BOLIVIA: Puntadas finales para Evo Morales

El raudo periplo por cuatro continentes en unos 10 días de Evo Morales, quien desde este domingo será el primer indígena en gobernar Bolivia, motivó reflexiones de todo tenor político. Empero, su vestimenta peleada con lo establecido se robó la atención hasta de los más severos analistas.

Crédito: MAS - La Paz
Crédito: MAS - La Paz
Morales, o el compañero Evo como prefiere que se lo siga llamando según aclaró en su breve visita a Argentina, ganó con 53,4 por ciento de los votos las elecciones de diciembre en Bolivia, donde alrededor de 60 por ciento de sus 9, 2 millones de habitantes se declara descendiente de algún pueblo originario.

Pero el líder del izquierdista Movimiento al Socialismo, surgido a la arena política desde su militancia en las filas del movimiento de cultivadores de hoja de coca, ya cosecha la aceptación de 65 por ciento de sus connacionales, según encuestas privadas difundidas en los últimos días.

Esa popularidad, sin embargo, no incluye en su país la atención que fuera de frontera motivó la presencia informal en el vestir, poco común en quienes acceden al cargo de presidente de un país.

"Corrió pánico por el 'establishment'", analizó ante IPS la socióloga argentina especializada en moda Susana Saulquin.
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"Los grupos dominantes económicos y políticos disfrazaron su miedo de desprecio, pero es puro pánico lo que tienen", apuntó con énfasis.

Por cierto, este dirigente de la etnia aymara, fortalecido en la conducción de las movilizaciones de protesta campesina de la región central del Chapare, llega al Palacio Quemado, sede del gobierno de Bolivia, y provoca en algunos un mal disimulado sobresalto.

"Es el miedo que tiene el resto del mundo ante una posición completamente irreverente, de una personalidad fuerte que, además, es simpática, porque no lo hace desde la antipatía, pero tampoco lo hace desde la humildad, ni desde la soberbia…", interpretó Saulquin.

"Es la afirmación de su ideología, es como decir: yo soy aymara y, por lo tanto, ni mis formas de pensar ni de vestirme son occidentales. De ninguna manera es una cuestión frívola", agregó.

Palabras y más palabras se vertieron en las últimas semanas en torno a este asunto. Unos interpretaron como una falta de respeto el hecho de que Morales se paseara con su suéter de alpaca multicolor, típico de la zona indígena de donde procede, ante jefes de gobierno y monarcas de distintas partes del mundo.

Otros adjudicaron ese comportamiento a una cabal y planificada estrategia de marketing. Incluso, una pequeña fotografía de hace tres décadas, en la que se ve a Morales con saco y corbata, circuló por redacciones periodísticas cual hallazgo histórico..

"Esto tiene que ver con la pretendida globalización de la cultura, es decir, con la hegemonía cultural como modelo único y posible para todos los pueblos. Se intenta desvalorizar y subestimar nuestra cultura indígena", comentó a IPS Luis Romero, integrante del equipo de Pueblos Originarios del no gubernamental Servicio de Paz y Justicia, de Argentina.

"Me ofende esta permanente intención de homogeneizar a los pueblos y de borrar la riqueza de su diversidad", completó Romero, quechua y boliviano de origen.

Es que la cuestión de la vestimenta vendría a ser uno de los ejes dentro de un proceso más amplio de desvalorización de la cultura indígena. Así lo entiende Eugenio Rojas, alcalde de la ciudad boliviana de Achacachi, dirigente del Movimiento Indígena Pachakuti.

Rojas, desde el libro "Mal de altura. Viaje a la Bolivia insurgente", realizado por el Colectivo Situaciones, sostiene que el problema en su país "es el indio".

"El indio es el culpable, el desgraciado. Y el pensamiento andino, aymara, quechua no se toma en cuenta". Por ejemplo nos dicen: "Lo que comes no sirve. Masticando coca pareces llama, pareces oveja rumiando. Tu ropa es macana, tu lengua peor. Mira tu cara: es fea! Todo lo que nosotros tenemos no sirve."

"Creo que en todo esto hay una buena dosis de superficialidad "occidental", agravada en las últimas décadas por ese proceso de "imbecilización" generalizada que se conoce como "posmodernidad", evaluó, a su vez, el diputado argentino Miguel Bonasso, desde La Habana, donde se encuentra por razones de salud, ante la consulta de IPS.

Bonasso añadió que, "como no les da la cabeza para reflexionar sobre el fenómeno político, ideológico y cultural que significa el arrasador triunfo de Evo Morales, se quedan en la chomba, pulóver, suéter, tricota o como lo queramos llamar."

"Al hablar de la chomba de Evo, omiten destacar que la ascensión al poder de un campesino aymara constituye la mayor victoria de la resistencia indígena al Reich (imperio) de 500 años que establecieron los españoles y continuaron los británicos y los yanquis (Estados Unidos), contra los pueblos originarios", afirmó este diputado nacional del bloque izquierdista "Convergencia".

Bonasso compartió con Morales el llamado "Expreso del Alba", el tren que llevó a lideres sociales, políticos y hasta deportistas, como Diego Maradona, de Buenos Aires a la meridional ciudad de Mar del Plata en noviembre pasado para protestar contra el Área de Libre Comercio de las Américas impulsada por Estados Unidos, en ocasión de la IV Cumbre de las Américas.

"Creo que no existe la menor sombra de pose en la vestimenta de Evo: se viste como lo ha hecho siempre, porque lo que ha cambiado al llegar a la presidencia de Bolivia no es su naturaleza esencial, sino la magnitud de la responsabilidad histórica que le toca asumir", remarcó.

El próximo domingo, Bonasso será de la partida en la ceremonia de asunción de Morales en La Paz, para la cual —si bien le da a este punto una importancia relativa— ya definió su propio vestuario, que será pantalón gris, saco azul liviano, camisa blanca y corbata al tono.

Un portavoz de la cancillería de Bolivia aseguró, telefónicamente a IPS, que el estilo de la vestimenta que Morales llevará durante la ceremonia oficial de asunción del mando presidencial es de su estricta incumbencia personal, y que las dependencias de gobierno aún no cuentan con información oficial sobre el tema.

Al mismo tiempo, reconoció el ingente número de consultas periodísticas, nacionales e internacionales que reciben diariamente sobre este particular.

Hay más de 1.500 periodistas de todo el mundo acreditados para presenciar el acto de trasmisión de mando presidencial en Bolivia, que costará unos 1,5 millones de dólares.

"Todo el mundo está pendiente de cómo estará vestido Evo", admite Saulquin.

"Sinceramente creo que en su asunción no va a tener un traje, porque sería tirar por el suelo todo lo que hizo en esta gira, con su suéter de fina alpaca. Pero sí creo que va a tener algo más formal, quizás un saco, algo intermedio, porque la presión de algunos segmentos bolivianos en este sentido también es muy grande", indicó.

Así, a pocas horas de la asunción de Evo Morales como presidente de Bolivia, su atuendo amenaza con convertirse en una cuestión de Estado. Al menos para algunos. (

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