NICARAGUA: «Las personas se han vuelto un mercado de exportación»

El alcalde de Managua, Dionisio Marenco Gutiérrez, no cree que puedan cumplirse los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) en Nicaragua, pues son una lista de deseos y no un plan de acción para conseguirlos, y su país necesita una enorme inversión extranjera para superar la pobreza.

Alcalde de Managua, Dionisio Marenco Gutiérrez Crédito: Sabina Zaccaro
Alcalde de Managua, Dionisio Marenco Gutiérrez Crédito: Sabina Zaccaro
Sólo las remesas de los emigrantes dinamizan la economía, pues "las personas se han vuelto un mercado de exportación", dice Marenco Gutiérrez en esta entrevista con IPS.

Ingeniero civil de 60 años, combatió en las filas del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) contra la dictadura de los Somoza. Desde hace dos años es alcalde de Managua, cargo al cual llegó cuando su partido aún estaba en la oposición, antes de triunfar en los comicios de 2006 que llevaron a la presidencia a Daniel Ortega.

Marenco Gutiérrez y la vicealcaldesa de Montevideo, Hyara Rodríguez, son los únicos jefes municipales latinoamericanos presentes en Running Out of Time (Se acaba el tiempo) conferencia internacional de evaluación a mitad del plazo para cumplir los ODM, que se celebra en Roma este viernes y el sábado.

Los ODM, adoptados por la comunidad internacional en 2000 y con fecha de cumplimiento en 2015, son compromisos de abatir a la mitad la proporción del hambre y la pobreza, así como de mejorar la educación, la salud y el ambiente y de promover la igualdad de género y un modelo de desarrollo sustentable basado en reglas comerciales y de cooperación más justas. Una tarea ante la que Marenco Gutiérrez se declara escéptico.
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IPS: —¿Por qué su escepticismo ante los ODM en Nicaragua?

Dionisio Marenco Gutiérrez: —Va ser muy difícil el cumplimiento, porque prácticamente se está hablado de cambiar la estructura social de los países del mundo. Entonces, las metas están planteadas como una lista de deseos y no como un programa de acción que lleve a conseguir esos objetivos. En Nicaragua, la situación de pobreza es muy dura, muy extrema, y requeriría una enorme inversión extranjera, un enorme programa de apoyo, casi diría yo un Plan Marshall para poder levantar al país. Hay que recordar que nosotros pasamos 10 años en guerra y somos una economía que quedó muy destrozada. Los gobiernos locales se encuentran en una encrucijada, porque la población plantea sus necesidades directamente. Te piden todo: desde una bisagra hasta una casa. Por eso no soy muy optimista de que se pueda lograr.

—¿Y qué puede hacer la ayuda del mundo desarrollado?

—No veo que el mundo desarrollado tenga una gran vocación de ayuda. Las políticas económicas son de inversión, de comercio. Por definición los países que están económicamente mal no son sitios muy atractivos para la inversión extranjera. En Nicaragua existe una posibilidad de una obra de infraestructura muy grande que sería el canal interoceánico, una obra que podría sacar a toda América Central del atolladero, y que es algo que se requiere porque ya el Canal de Panamá no tiene capacidad para recibir los buques de 250.000 toneladas de carga que se requieren en la era "post Panamá".

—Usted destaca también como la gran fuente de ingresos de Nicaragua las remesas de los emigrantes.

—Es lo que está dominando en este momento en casi todas las economías pequeñas de América Latina. Es la principal fuente de divisas en Nicaragua, El Salvador, Guatemala. En México es casi como la factura petrolera. Las personas se han vuelto ya un mercado de exportación. En Nicaragua ingresan por año en remesas casi mil millones de dólares.

—¿Son ingresos que van a las familias? ¿Hay algún control del Estado sobre ellos?

—No. Es una forma muy democrática porque va directamente al usuario y no hay intermediación estatal, lo que sí hay es una intermediación privada, con que ganan mucho dinero, con las comisiones que cobran. Si el Estado interviniese para hacerlas más baratas, podría aumentar los ingresos líquidos inmediatamente en unos 100 millones de dólares. Eso lo puede conseguir con solo reducir la comisión que ganan los intermediarios financieros, que va de 10 hasta 30 por ciento. Imagínate si el Estado fijara un cobro de dos por ciento para gastos de papelería, la cantidad de dinero que se produciría inmediatamente, sin necesidad de hacer ninguna inversión. El impacto de las remesas es instantáneo.

