En Venezuela, a día de hoy, hay cinco millones de personas menos de las que figuran en las últimas
estadísticas oficiales. Esta es una de las conclusiones de la edición 2019 de la encuesta sobre condiciones de vida,
Encovi, que elabora el Instituto de Investigaciones y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (
UCAB).
Desde que Joe Biden llegó a la presidencia de Estados Unidos, el 20 de enero, figuras políticas y organizaciones civiles renovaron las exhortaciones para que la Casa Blanca retome la política de acercamiento y diálogo con Cuba, abandonada hace cuatro años.
América Latina y el Caribe es la región del mundo en desarrollo más golpeada por la crisis derivada de la pandemia covid-19 y su economía experimenta el mayor retroceso en 120 años, una caída del producto interno bruto de -7,7 por ciento, indicó el balance preliminar para 2020 entregado este miércoles 16 por la Cepal.
Las medidas del gobierno de Estados Unidos contra el envío de remesas a Cuba, adoptadas al final de la campaña presidencial en ese país y con fines aparentemente electorales, agregan tensiones a las familias afectadas por el embargo, las deficiencias del modelo económico de la isla y los efectos de la pandemia de covid-19.
Las remesas que envían los migrantes a los países en desarrollo caerán siete por ciento tanto en 2020 como en 2021, pero esa merma es inferior a la temida cuando la pandemia covid-19 forzó los primeros confinamientos este año, indicó el más reciente informe del Banco Mundial.
Así como la covid-19 ha tenido un impacto desproporcionado en algunas comunidades en comparación con otras, a nivel global el virus ha tenido un impacto negativo sobredimensionado sobre los trabajadores migrantes.
Para los países en vías de desarrollo las
remesas son el flujo de divisa extranjera más importante, por encima de la inversión extranjera directa, los flujos de capitales privados y la ayuda oficial al desarrollo.
En 2019, alcanzaron su
máximo con 554 000 millones de dólares, lo que representa más de
5% de la riqueza nacional de al menos 60 países de renta media y baja.
Según las previsiones de los principales organismos regionales e internacionales, la región
América Latina y el Caribe (ALC) será la más afectada por la pandemia de la covid-19 en términos económicos y sociales.
La economía de Asia apenas crecerá este año 0,1 por ciento, la cifra más baja desde 1961, aunque se recuperará sobre seis por ciento en 2021, estimó el Banco Asiático de Desarrollo (BAD) en un informe divulgado este jueves 18 para corregir previsiones que hizo en abril.
Las remesas que sostienen a millones de hogares en América Latina y el Caribe se derrumban porque sus familiares pierden empleos e ingresos en los países de acogida, y el conjunto familiar retrocede hacia la pobreza, al superponerse la crisis de salud por la covid-19 y la recesión económica mundial.
Una caída del producto interno bruto (PIB), entre -1,8 y -5,5 por ciento, aguarda a los países de América Latina y el Caribe en 2020 como consecuencia de la pandemia covid-19, de acuerdo con las proyecciones de la banca multilateral.
Africa pidió ayuda urgente, por el orden de los 100 000 millones de dólares, para enfrentar la pandemia de covid-19 con redes de salud que alcancen a su población más vulnerable, y amortiguar el impacto sobre sus frágiles economías.
El gobierno de Cuba estudia las experiencias de otros países para encauzar que aporten beneficios colectivos las remesas que anualmente llegan a la nación caribeña desde Estados Unidos, Europa y otras regiones donde se asientan más de un millón y medio de emigrantes.
Muchos bangladesíes que emigraron de jóvenes a Europa, Australia o Estados Unidos, desde la norteña región de Rangpur, ahora regresan en su madurez e invierten en su país.
Poco después de medianoche, un avión procedente de Arabia Saudita aterriza en Adis Abeba. De él descienden trabajadores que fueron expulsados, y que antes se habían ido de Etiopía para buscar empleo en un reino rebosante de riqueza petrolera.
El bangladesí Wahid Haider no ve a su hijo Nayeem, de 30 años, desde hace casi siete, cuando emigró a Italia, pero no lamenta en absoluto que haya dejado atrás su aldea natal en busca de mejores perspectivas económicas.
Trabajaron años para sostener la economía de dos países. A uno, Estados Unidos, le aportaron mano de obra e impuestos; al otro, México, le mandaron remesas que mantuvieron a miles de familias y comunidades. Ahora son migrantes retornados y los dos gobiernos no se hacen cargo de sus especiales necesidades.