RELIGIÓN: La alianza de civilizaciones es la única alternativa

Para frenar el terrorismo y el fundamentalismo, «la religión no debe mezclarse con la política», advirtió el ex canciller israelí Shlomo Ben-Ami**, vicepresidente del Centro Internacional de Toledo para la Paz, con sede en España.

El fundamentalismo "no está monopolizado por el mundo islámico", porque "también existe fundamentalismo en el judaísmo y en el cristianismo", agregó.

Ben-Ami, historiador graduado en la Universidad de Oxford, fue un protagonista clave en varias conferencias de paz árabe-israelíes, fundamentalmente la cumbre de 2000 en Camp David, Estados Unidos.

En los años 80, luego de una destacada carrera docente en la Universidad de Tel Aviv, Ben-Ami fue nombrado embajador de Israel en España. Luego fue elegido para ocupar un escaño en la Knesset, el parlamento israelí.

Fue ministro de Seguridad antes de ser designado al frente de la cartera de Relaciones Exteriores.
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El Centro para la Paz está dedicado a fomentar la convivencia pacífica entre árabes, cristianos y judíos.

IPS: ¿Qué deberían hacer los líderes religiosos para mantener a sus comunidades alejadas del fundamentalismo y promover el diálogo?

BEN AMI: Para empezar, deberían reconocer los desafíos que existen dentro de su propia religión, no sólo en las otras. Uno debe hacer el esfuerzo de educar a su propia sociedad en lugar de sermonear a los otros.

Los líderes religiosos tienen prestigio, una buena reputación. En consecuencia, pueden ejercer una gran influencia para generar actitudes positivas hacia los otros. Esto es muy importante. No se trata de que los judíos deban sermonear a los musulmanes, sino que ellos lo hagan consigo mismos.

Los rabinos deberían reconocer las tendencias fundamentalistas existentes dentro del judaísmo, que deben ser controladas. Los miembros de estas tendencias no actúan necesariamente de manera violenta, pero pueden predicar la violencia. El asesinato en 1995, a manos de un judío ortodoxo, del entonces primer ministro Yitzhak Rabin, por ejemplo, fue, sin duda, resultado de una prédica extremista.

Los líderes religiosos —judíos, cristianos, musulmanes— se deben reunir e intercambiar puntos de vista, abrirse unos a otros.

— ¿Están preparados para hacer eso?

— Le responderé con un pequeño ejemplo. Hace poco el rey Abdullah de Arabia Saudita visitó al Papa en el Vaticano. ¿Puede el Papa ir a Arabia Saudita? No, no se lo permitirían. Tenemos que trabajar sobre una base de reciprocidad.

Si usted quiere que Occidente se abra hacia usted, debe responder de igual forma hacia Occidente. Debemos desarrollar un respeto mutuo. En las naciones occidentales se pueden construir mezquitas. ¿Es posible construir una iglesia en el mundo musulmán? La reciprocidad es necesaria.

— ¿Cuál es el riesgo principal de mezclar la religión y la política?

— Mi experiencia en el gobierno me indica que cuando los políticos intentan resolver cuestiones que son esencialmente religiosas tienden, en algunas ocasiones, a ser más extremistas que los líderes espirituales.

Cuando me tocó negociar cuestiones vinculadas con el destino de Jerusalén, descubrí que los líderes religiosos eran más moderados que los políticos. Creo que los religiosos deberían involucrarse más en cuestiones de fe que tienen un impacto político.

También considero fundamental tratar de mantener la religión fuera de la política. La religión pertenece a la esfera privada, no la pública. Debemos entender que la política es esencialmente un terreno de concesiones y compromisos, el arte de lo posible. Cuando se introduce la religión, que no contempla transacciones porque postula verdades eternas, cuando se politiza la religión o se la introduce en el campo de la política, se elimina esa disposición a las concesiones. Y esto es muy peligroso: se transforma en teología política.

— Los signos del "choque de civilizaciones" son evidentes, pero es difícil percibir los de una alianza de civilizaciones. ¿Es posible alcanzarla? ¿Qué se debe hacer para lograrlo?

— Debemos comenzar por convencernos de que la alternativa no es válida. El "choque" no funciona. Lo vimos en Iraq, los estamos viendo en los territorios palestinos, estamos presenciando el surgimiento de un terrorismo islámico que se alimenta de las profundas frustraciones de las sociedades.

Hubo un diálogo entre religiones que ya no existe, al menos no con las características que tenía años atrás. Debemos reanudarlo. Debemos movilizar a los líderes religiosos para que transmitan este mensaje.

La religión tiene a veces una "mala prensa" que no se merece. El problema es el totalitarismo, ya sea secular o religioso. Tenemos que evitar mezclar la religión con la política.

La religión no tiene el monopolio del terrorismo suicida. ¿Dónde se producen hoy la mayor cantidad de ataques suicidas? No en el mundo musulmán, sino en Sri Lanka, un país secular. Hay que poner las cosas en perspectiva, abandonar las categorías absolutas y las frases hechas.

— ¿Cuál debe ser el lugar del diálogo en la agenda política?

— Un lugar fundamental. Resolviendo los principales conflictos políticos estaríamos haciendo una enorme contribución. No tengo la menor duda de que lo único que logró la guerra en Iraq fue alimentar al terrorismo. Y lo mismo vale para el caso de Irán: imagine un ataque masivo de Estados Unidos, o de Estados Unidos e Israel, contra Irán. Desencadenaría olas de terrorismo en toda la región. De todas formas, no creo que Estados Unidos o Israel vayan a hacerlo.

La alternativa válida es el diálogo y la negociación. Ningún conflicto se ha resuelto sólo con la guerra. Ninguno de los problemas de Medio Oriente, el mundo árabe o el mundo musulmán puede resolverse por la vía militar.

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** Shlomo Ben-Ami será uno de los principales oradores en la Conferencia Anual de Inter Press Service dedicada al "Papel de las Comunicaciones en la Alianza de Civilizaciones", que se realizará en Venecia el 29 de noviembre.

La Organización de las Naciones Unidas enfatizó el papel de los medios de comunicación para superar los estereotipos y las generalizaciones peligrosas. Asimismo, ha señalado que las causas fundamentales de la creciente división entre el mundo musulmán y las sociedades occidentales no son religiosas sino políticas.

La Conferencia reunirá a profesionales de la comunicación, académicos, representantes de la sociedad civil, los gobiernos, las comunidades religiosas y los organismos internacionales para reflexionar sobre el papel de los medios de prensa y la comunicación en la tarea de tender puentes entre los pueblos.

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