SIERRA LEONA-LIBERIA: Taylor no deja descansar a la justicia

El ex presidente de Liberia Charles Taylor, exiliado en Nigeria, ”es un criminal de guerra y deberá enfrentarse con la justicia”, dijo el fiscal del Tribunal Especial para Sierra Leona patrocinado por la ONU, David Crane.

”La acusación contra el señor Taylor se mantiene, sin importar a dónde vaya o cuánto tiempo insuma”, agregó Crane, de nacionalidad estadounidense.

Taylor, quien entregó el lunes la presidencia liberiana a su vicepresidente Moses Blah y se marchó a Nigeria, fue acusado por el Tribunal Especial de suministrar armas y entrenamiento al insurgente Frente Unido Revolucionario (RUF) de Sierra Leona a cambio de diamantes.

Miembros del RUF mutilaron a miles de civiles, incluso niños, destriparon embarazadas y saquearon e incendiaron cientos de pueblos y aldeas.

Taylor, hoy residente en la ciudad nigeriana de Calabar con su esposa y cuatro hijos, ha sido involucrado, además, en rebeliones en Costa de Marfil y Guinea.

La acusación contra el ex presidente liberiano fue formalizada en marzo, pero sólo se la conoció el 4 de junio, cuando Taylor, de 55 años, asistía en Ghana a conversaciones de paz con la organización insurgente Liberianos Unidos por la Reconstrucción y el Desarrollo (LURD).

El Tribunal Especial de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) para Sierra Leona solicitó ese día la detención y extradición de Taylor a Ghana, donde el jefe de Estado negociaba un acuerdo de paz LURD. Pero el gobierno ghanés lo dejó ir y hasta le proveyó un avión para que volviera a Liberia.

Las autoridades de Ghana habían asegurado no haber recibido a tiempo el pedido del tribunal, que investiga los delitos cometidos durante la sangrienta guerra civil librada en Sierra Leona entre 1992 y 2002.

”Charles Taylor integró una empresa criminal conjunta que financió, organizó y cometió graves atrocidades contra el pueblo de Sierra Leona”, afirmó Crane.

Sobre el ex presidente de Liberia pesan 17 acusaciones de crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y violaciones del derecho internacional humanitario.

El jefe de los investigadores del Tribunal, Alan White, sostuvo que Taylor podría ser acusado por ”cargar con la mayor responsabilidad de los crímenes de guerra cometidos durante la guerra civil de Sierra Leona”, que concluyó en 2001.

El RUF lanzó su rebelión en marzo de 1991 desde Liberia, donde Taylor ya encabezaba el rebelde Frente Nacional Patriótico de Liberia (NPLF).

La creación del Tribunal Especial responde a un acuerdo entre el gobierno de Sierra Leona y la ONU. El organismo tiene el mandato de procesar crímenes de guerra, actos de genocidio y violaciones de derechos humanos cometidas por los comandantes militares y políticos de los bandos en puga en la guerra civil.

Entre los 10 acusados figuran el líder del RUF, Foday Sankoh, y el comandante militar Sam ”Mosquito” Bockarie, a quienes se presume muertos, así como el ex dictador Johnny Koroma y el coordinador de la oficialista milicia Kamajors y ex ministro del Interior, Sam Hinga Norman.

La pregunta es cómo y cuándo se hará comparecer a Taylor ante el Tribunal. El ex presidente renunció semanas después de que el presidente Obasanjo le aseguró que contaría con refugio seguro en Nigeria.

”Nigeria siempre participó de los esfuerzos para resolver los problemas políticos de Liberia y, como potencia en el continente africano, es nuestro deber ofrecer ayuda”, dijo entonces Obasanjo.

”Obviamente, (Taylor) no estará dispuesto a a extraditarse a sí mismo”, dijo también en junio el secretario del Tribunal, Robin Vincent. El propio Crane advirtió: ”Donde sea que vaya Taylor, presionaremos para traerlo al tribunal y someterlo a juicio.”

El Tribunal no tiene ningún tratado formal de colaboración policial con ningún país fuera de Sierra Leona que le permita arrestar a los acusados. Pero Nigria podría ceder a la presión internacional.

”El único modo en que el Tribunal podría procesar a Taylor es que éste viaje fuera de Nigeria”, dijo el comentarista político sierraleonés Sam Johnson.

Taylor estudió en Estados Unidos. Regresó poco después de que el sargento Samuel Doe tomara el poder en Liberia en 1980. Luego fue nombrado director de la Agencia General de Servicios, cargo desde el cual controló la mayor parte del presupuesto del país.

Doe lo acusó de malversar 900.000 dólares, y entonces se vio obligado a huir a Estados Unidos. Taylor, pese a negar las acusaciones, fue enviado a una prisión en el nororiental estado de Massachussets ante un pedido de captura de parte de Liberia.

En circunstancias nunca aclaradas, Taylor logró escapar y huyó a Costa de Marfil para desde allí iniciar en 1989 una guerra civil que derrocaría el gobierno de Doe en 1997.

El último tramo de la incesante guerra civil de Liberia comenzó en 1999, cuando LURD acusó a Taylor de dictador y lanzaron una rebelión en el norte del país. Once de los 15 distritos del país quedaron sumidos en la violencia.

Desde principios de junio, cuando LURD intensificó su ofensiva contra la capital para derrocar al presidente, murieron más de 1.000 civiles. Además, los combates destrozaron la planta de agua potable y los almacenes portuarios de alimentos y otros suministros, ocasionando una catástrofe humanitaria.

El Grupo Internacional de Crisis, centro académico con sede en Bruselas, advirtió que la paz en Africa occidental será esquiva hasta que Taylor desaparezca del escenario político. (

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