Los surcoreanos confían en que el presidente Roh Mu-Hyun haga buen uso de la segunda oportunidad le ofreció este viernes la Corte Constitucional al dejar sin efecto el juicio político en su contra.
Decenas de miles de personas se manifestaron para aplaudir la decisión, que anula las acusaciones contra Roh, de 57 años. Su mandato político, que concluirá en 2008, sale fortalecido tras los 63 días que pasó a la intemperie.
Según una encuesta de la cadena televisiva DBS, 85,5 por ciento de los 1.042 adultos entrevistados se manifestaron satisfechos con el veredicto, y 62,6 por ciento mostraron optimismo.
Antes del juicio político, el presidente Roh era débil y hablaba más de lo que hacía, indicó en su editorial del sábado el diario liberal Hangere. Pero después de ser reivindicado, mostrará más confianza para avanzar en sus reformas.
El 12 de marzo, el parlamento unicameral aprobó una moción opositora para abrir juicio político a Roh, acusado de incompetencia y de intervención ilegal en la campaña para las elecciones legislativas previstas para abril por exhortar al voto por su reformista Partido Uri.
Roh quedó suspendido en sus funciones, que fueron asumidas por el primer ministro Goh Kun.
En las últimas elecciones presidenciales, en diciembre de 2002, Roh obtuvo 49 por ciento de los votos, y los candidatos de los conservadores Gran Partido Nacional y Partido Democrático del Milenio, 47 por ciento.
El juicio político por incompetencia y violación de las normas electorales desató grandes protestas en todo el país y dividió a la opinión pública. Miles de surcoreanos, incluso opositores a Roh, salieron a las calles para protestar contra la decisión.
Roh, hijo de un pobre campesino, reafirmó este sábado con firmeza su resolución a reformar la economía. Me siento aun más responsable que cuando asumí la presidencia, dijo el mandatario, en un discurso televisado de 25 minutos.
El juicio político fue un recordatorio de la urgencia de reformar el sistema político, y también un llamado para que los reticentes surcoreanos participen en esta actividad, dijo el sociólogo Lee Ho-Gi, profesor de la Universidad Yonsei.
Roh, un ex abogado laboralista, también manifestó gratitud hacia quienes lo respaldaron en los dos meses en que se aisló voluntariamente de la vida política de su país. El mandatario se dedicó a la lectura de libros y al montañismo.
Al formular el juicio político, la oposición acusó a Roh de actividad proselitista ilegal, incompetencia en el manejo de la economía y de hacer la vista gorda ante actos de corrupción de sus allegados, reconocidos por el propio gobernante.
Hasta el fin de mi presidencia, no podré desembarazarme de mi responsabilidad moral y política en esta crisis a causa de la corrupción de mis colaboradores, advirtió Roh.
No obstante, la Corte Constitucional mantuvo la acusación de actividad proselitista ilegal, si bien advirtió que no se trató de un acto intencional, y rechazó las restantes.
Pero el Partido Uri logró triplicar su presencia parlamentaria en las elecciones del 12 de abril. En esa ocasión, la mayoría de los impulsores del juicio político contra Roh quedaron fuera de la Asamblea Nacional.
El juicio político abrió un periodo de dos meses de inestabilidad política y crisis institucional en momentos en que la ciudadanía esperaba que el gobierno se ocupara de solucionar a los problemas económicos y de negociar con Corea del Norte el fin de su programa nuclear.
Esta semana en Beijing, el diálogo sobre el futuro de la península de Corea en que participan Corea del Norte y del Sur, China, Estados Unidos, Japón y Rusia terminó sin avances. En junio se celebrará la tercera ronda.
Al mismo tiempo, Roh está sometido a presiones contradictorias de los sindicatos que pretenden una mejor distribución de la riqueza y los empresarios que proponen aumentar primero la torta.
Además, los sindicalistas están preocupados por el surgimiento de trabajos de medio horario y temporales. (
