IRAQ: Llenos de armas que no aparecen

Un millón de armas ingresaron a Iraq desde 2003, de la mano de proveedores clandestinos financiados por los gobiernos de ese país y de Estados Unidos, según una investigación de Amnistía Internacional.

Pero muchas de esas armas desaparecieron a causa de sistemas de rastreo gubernamental defectuosos o no existentes. Algunas cayeron en manos de insurgentes.

Los contratos con una de estas compañías, Taos Industries, representan casi la mitad de los 217 millones de dólares que Bagdad y Washington han gastado oficialmente para armar en Iraq al ejército, la policía y las fuerzas de seguridad y a funcionarios de varios ministerios.

El informe de Amnistía Internacional "Blood at the Crossroads: Making the Case for a Global Arms Trade Treaty", presentado el día 17, arroja luz sobre las catastróficas consecuencias en materia de derechos humanos que implica el comercio irrestricto de armas.

El estudio recoge la experiencia en diversos países y recomienda cómo impedir violaciones de derechos humanos cuando los gobiernos venden o transfieren armas convencionales a otros países.
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La investigación para el informe fue realizada por TransArms, organización estadounidense sin fines de lucro que rastrea las transferencias mundiales de armas.

TAOS INDUSTRIES

Taos Industries, el mayor proveedor corporativo de armas pequeñas a Iraq desde la invasión en 2003, fue fundado por David Hogan poco después de retirarse del ejército, en 1989.

Hogan había sido jefe de inteligencia exterior para el Comando de Misiles del ejército en el arsenal Redstone, en Huntsville, en el sudoriental estado de Alabama. La compañía está a las afueras del Parque Industrial Putnam en Madison, aproximadamente a un kilómetro y medio de la base militar.

Pocos años después de crearse Taos, Keith R. Hall, subsecretario adjunto de defensa para Inteligencia durante el gobierno de Bill Clinton (1993-2001), dijo al Congreso legislativo de Estados Unidos que la caída del Muro de Berlín (1989) había creado una "oportunidad de adquirir y explotar importantes y novedosos sistemas de armas".

Desde su posición estratégica como ex funcionario de inteligencia en el comando de misiles con conocimiento del "presupuesto negro" o de los contratos militares secretos usados para comprar esos sistemas, Hogan estaba muy al tanto de que esas oportunidades podían ser redituables.

A comienzos de los años 90, comenzó a postularse a contratos clasificados publicados por la Agencia de Inteligencia de Defensa, rama de inteligencia militar del Pentágono.

Primero fue vencido por firmas con mejores contactos, como una subsidiaria del Carlyle Group, BDM International, de McLean, en el oriental estado de Virginia, que así pudo adquirir un S-300, serie de sistemas de misiles soviéticos tierra-aire de largo alcance (equivalente al sistema de defensa antimisil Patriot).

Pese a perder este importante contrato, Taos obtuvo órdenes lucrativas en la década siguiente para vender partes sueltas a clientes militares extranjeros que usan equipos estadounidenses más viejos.

Taos también proporciona vehículos o partes sueltas para probar alcances que dependen de radares y vehículos rusos, y en los últimos cinco años ganó varias órdenes para suministrar armas a los gobiernos respaldados por Estados Unidos en Afganistán e Iraq.

La firma fue comprado en octubre de 2006 por Agility, una firma kuwaití operada por la familia de Jamil Sultan al-Essa, para permitirles postularse a contratos militares estadounidenses clasificados.

LAS VENTAS DE IRAQ

En los cinco años transcurridos desde la invasión a Iraq, Taos recibió siete de los 47 contratos de suministro de armas listados por Amnistía, por valor de 95,1 millones de dólares, de un total de 217 millones de dólares.

La mayoría de las ventas fueron para armas de infantería de tipo soviético.

Entre las armas listadas en unos 35 documentos de contratos revisados por CorpWatch estuvieron pedidos de rifles de asalto AK-47, escopetas M4 Benelli, ametralladoras RPK y PKM, granadas RPG-7, lanzagranadas UBGL M1 y pistolas nueve milímetros (en su mayoría Glocks), y municiones, entre otros.

