El incendio del bosque local, el 29 de junio de 1979, fue el acto inaugural de la ciudad de Paranaita, en un municipio que ahora intenta superar el estigma de un gran deforestador del Brasil amazónico y pasó a autodenominarse “capital de la energía”.
El agua sucia mata cada día a más peces y tortugas taricayas. Además, el río está “fuera de ciclo” y crece o mengua repentinamente, sin respetar las estaciones, destacan los tres indígenas del pueblo munduruku, todos estudiantes de Derecho en el sur de la Amazonia brasileña.
En la guerra por las grandes centrales hidroeléctricas en la Amazonia, pierden todos, inclusive los vencedores que consiguen construirlas, pero con atrasos, costos estériles y daños a su imagen.