportes a los países de acogida.
Los
bosques tropicales pueden desarrollar mecanismos de resistencia a las variaciones climáticas a largo plazo. Pero esa resiliencia tiene límites: 71 por ciento de esos bosques estarán amenazados si las temperaturas promedio mundiales se estabilizan a 2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales en los próximos 10 años, advierte un nuevo estudio.
Cuando en 2011 Ruanda se comprometió a reforestar dos millones de hectáreas de su capa boscosa, dentro del objetivo mundial de restaurar 150 millones de hectáreas de bosques degradados para 2020, había muchas dudas sobre si este país del centro-oriental de África podría lograrlo.
“Me decían loco” por poner una cerca donde las vacas iban a beber agua y reducir así el área ganadera, recordó Elias Cardoso, en su hacienda de 67 hectáreas, en Extrema, un municipio a 110 kilómetros de São Paulo, la mayor metrópoli de Brasil.
La última vez que el sudafricano Siyabulela Sokomani corrió un maratón lo hizo con un árbol atado a la espalda. Un retoño nativo de aceituna silvestre para ser exactos. Seguramente afectó su tiempo, ya que el experimentado corredor completó los 42,2 kilómetros en 4:42 horas en lugar de sus habituales 3:37 horas.
Solo ahora, ya jubilada como profesora de educación física, Elizabeth Ribeiro plantó el primer árbol de su vida, un jaracatia, también conocido como papaya silvestre, nativo en las sabanas centrales de Brasil.
Los pueblos indígenas, reconocidos como los mejores guardianes de los bosques en el mundo, están perdiendo algunas batallas en Brasil ante la intensificada presión de frentes de expansión agropecuaria, minera y energética.
La ganadería y el monocultivo de soja parecen incontenibles en su avance deforestador en la Amazonia adentro, en el estado de Mato Grosso, en el centro-oeste de Brasil. Pero pequeños agricultores tratan de cambiar esa historia.
La incertidumbre de embarcarse en prácticas totalmente desconocidas es un riesgo en el que casi nadie en el área rural guatemalteca está dispuesto a asumir. Las actividades agrícolas que se realizan en las diferentes comunidades suelen ser las mismas técnicas, y los mismos cultivos, que los abuelos realizaban.
Una pequeña comunidad de pescadores del litoral atlántico de Honduras se ha convertido en un referente en el manejo de la energía renovable, al desarrollar sus propios protocolos de consumo y de conservación del bosque, dejando atrás las velas y la energía sucia y costosa, de la que disponían solo tres horas a la semana.