AGRICULTURA-AUSTRALIA: El impacto del cambio climático

Las graves inundaciones e incendios forestales que Australia sufrió este verano fueron sólo un anuncio de lo que el cambio climático reserva al país.

Las variaciones metereológicas en los próximos años por el gradual recalentamiento del planeta afectarán la actividad agrícola y, sobre todo, a las comunidades, señala un informe titulado «Cambio climático y agricultura en Nueva Gales del Sur: Desafío para comunidades rurales».

Los 187.240 propietarios y los 311.148 trabajadores agrícolas del sudoriental estado de Nueva Gales del Sur se enfentan a temperaturas en aumento, a la reducción del acceso al agua, a la alta salinidad y a sequías e inundaciones frecuentes e intensas.

«El cambio climático ya está teniendo un severo impacto sobre la producción agrícola, lo cual sólo empeorará, previsiblemente, en los próximos años. Fuertes tornados azotaron el valle de Murray, en el sur», advirtió Tim Fischer, miembro del parlamento federal.

El informe, basado en estudios de la Organización Científica e Industrial de la Comunidad Británica, pronosticó que el cambio climático disminuirá los recursos de agua, causará el aumento de la temperatura, reducirá el área de tierras cultivables y afectará la producción ganadera y la calidad de las cosechas.

En resumen, los expertos indicaron que los efectos del cambio climático son reales y tendrán impacto en la vida diaria de la población.

La agricultura juega un papel muy importante en la economía australiana. El valor bruto de la producción agrícola en el período 1998-1999 fue de 15.800 millones de dólares, según la oficina australiano de estadísticas.

Los principales rubros cultivados son trigo, cebada, sorgo, maíz, avena y arroz, además de frutas, oleaginosas, caña de azúcar, algodón, maní, tabaco, legumbres y alfalfa para el ganado.

«El cambio climático provocará gran competencia entre los granjeros por la disminución del abastecimiento de agua y de las tierras productivas», predijo Kathy Reach, del Consejo Nacional de Conservación de Nueva Gales del Sur.

«Eso aumentará los costos de la producción agrícola e incrementará la presión sobre ríos y sistemas de agua en superficie que apoyan las tierras cultivables», explicó Reach.

Informes previos, como el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), han señalado que la ubicación de Australia incrementa el riesgo de los problemas agrícolas dado el aumento de temperatura por la producción de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, emanados por industrias.

La latitud relativamente baja de Australia la hace especialmente vulnerable al cambio climático, indicó IPCC en su informe.

IPCC pronosticó el aumento de la temperatura promedio entre 0,8 y 3,9 grados para 2050, así como una reducción de 20 por ciento de las lluvias. El agua en la crucial cuenca de Murray Darling podría disminuir hasta 35 por ciento en 2050, lo que provocaría pérdidas superiores a 30 por ciento en la agricultura.

En el sector agrícola se prevé una caída entre seis y 23 por ciento en la cuenca del río Macquarie. Se anticipan tambien pérdidas en carnes, algodón, lana y trigo.

El incremento de la emisión de dióxido de carbono, el principal entre los gases que producen el efecto invernadero, reducirá 10 por ciento la presencia de proteínas en el trigo. Condiciones secas disminuirán cuatro por ciento la producción de las vacas lecheras, 15 por ciento las pasturas productivas, y el ganado perderá 12 por ciento de su peso.

Esto significa que Australia deberá actuar para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, pese a la reticencia manifestada por el gobierno en la última ronda de consultas globales sobre el cambio climático.

«Los granjeros comenzarán a perder su productividad agrícola debido al cambio climático en las próximas tres décadas si los combustibles fósiles no son suplantados con energía renovable como la solar y la eólica», dijo Peter Mullins, miembro de Greenpeace Australia-Pacífico.

Durante la última ronda de negociaciones globales sobre cambio climático, Australia se alineó con Estados Unidos, Japón y Canadá para compartir los «sumideros de carbono». Se trata de los bosques, la agricultura y otros elementos que absorben el dióxido de carbono.

El uso de sumideros de carbono ha sido presentado por esos países como una manera de contrarrestar el recalentamiento global. Sería un modo de evitar el compromiso de presionar a las industrias para que recorten sus emisiones nocivas.

La investigación del IPCC indicó que el aumento de las temperatura alterará las temporadas de cosechas, afectará al ganado e introducirá nuevos peligros de plagas y enfermedades.

Gerhard Berz, titular de investigaciones geocientíficas en Munich Re, uno de los mayores institutos pluviométricos, advirtió que Australia será uno de los países más afectados por el recalentamiento global.

Berz predijo que las condiciones climáticas adversas y el aumento del nivel de los mares determinará quizá la decuplicación del costo de los seguros contratados como protección contra desastres naturales.

El impacto del fenomenó de El Niño, incendios, ciclones y tormentas de granizo podría exceder la capacidad financiera de las empresas de seguros, agregó.

Preocupados granjeros australianos han reclamado medidas oficiales para corregir el cambio climático y convertido el problema en un asunto político.

John Cobb, presidente de la Asociación de Granjeros de Nueva Gales del Sur, afirmó que los desastres naturales han aumentado. «Inundaciones y sequías han tenido consecuencias más graves debido a la alta concentración de población y al cultivo intensivo», apuntó. (FIN/IPS/trad-eng/nb/js/ego/ag-ff/en/01

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