AMBIENTE-ARGENTINA: Biodiversidad arácnida confirma su riqueza

Investigadores de la argentina Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) identificaron 17 especies de arañas cuya existencia se desconocía en el país.

El infraorden de las Araneomorphae es uno de los de mayor presencia en Corrientes. Crédito: Dominio público
El infraorden de las Araneomorphae es uno de los de mayor presencia en Corrientes. Crédito: Dominio público

De las 40.462 especies de arácnidos conocidas hasta ahora en el mundo, casi 1.100 fueron reportadas en Argentina, dijo a Tierramérica el aracnólogo Martín Ramírez.

Las arañas son solitarios artrópodos de ocho patas. Se encuentran en prácticamente todos los hábitat terrestres y figuran entre los depredadores más abundantes y diversificados del planeta, ubicándose en el séptimo puesto de la biodiversidad zoológica en cuanto al número de especies descriptas.

Aunque existe evidencia de que las primeras datan de hace unos 385 millones de años, el conocimiento disponible sobre ellas es aún incipiente, según expertos.

Para aumentar el conocimiento sobre la araneofauna local, investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Agrimensura de la UNNE, en la nororiental ciudad de Corrientes, realizaron dos estudios sistemáticos, en dos zonas de interés en materia de conservación de hábitat naturales, ambas en esa zona del país.
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Las investigaciones, que insumieron unos 13 años, incluyeron por una parte 19 departamentos del centro y norte de la provincia de Corrientes y, por otra, bosques y pastizales de la reserva Esteros del Iberá, en la misma provincia.

Los resultados del primer estudio fueron publicados en la Revista Ibérica de Aracnología, mientras que de las nuevas especies detectadas en la reserva del Iberá son parte de la edición de este mes de la Revista de Biología Tropical, editada por la Universidad de Costa Rica, dijo a Tierramérica uno de sus autores, Gilberto Ávalos, de la cátedra de artrópodos de la UNNE.

En el centro-norte de Corrientes los especialistas registraron 76 especies y 20 familias del infraorden Araneomorphae, en diferentes hábitat, terrestres y acuáticos. Doce especies resultaron nuevas para Argentina, y 30 para la provincia de Corrientes.

En la reserva del Iberá identificaron 33 familias y 150 especies del infraorden Araneomorphae, y dos familias y dos especies de Mygalomorphae.

Mediante trampas de caída, tamizado de hojarascas, golpeteo de follaje, observación directa y red de arrastre encontraron cinco nuevas especies para Argentina y 11 para la provincia de Corrientes, en pastizales y bosques.

«Como en otros grupos hiperdiversos, es normal que en cada expedición se encuentren varias especies no registradas para el país, y algunas no conocidas para la ciencia», dijo a Tierramérica Ramírez, investigador del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, en Buenos Aires.

«Entre 2000 y 2007, se publicaron en el mundo entre 500 y 700 nuevas especies de arañas; en las colecciones de los museos hay muchísimas especies desconocidas, que superan la capacidad de los taxónomos para ponerles nombre y describirlas», señaló.

En un informe publicado en la Revista Iberoamericana de Aracnología, Ávalos y sus colegas aseveran: «Nuestros estudios facilitan información básica para futuras investigaciones sobre el planeamiento de reservas naturales, estudios de diversidad genética, ecológica y taxonómica».

«Asimismo, el inventario representa una herramienta necesaria para estudios de conservación de especies», agregan.

En un trabajo publicado en 2007 en la Revista de Biología Tropical, Ávalos y otros investigadores señalaron que «la arquitectura de la vegetación juega un papel importante en la composición de especies encontradas dentro de un hábitat, por lo que una vegetación estructuralmente compleja puede contener una abundancia y diversidad mayor de arañas».

Los especialistas destacan que las actividades humanas alteraron poblaciones, distribución de especies, estructura y funcionamiento de las comunidades de la mayoría de los ecosistemas conocidos.

Una vegetación estructuralmente más compleja puede sustentar a una población más vasta y diversa de arácnidos. El mayor conocimiento sobre las comunidades de arañas de toda región puede aportar información adicional sobre las consecuencias directas en los ecosistemas humanos, como el avance desmedido de la frontera agropecuaria y la degradación de bosques por deforestación masiva o pastoreo excesivo.

Estos artrópodos, que despliegan un sinnúmero de estrategias de caza, se han ganado una buena reputación como indicadores de la calidad ambiental en estudios ecológicos, entre otras cosas porque son numerosos, fáciles de recolectar y sensibles a los cambios ambientales.

«Las arañas son indicadores útiles de la riqueza y la salud de las especies en general, de todas las comunidades bióticas», destaca un trabajo publicado en la revista científica Environmental Entomology, dirigido por Gonzalo Rubio, investigador de la cátedra de diversidad animal de la Universidad Nacional de Córdoba.

«Por otra parte, debido a su condición de depredadores estrictos, las arañas cumplen un importante papel en las cadenas tróficas de los ecosistemas terrestres, actuando principalmente como reguladores naturales de las poblaciones de insectos», señaló Ávalos a Tierramérica.

A tal punto, que actualmente postulan su empleo en programas de control biológico de plagas en sistemas de cultivo.

La estrategia consiste en minimizar el daño económico, evitando los costos y el impacto ambiental que provocan los insecticidas.

* Este artículo fue publicado originalmente el 24 de enero por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.

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