MÉXICO-EEUU: Drogas, un plan cubierto de suspicacias

La llamada Iniciativa Mérida despertó desconfianzas y causó roces políticos ante su negociación casi en secreto entre los gobiernos de México y Estados Unidos. Aunque se «vende» como un plan de ayuda antidrogas, también prevé controles migratorios y acciones contra el terrorismo.

El programa, presentado el 22 de este mes por el gobierno estadounidense de George W. Bush al Congreso, compromete a ese país a entregar a México 1.400 millones de dólares en asistencia para un período de tres años, a contar desde 2008.

Se trata de una cifra que supera con creces los 40 millones de dólares anuales que ese país abona en la actualidad a México para combatir el narcotráfico.

También se incluye en el texto de la iniciativa la entrega de equipos, capacitación de personal y desarrollo de programas de inteligencia conjunta y no desembolsos efectivos de dinero,

Pero legisladores de los dos países se quejaron de la escasa información previa que circuló sobre el asunto y los estadounidenses advirtieron que su aprobación aún es incierta.
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Según funcionarios en Washington, se trata de un plan de cooperación sin antecedentes.

John Negroponte, el número dos del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos, y Tom Shannon, el jefe de la diplomacia para América Latina, se reunieron en México desde el fin de semana y hasta el miércoles con funcionarios de gobierno, legisladores y directores de medios de comunicación, en el marco de lo cual abogaron por la Iniciativa Mérida.

En esos encuentros indicaron que 40 por ciento de los primeros 500 millones de dólares de asistencia para 2008 se destinarán a apoyar las labores de las Fuerzas Armadas mexicanas, involucradas de lleno en la lucha contra las mafias de la droga, y el resto a "agencias civiles (policía, migración y otras)".

Sin embargo, el documento oficial de la iniciativa indica que 61,1 por ciento de la asistencia irá a la secretaría (ministerio) de Defensa y a la Marina de México, según reportó el diario local El Universal, que afirma tener la versión original del plan.

A pesar de los reclamos de legisladores mexicanos, el gobierno del conservador Felipe Calderón se ha negado hasta ahora a entregar el documento de la Iniciativa Mérida con el argumento de que sólo se trata de un acuerdo y no de un plan consumado.

Negroponte y Shannon reconocieron que ha faltado transparencia e información sobre el plan y se comprometieron a subsanar esa actitud. Empero, tampoco divulgaron el texto del pacto en discusión.

Los datos del programa han llegado a cuentagotas a México a través de filtraciones provenientes del Congreso estadounidense y de las declaraciones de funcionarios en Washington.

Lo que ha quedado claro es que la ayuda incluirá no sólo apoyo para combatir a los traficantes de drogas, sino también para aumentar los controles migratorios en las fronteras mexicanas, tanto la norte con Estados Unidos como la sureña con América Central.

Además, habrá respaldo para detectar a terroristas y se desarrollarán programas para combatir la corrupción policial y mejorar la procuración de justicia.

"¿Por qué esta opacidad, por qué este secretismo en cuanto a informar sobre el plan? ¿Acaso hay algo oscuro que el gobierno de México quiere ocultar"?, preguntó ante IPS el politólogo Daniel Blanco.

Funcionarios mexicanos afirman que, con esta iniciativa, Estados Unidos reconoce su "corresponsabilidad" en el tema del narcotráfico, pero sin violar la soberanía de su vecino. Además, aseguran que la idea del plan partió inicialmente de México durante la reunión que en marzo sostuvieron Calderón y Bush en la sudoriental ciudad mexicana de Mérida.

En esa cita, el mandatario mexicano demandó a Bush entender que se necesita "la activa participación de nuestro vecino, a sabiendas de que mientras no se reduzca la demanda de drogas (en Estados Unidos) será muy difícil reducir el suministro".

Empero, la Iniciativa Mérida nada dice sobre compromisos para reducir el consumo de drogas o invertir en educación y salud como formas más efectivas y de largo aliento para abatir el problema. Por el contrario, el plan apunta exclusivamente a reforzar el enfoque punitivo y militar de combate contra las mafias de traficantes.

