La humanidad enfrenta dos emergencias indiscriminadas en este momento, un virus y un cambio en sus condiciones ambientales. Ambas emergencias han sido enfrentadas por los países con políticas dispares alcanzando resultados desiguales.
En los últimos tiempos, el mundo se presenta con tonos cada vez más oscuro. En muchos lugares se cuestiona a la democracia, se ponen en riesgo los derechos de las mujeres y se debilita el sistema multilateral, que llevó décadas construir.
¿Podrá la Unión Europea convertirse en un bloque criminal, la misma UE que señala a la paz como su mayor prioridad y recibió el Premio Nobel de la Paz; la UE de Schengen y Dublín? Pero poco nos sorprende en estos tiempos.
Cuando la Real Academia de las Ciencias de Suecia otorgó el premio Nobel de Economía de este año al profesor Angus Deaton, el galardón tuvo una relevancia especial para la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El premio Nobel de la Paz está a punto de ceder ante sus críticos. Olav Njolstad, el nuevo secretario del comité que otorga la distinción, anunció que "se avecinan cambios” en el proceso de selección de los ganadores.
La contaminación será con toda probabilidad el problema de salud mundial más urgente en los próximos años, si no hay prevención ni gestiones de limpieza eficaces, según los expertos.
Un atisbo de solución al asilo diplomático del periodista Julian Assange, el fundador de Wikileaks recluido en la embajada de Ecuador en Londres desde hace dos años y medio, se vislumbró en esta última semana de enero, por obra de un organismo de derechos humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Tan solo dos meses después de haber asumido el cargo, el gobierno socialdemócrata sueco presentó su dimisión el 3 de diciembre, luego de que el xenófobo y ultraderechista partido Demócratas de Suecia se alineó con la alianza opositora de centroderecha, dando paso a que en marzo próximo se celebren elecciones anticipadas.
Mientras la recesión económica generalizada continúa, agravada por el brote de ébola en África occidental, y amenaza con perjudicar la nueva y muy publicitada agenda de desarrollo de la ONU para después de 2015, su secretario general, Ban Ki-moon, centra toda su expectativa en dos cumbres.
Johannes Kapelle toca el órgano en la iglesia protestante de Proschim desde que tenía 14 años. Ahora, a los 78 años, participa activamente en la comunidad, genera su propia energía solar y crió a tres hijos con su esposa en la granja familiar, en el pueblo de 360 habitantes de esta región de Alemania.
Un día, esta norteña ciudad australiana los juntó para intercambiar sus experiencias. Son indígenas shipibos de la Amazonia peruana, empeñados en contrarrestar la tala indiscriminada, y delegados de la comunidad togolesa Ando-Kpomey, con tierras afectadas por recurrentes incendios de pastizales.