Tan alto como es, si continúa haciendo eso lo echaré del país", tronó en 2008 el entonces presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe. Su rabia apuntaba al embajador de Estados Unidos, James McGee, después de que el diplomático cuestionó los resultados de las elecciones generales del país ese año.
Con su muerte a los 95 años, desaparece una de las figuras más controversiales de África, Robert Mugabe, hasta 2017 el hombre fuerte de Zimbabwe, de quien primero fue libertador y luego dictador.
Rogers Hove blande orgulloso un desgastado papel con el título de la tenencia de un terreno de cinco hectáreas, que obtuvo del gobierno de Zimbabwe tras las caóticas apropiaciones de tierras en manos de granjeros blancos hace dos décadas, mientras asegura que le reconforta mucho “ver ese documento de la tierra en mi posesión”.
El nuevo presidente de Zimbabwe, Emmerson Mnangagwa, concluyó un cronograma de 100 días para enfocarse en lo que considera los asuntos más acuciantes de país, como la recuperación económica. Pero los defensores de derechos humanos tienen sus propias urgencias.
La mayoría de las comunidades rurales de Zimbabwe, así como también las urbanas pobres, todavía se sirven de los bosques para abastecerse de energía, lo que causa deforestación y degradación de la tierra. Pero las mujeres hallaron una solución sostenible.
Después de 37 años en el poder, el presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, se consumó su muerte política. El jefe de Estado del mundo con más años en el poder se había vuelto sinónimo de su país al punto de que no se hablaba de esta nación africana sin mencionarlo. ¿Y ahora qué?
Hace cuatro años, un escritor sin rostro que se hacía llamar Baba Jukwa encendió la red social Facebook al exponer detalles de maquinaciones e intrigas dentro de la gobernante Unión Nacional Africana de Zimbabwe (ZANU-PF).
En un video difundido por la aplicación de mensajería instantánea WhatsApp, un hombre de Zimbabwe se dirige al presidente Robert Mugabe para decirle que 90 por ciento de los habitantes del país africano están sin trabajo y no contribuyen a la economía porque el gobierno no les puede proporcionar empleo.
Demacrado y con las costillas a la vista, el ganado de Evans Sinyoro está tirado sobre una extensión de tierra árida, junto a un pequeño embalse cercano que también está sin agua debido a la peor sequía que ha padecido Zimbabwe en décadas.
Una vez más, la libertad de prensa en este país de África austral sufrió un golpe cuando la policía detuvo a tres periodistas que trabajan para el semanario estatal Sunday Mail.
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, destacó la importancia de los derechos de las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI) en una reunión de alto nivel celebrada en el foro mundial.
Una nueva lucha se libra en África. Las élites políticas y las empresas extranjeras expulsan a los habitantes pobres de sus hogares a medida que se apoderan de grandes extensiones de tierra en todo el continente, denuncian activistas.
El partido gobernante de este país, la Unión Nacional Africana de Zimbabwe-Frente Patriótico (ZANU-PF), está inmerso en conflictos internos que desvían su atención de áreas de desarrollo clave, a pesar de que en diciembre de 2015 se termina el plazo para cumplir con los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) fijados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Leroy Muzamani, de un suburbio pobre de la capital de Zimbabwe, viste una camiseta gastada, zapatos con infinitas reparaciones y unos pantalones que le quedan grandes, mientras espera junto al Departamento de Obras Públicas de Harare que lo escojan para trabajar por el día.
Evelyn Mhasi es enfermera, pero en los últimos siete años no trabajó en su profesión. Las contrataciones del gobierno de Zimbabwe en diferentes sectores, incluido el de enfermería, están congeladas pese a la gran cantidad de personas que egresan de los institutos de formación superior.
Admire Gumbo, de 26 años, detesta la idea de abandonar Zimbabwe e irse a Botswana. Sin embargo, ve que no tiene más opción que regresar al país vecino, donde trabajó durante tres años como obrero.
Es el arquitecto de represivas leyes contra la prensa en Zimbabwe, y muchos temen que las restricciones aumenten ahora que se le designó otra vez ministro de Medios e Información. Pero Jonathan Moyo procuró minimizar las inquietudes y dijo a IPS: “Los periodistas no deben tenerle miedo nada más que al miedo mismo”.