"Se insiste en hacer del narcotráfico un asunto principalmente bélico y no un tema de salud pública y, por tanto, de prevención", señaló Javier Oliva, catedrático e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Este país y otras naciones de América Latina han aplicado desde los años 80, con el apoyo de Estados Unidos, planes contra el narcotráfico que ponen acento en la persecución de traficantes, la destrucción de cultivos, la criminalización de los consumidores y un protagonismo militar creciente.

Los críticos de esta estrategia afirman que su resultado ha sido una mayor violencia en los países productores, la destrucción de su tejido social, un aumento del consumo interno y algunos vaivenes en la cantidad de mercadería que logra ingresar a Estados Unidos, el principal destino de las drogas que se producen en el mundo.

Para Andrés López Obrador, el líder opositor mexicano y a quien un sector de la izquierda llama "presidente legítimo", la Iniciativa Mérida "permitirá al gobierno estadounidense someter a nuestro país y quedarse con el petróleo y otras riquezas propiedad de la nación".

"Le exijo al pelele de Calderón que dé la cara e informe sobre este acuerdo. ¿Qué es exactamente lo que comprometió? Le digo al pelele que no estén pensando que vamos a respetar eso acuerdos a escondidas", declaró.

La canciller de México, Patricia Espinosa, en cambio, sostuvo en una comparecencia ante legisladores que el plan no vulnera en nada la soberanía mexicana e insistió una y otra vez que no incluye la participación de soldados del vecino país en México.

La funcionaria advirtió que, si el Congreso de Estados Unidos realiza cambios y pone condiciones a México para aprobar la Iniciativa Mérida, el gobierno de Calderón podría llegar a rechazar el proyecto.

"No hay una obligación de aceptar estos apoyos si existe alguna condición, no habrá ninguna precipitación y esperaremos a ver lo que resulte de este proceso legislativo", que podría resolverse sólo a comienzos de 2008, expresó.

La oposición mexicana compara el programa de asistencia de Estados Unidos con la estrategia antidrogas y contrainsurgente aplicada en Colombia desde 2000, con asistencia financiera de Washington y que incluye el despliegue de asesores militares.

Pero tanto los funcionarios mexicanos como los estadounidenses afirman que no hay relación entre el denominado Plan Colombia y la Iniciativa Mérida.

Según se informó, el plan con México incluye además una partida para sumar a los países centroamericanos al plan antidrogas. Ese anunció también causó suspicacia, pues el presidente de Honduras, José Manuel Zelaya, declaró que desconoce totalmente del tema. "El manto de secretismo de la negociación despertó especulaciones que podría parecer absurdas, pero que son válidas tratándose de tanto dinero comprometido. Estados Unidos no regala apoyo a cambio de nada", sostuvo el politólogo Blanco.

Para Federico Reyes, el escritor y columnista del diario Reforma, "llaman la atención los reclamos casi automáticos y muy exaltados de nacionalismo como reacción al posible apoyo estadounidense".

"Más allá de los errores cometidos en el anuncio y de la confusión de las cifras, la noticia debió haber recibido aprobación. La mayor parte de apoyo es en especie, en equipo y capacitación. No hay cesión en el control de las acciones, por fin se logra que el gobierno estadounidense asuma una corresponsabilidad y ahora nosotros nos damos golpes de pecho", escribió Reyes.

El gobierno de Calderón, iniciado en diciembre, puso a los militares al frente de la lucha contra el narcotráfico, con un grado de participación que no le habían otorgado sus antecesores, si bien desde fines de los años 80 las Fuerzas Armadas han actuado en este terreno.

El uso del ejército en una tarea básicamente policial dejó ya una estela de violaciones a los derechos básicos de las personas, indican informes de la estatal Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Pero la estrategia de usar militares ha sido avalada y felicitada por el gobierno estadounidense, que considera que México está haciendo todo lo necesario para vencer a los narcotraficantes. *****

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