PERU: La alfabetización tiene rostro de mujer

Cirila Cáceres descuelga a su hijo de seis meses de la espalda y le da de lactar mientras espera a la alfabetizadora. Es una de las miles de mujeres que participa en un novedoso programa de alfabetización en Perú que ha sido premiado por la Unesco.

"Es un nuevo tipo de alfabetización que utiliza estratégicamente los problema cotidianos", dice Narda Ponce de León, subdirectora del Programa Nacional de Alfabetización del Ministerio de la Mujer.

"De esta manera se enseña a leer y escribir simultáneamente con información sobre derechos civiles, prevención de la violencia y salud familiar y reproductiva", añade.

"A ver María, ¿qué te dijo el médico de tu bebé", pregunta la alfabetizadora a una de sus alumnas, una robusta mujer de unos 35 años. "Que tenía desnutrición, señorita», responde. "¿Podrías escribir esa palabra, por favor?", insiste la profesora.

Las clases de desarrollan en una humilde habitación de una barriada de la carretera central de Lima, donde hasta hace pocos años el terror implantando por la organización guerrillera Sendero Luminoso paralizaba a la población.

De esa aula improvisada salió una de las ganadoras del Concurso Nacional de Escritura promovido por el Programa, Nieves Cencho.

"Ahora me siento importante, puedo ayudar a mis hijos en las tareas», señala.

Sorprende la cantidad de analfabetos en una zona eminentemente urbana, situada a sólo 10 minutos del centro de Lima. En la última década ha habido en Perú un gran desplazamiento del analfabetismo a las ciudades, como consecuencia de la migración.

Estadísticamente, el asunto no parece tan grave: la tasa global de analfabetismo en Perú, un país de 24 millones de habitantes, es de 7,74 por ciento.

Sin embargo, esa cifra oculta el hecho de que el 18 por ciento de las mujeres mayores de 15 años no saben leer y escribir. Es decir, el 73 por ciento de los analfabetos peruanos son mujeres y, de ellas, el 45 por ciento son indígenas y no hablan español.

Esta realidad ha sido tenida en cuenta al elaborar los programas de alfabetización y por primera vez se ha capacitado a 2.500 promotores bilingües que ya están trabajando en zonas de la sierra y selva con poblaciones quechuas, aymarás y de 10 etnias amazónicas, alfabetizándolos en sus propias lenguas.

En la actualidad hay 100.000 pobladores que se benefician con los programas.

Esto, junto a que en cada unidad de alfabetización se enseña actividades productivas que contribuyen a la generación de ingresos, determinó que Perú obtuviera el premio Rey Sejonj y 15.000 dólares otorgado por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).

El monto del premio puede parecer modesto, pero servirá para cubrir el pago a los promotores, unos 30.000 hombres y mujeres que dictan clases tres días a la semana durante cuatro horas cada vez, recibiendo un pago de 71 dólares.

"Para quienes trabajamos alfabetizando, el beneficio económico queda en segundo plano cuando se vive la satisfacción de hacer posible que una persona aprenda a leer y escribir", declaró María Rivera, una obstetra de los Andes, quien urgida por la falta de empleo decidió tomar parte en la experiencia.

Además de cumplir un fin social, el programa ha servido también como opción de trabajo para miles de personas desempleadas.

Freddy Caso, coordinador zonal del cono norte de Lima, es mecánico industrial y se ha tomado tan en serio su responsabilidad que paga los pasajes por su cuenta cuando tiene que inspeccionar las unidades de alfabetización.

En la alfabetización participan también voluntarios de instituto pedagógicos, educadores jubilados y personal de las Fuerzas Armadas, que son destinados principalmente a las zonas de frontera y a las que aún permanecen bajo amenaza guerrillera o del narcotráfico.

De acuerdo a las cifras oficiales del programa, el 70 por ciento del casi medio millón de participantes a nivel nacional son mujeres, en su mayor parte madres de familia. Pero también hay una gran cantidad de jóvenes entre 16 y 18 años, especialmente en las zonas rurales.

Las metas son ambiciosas: reducir a 3,5 por ciento la tasa de analfabetos a fines del 2000, capacitándolos, paralelamente, en actividades que les reporten ingresos.

El año pasado, los alfabetizados crearon 586 módulos productivos en las zonas del norte del país, afectadas por el fenómeno de El Niño, y para el próximo año se prevé implementar cinco en Huancavelica, considerado el departamento más pobre de Perú, y tres más en la región amazónica.

Para los diseñadores del programa, la clave sigue siendo el enfoque hacia el desarrollo, única forma de que los pobladores comprendan la necesidad que tienen hombres y mujeres por igual de saber leer y escribir y superen patrones culturales que relegan a las niñas de este aprendizaje. (FIN/IPS/zp/ag/dv-ed/99

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