COMERCIO: Crisis de café sigue fuera de agenda

Una mujer en Haití tiene que trabajar tres días en los cafetales para ganarse los tres dólares que cuesta una tasa de café expreso en Europa, denunció en Sao Paulo Luc Saintvile, un técnico de Oxfam Internacional que presta asistencia a los caficultores de ese empobrecido país caribeño.

Saintville y otros activistas, entre los cuales se cuentan productores de café de Brasil, Haití y Honduras, promovieron un acto protesta utilizando cinco sacos del grano tostado y dos burros cargados con más mercadería, en una de las entradas del Parque Anhembi, donde tiene lugar la XI Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad), que finalizará este viernes.

El objetivo de los manifestantes es reclamar una solución para ”la peor crisis del café, un tema olvidado en la agenda internacional”, explicó a IPS el español Gonzalo Fajul, portavoz de Oxfam Internacional, la organización no gubernamental que impulsa el movimiento ”comercio con justicia”.

”Es un escándalo, sin precedentes” lo que ocurre con el café. Los productores reciben sólo de 5.000 millones de dólares a 6.000 millones de los 75.000 millones de dólares anuales que se obtienen de la venta del grano en el mundo cuando está listo para consumir su infusión, destacó el secretario general de la Unctad, Rubens Ricupero, al acercarse a los manifestantes para prestarles solidaridad.

En los años mejores, en la década de 80, esa participación de los productores alcanzaba de 11.000 a 12.000 millones de dólares.

Cuatro empresas transnacionales controlan 76 por ciento del mercado mundial, acaparando las utilidades del negocio, según Oxfam. Mientras, la caída a la mitad de los precios internacionales desde 1997 a la fecha llevó este comercio al más bajo nivel de su historia, empobreciendo de modo dramático a las 25 millones de familias que dependen de esa producción cafetera.

El café es importante en las exportaciones de 50 países y en muchos de ellos constituye la principal fuente de divisas.

”Los consumidores finales en los países ricos tampoco se benefician del colapso del precio”, ante las abultadas ganancias de los empresarios, observó Ricupero, anunciando que alguna esperanza surge en el horizonte tras la decisión de Estados Unidos de volver al Acuerdo Internacional del Café.

Fue la retirada estadounidense que llevó en 1989 al colapso de ese Acuerdo, ”que no era perfecto pero aseguraba a los productores condiciones incomparablemente mejores que las actuales”, explicó. Es necesaria una política urgente de reordenamiento de ese mercado y de ”compensación financiera por las pérdidas sufridas”, acotó.

Con el retorno de Estados Unidos, otros grandes consumidores, como Australia y Canadá, pueden seguir el ejemplo, abriendo paso a negociaciones para recuperar y estabilizar los precios, observó Francisco Garcez Ourique, asesor de Ricupero en esta XI Unctad y representante de los países exportadores en la Organización Internacional del Café.

La industria del café, concentrada en los países en desarrollo, también tienen interés en un acuerdo para mejorar la calidad de la materia prima y tener garantías de suministro estable, según Ourique.

El café es un producto singular, que los países productores exportan casi todo en estado bruto. Siquiera las primeras fases de su procesamiento, la torrefacción y molienda, quedan en los países de origen. Así es como Alemania es que llega a ser el mayor exportador de café tostado y molido.

Incluso Brasil, con una industrialización más avanzada que los demás exportadores, lograba colocar en el exterior una parte insignificante de su café tostado y recién ahora empieza un esfuerzo para elevarlo a casi diez por ciento de su cosecha anual.

Es urgente una ”iniciativa global” para regular el mercado cafetero, a través del control de la producción u oferta, mejora de calidad y mayor industrialización del café en los países productores, resumió para IPS el portavoz de Oxfam Internacional, que promueve una campaña mundial ”big noise”, por un comercio justo, en favor de los pequeños productores, y que ya cuenta con cinco millones de firmas.

En Haití, la crisis política actual agravó los problemas sociales derivados del bajo precio del café. Se interrumpió el transporte en carreteras amenazadas por las bandas armadas y también el crédito, obligando a renegociar contratos de venta, informó Saintvile a IPS.

Ese país exporta poco, porque consume 70 por ciento de los 350.000 sacos producidos al año. Empero, 200.000 personas y cerca de un millón de sus dependientes viven de la producción cafetera, cuyos costos de producción no son cubiertos por el precio actual, señaló el experto haitiano.

En tanto, los 115.000 caficultores de Honduras lograron mantener su producción de tres a 3,2 millones de sacos, en medio a la crisis, porque 85 por ciento de ellos son pequeños productores y usan mano de obra familiar, sostuvo Nelson Guerra, productor y dirigente de la Central de Cooperativas Cafeteras del país.

En Brasil, el mayor productor y exportador mundial de café, la suerte es contar con un gran consumo interno. De los más de 30 millones de sacos cosechados al año, 14 millones se destinan al mercado doméstico, apuntó Geronimo Brumatti, un caficultor del oriental estado de Espíritu Santo presente en la manifestación.

Pero la crisis afecta a los productores cafetaleros brasileños, que suman entre 320.000 y 350.000, de los cuales 250.000 se desempeñan en agricultura familiar.

Muchos de ellos abandonaron el cultivo e incluso sus tierras, además de aumentar el desempleo entre los asalariados en la caficultura, estimados en un millón de trabajadores, señaló Brumatti. Ocho millones de personas trabajan en toda la cadena de la economía cafetera brasileña, precisó.

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