POBLACION-FILIPINAS: Con dos hijos basta

”En China paran con uno. En Indonesia paran con dos. En Filipinas paran a las cuatro de la mañana”. Bromas como éstas se repiten mientras los legisladores filipinos consideran restringir la cantidad de hijos por pareja.

Viejas disputas sobre políticas de planificación familiar resurgieron cuando el diputado independiente Edcel Lagman presentó este mes un proyecto cuya aprobación estimularía a los padres a no tener más de dos hijos para desacelerar el crecimiento de la población.

El proyecto recibió el respaldo fundamental del presidente de la Cámara de Representantes, el oficialista José de Venecia, quien a su vez instó a la coalición de gobierno a actuar de inmediato para controlar la superpoblación.

”Nuestros recursos apenas pueden atender a una población pequeña. La política de dos hijos es parte de una estrategia para salvar a la nación, pues la superpoblación nos está matando”, dijo De Venecia a una radio local.

Filipinas tenía 76,5 millones de habitantes en 2000, con un índice de crecimiento anual de 2,36 por ciento, esto es, 1,8 millones de nacimientos por año, según el último censo de la Oficina Nacional de Estadísticas.

Sobre la base de este índice de crecimiento, la Oficina calcula que la población ahora llega a unos 84 millones, y que cada minuto nacen cuatro filipinos. Se espera que, de mantenerse el ritmo, la población se duplicará en 29 años.

La pobreza afecta a 38 por ciento de la población, lo que significa que 26 millones de filipinos no pueden satisfacer sus necesidades básicas.

Filipinas se ubicó en el puesto 38 en la lista de 177 países ordenada de acuerdo con el índice de desarrollo humano, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

Estos datos fueron manejados también por los impulsores de la nueva ley.

Una población tan grande dificultará los esfuerzos del país para reconstruir su economía y el plan del gobierno de la presidenta Gloria Macapagal Arroyo de crear entre seis y 10 millones de empleos durante su periodo en el poder, dijeron.

Lagman explicó que la ley no obliga a los padres, sino que establece ”un sistema de incentivos como reducción de impuestos y becas escolares para parejas que se limiten a tener solo dos hijos”. Tampoco incluye sanciones para los que superen el límite.

No fue sorpresa para nadie que la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas se opusiera fervientemente al proyecto.

La asesora legal de la Conferencia y de la Comisión Episcopal sobre Vida Familiar, Jo Imbong, sostuvo que la ley es ”contraria a la vida” y constituye una ”afrenta a la libertad religiosa, en especial dirigida hacia los católicos”.

”La familia no es creada por error. Es una institución natural, y ni siquiera el Congreso puede inmiscuirse en ella”, afirmó.

Imbong señaló que la expectativa de vida en Filipinas está aumentando, pero ”decir que la culpa de la pobreza la tiene el crecimiento demográfico es un error”.

Los opositores de Arroyo señalan que el problema del crecimiento poblacional es crucial para el futuro del país, pero la presidenta ni siquiera lo mencionó en su discurso a la nación el 26 de julio.

Arroyo se centró en el anuncio de una serie de medidas legislativas y ejecutivas para erradicar la pobreza de aquí a 2010, con creación de empleos, lucha contra la corrupción, mejora de la educación, oportunidades para los jóvenes y desarrollo económico.

Opositores acusan a Arroyo, una ferviente católica, de eludir el debate sobre la planificación familiar por temor a críticas de la Iglesia Católica, considerando que 80 por ciento de los filipinos pertenecen a esa confesión religiosa.

La semana pasada, diversas personalidades católicas pertenecientes a 50 organizaciones no gubernamentales y grupos privados realizaron tres conferencias de prensa simultáneas en Manila (norte), Cebu (centro) y Davao (sur), las tres ciudades más importantes de cada una de las regiones geográficas en que se divide este archipiélago.

En las conferencias presentaron su punto de vista sobre la pobreza y el crecimiento poblacional.

Mientras, los propulsores de la ley preparan el borrador de un informe que presentarán en septiembre para marcar el décimo aniversario de la Conferencia sobre Población y Desarrollo, realizada en 1994 en El Cairo con la participación de 178 países, entre ellos Filipinas.

El documento destacará que en los últimos años disminuyó la fertilidad, aumentó el uso de métodos de planificación familiar y se redujo la mortalidad infantil.

En 1993, el promedio de hijos por mujeres en edad de concebir era de 4,1, y en 2003 disminuyó a 3,5.

Mientras, el porcentaje de parejas filipinas que usan métodos anticonceptivos pasó de 40 a 49 entre 1993 y 2003.

En 1993, 36 de cada 1.000 bebés morían por complicaciones en el embarazo o en el parto, pero en 2003 la cifra cayó a 29 de cada 1.000.

No obstante, ”todavía hay mucho por hacer”, dice el informe.

”Siempre ha sido mi política seguir lo establecido en la Constitución sobre paternidad responsable. Los padres son los que deciden cada cuánto tendrán hijos. Se les deja eso a su discreción de acuerdo con sus creencias, su religión y su cultura”, señaló Arroyo.

No obstante, luego aconsejó a las mujeres que hicieran un paréntesis más prolongado entre parto y parto, de uno o dos años, para que sus hijos nacieran ”más saludables”.

De todas formas, la presidenta se resiste a opinar abiertamente sobre planificación familiar como política contra la superpoblación.

”Mi prioridad ahora no es tratar la superpoblación para resolver los problemas sociales, sino ir directamente a los asuntos macroeconómicos que son la raíz de todo”, afirmó días atrás.

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