Los investigadores de Amnistía también descubrieron documentos que sugieren que varios de los subcontratistas de Taos o bien estaban operando ilegalmente o bien habían sido listados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) por contrabandear armas.

Por ejemplo, Amnistía alega que Taos subcontrató primero a una firma moldava-ucraniana, Aerocom, para transportar de Bosnia-Herzegovina a Iraq 99 toneladas de armas para las fuerzas iraquíes de seguridad.

Las ventas para el año que finalizó el 31 de junio de 2005 fueron, en su mayoría, de rifles Kalashnikov.

Aerocom tiene una historia de tratos oscuros. En 2002, un informe encargado por el Consejo de Seguridad de la ONU acusó a la compañía de contrabandear armas de Serbia a Liberia en violación de un embargo de armas del foro mundial. En agosto de 2004, las autoridades moldavas revocaron la licencia de operación aérea de Aerocom.

Scout d.o.o, una empresa croata que lleva el nombre del agente de estos embarques, no estaba registrada en Croacia para comerciar armas.

En mayo de 2005, el periódico italiano Corriere della Sera reveló que Taos había suministrado miles de pistolas Beretta 92S de fabricación italiana que estaban entre las armas confiscadas en Iraq de operativos de la red fundamentalista Al Qaeda, responsable de la muerte de civiles.

Las pistolas Beretta habían sido despachadas en julio de 2004 de Gran Bretaña a una base militar de Estados Unidos en Bagdad. Al año siguiente, una investigación judicial italiana cuestionó los poco transparentes métodos utilizados en el embarque de armas de Italia a Gran Bretaña. Pese al informe italiano y a la publicación de los contratos de Aerocom en un estudio de Amnistía de 2006 ("Dead on Time: Arms transportation, brokering and the threat to human rights"), el gobierno de Estados Unidos continuó concediéndole contratos a Taos incluso hasta octubre de 2007. Taos se negó a responder las acusaciones específicas que figuran en el informe de Amnistía. Éstas son "imprecisas" y "engañosas", dijo.

"Las operaciones de Taos se han realizado de modo transparente y dentro de las pautas del Departamento de Defensa de Estados Unidos", aseguró la compañía en una declaración escrita hecha llegar a CorpWatch.

"Taos vende y distribuye equipamiento a un solo cliente: el gobierno de Estados Unidos. La compañía ha compartido información sobre las transacciones en los informes de Amnistía con el Congreso y el Departamento de Defensa", agregó.

Los investigadores de Amnistía observan que la culpa también se les debe asignar a los funcionarios estadounidenses que administran el programa, que admiten que sus sistemas de control de armas para contratos como el de Taos, que usan Aerocom, han tenido fallas.

ARMAS FALTANTES

Un informe de octubre de 2006 realizado por el inspector general especial de Estados Unidos para Iraq calcula que los números de serie fueron registrados en apenas 2,7 por ciento de las 370.000 armas de infantería suministradas a las fuerzas de seguridad iraquíes bajo los contratos del gobierno estadounidense.

Otro informe, de julio de 2007, realizado por la Oficina de Supervisión del Gobierno (GAO, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos reveló que por lo menos 190.000 armas estaban "desaparecidas" en Iraq a causa de las discrepancias entre lo que estaba autorizado para la exportación y lo que el Comando Multinacional de Transición de Seguridad registró para el periodo junio 2004-julio 2007.

Según los expertos en armas, esto fue un serio error.

"Es probable que una gran proporción de los cientos de miles de armas pequeñas y ligeras que han 'desaparecido' en Iraq estén en manos de insurgentes antiestadounidenses o bien en otros países, alimentando conflictos allí", dijo William Hartung, director de la Iniciativa de Armas y Seguridad de la New America Foundation.

Amnistía dice que la situación en Iraq también debería verse como parte del problema mundial más amplio de las ventas irrestrictas de armas, reclamando un tratado de comercio de armas.

* Pratap Chatterjee es director general de la organización no gubernamental CorpWatch.

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