—¿La población de Managua sabe de los ODM?

—No creo que los conozcan a fondo, deben de haber oído hablar, pero esos temas son más de elite intelectual. Por eso digo que hay que democratizar el objetivo para que la gente entienda y participe más.

—¿Cuál sería entonces el papel de la prensa para dar a conocer estos objetivos?

—Bueno, de divulgación básicamente, pero es una tarea del Estado, porque la población va a estar de acuerdo. Si vos le decís a la gente, ¿está de acuerdo con que haya agua potable? Por supuesto que está de acuerdo. ¿Está de acuerdo con que todo el mundo tenga educación? Por supuesto que está de acuerdo. ¿Que tenga una casa cada quien? Seguro que sí.

—Sí, pero siempre se ha dicho que a la prensa no le interesan los temas de desarrollo. ¿Pasa lo mismo en Nicaragua?

—No, en Nicaragua hay una prensa extremadamente politizada. Este tema, que sería objeto de un debate político, seguro que lo agarra todo el mundo, porque en Nicaragua la prensa, al contrario de otros países, politiza todo. Si a alguien lo atropella un autobús en la calle, eso se vuelve un asunto político contra el alcalde, contra la policía y contra quien sea. Eso viene desde la época de la revolución (sandinista) que polarizó mucho la sociedad.

—Respecto de los ODM, ¿el municipio de Managua tiene algún programa de dotación de agua potable?

—No, el agua potable es una responsabilidad del Estado central, aunque yo pienso que debería ser del municipio. Pero en relación a los ODM, la municipalidad si está haciendo algo que creo yo pocos países van a cumplir, que no es cuantitativo, sino de orden social. Estamos alfabetizando. Managua va a ser declarada capital libre de analfabetos. Es la única capital de América Central libre de analfabetismo. Eso cumple con las metas del milenio muy anticipadamente. La campaña se está haciendo hace dos años y alfabetizamos en Managua a más de 25.000 personas. Esto va a ser auditado en julio por la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).

—¿Y la situación de los servicios de salud?

—También es estatal. La municipalidad tiene algunas clínicas, pero son sobre todo para dar asistencia en algunos mercados. Es difícil. El servicio de salud es muy raquítico, es pobre, no es bueno. Se requerirá de mucha asistencia internacional para poderlo mejorar. Hay mucha epidemia de cólera, dengue. Al ser Nicaragua el segundo país más pobre de América Latina tiene todos esos males.

—En cuanto a otros aspectos de los Objetivos del Milenio, ¿hay en Nicaragua una mayor igualdad de género?

— El presidente Ortega prometió tener 50 por ciento de funcionarios mujeres, y el Frente Sandinista, por ley interna, tiene 30 por ciento. Todas las mujeres que hay en el parlamento son sandinistas, y si se cuenta las de otros partidos hacen un número grande, pero es porque el Frente siempre lleva 30 por ciento de sus listas de mujeres.

—¿También se da esa relación en el municipio de Managua?

—Sí. Nosotros tenemos 19 concejales, de los cuales somos 10 sandinistas y nueve opositores, entre liberales y conservadores. Los sandinistas tenemos tres mujeres y siete hombres. O sea, el 30 por ciento.

—¿Está de acuerdo con que es necesario descentralizar la gestión de gobierno para cumplir los ODM?

—Ayudaría mucho, porque la burocracia siempre es un colador que retrasa. Cuando el recurso va directo al territorio se usa mejor y más rápido. El mejor ejemplo es la remesa familiar, aunque en lo único que es muy ineficiente es en que tiende a promover el consumo. Pero ahora estoy pensando en desarrollo de planes de vivienda, en que los emigrantes que están en Estados Unidos le compren una casa a su familia en Nicaragua. También hacer desarrollo turístico, que los emigrantes que tienen algún estatus y que nunca van a poder comprar una casa en el mar en Estados Unidos, compren una casa en el mar en Nicaragua y la usen para vacacionar, aprovechando la distancia, porque la mayoría de la comunidad nicaragüense está en Miami, a dos horas de vuelo de nuestro país.

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