AGRICULTURA-MALAWI: Gota a gota es mejor

El agua se ha convertido en la esencia misma del desarrollo para la comunidad rural de Ngolowindo, en el oriental distrito de Salima, Malawi, donde las familias pugnan por salir de pobreza a través de la irrigación.

Noventa por ciento de la agricultura de Malawi se alimenta de agua de lluvia, pero el gobierno impulsa ahora una mayor diversificación, orientada al riego, que permite cultivar incluso en la estación seca. Eso posibilita cosechas adicionales.

Aprovechando el agua del lago Malawi, los habitantes de Ngolowindo usan métodos simples para irrigar tomates, coles, mostaza, cebollas, quingombó, pimientos verdes, frijoles verdes, lechugas y maíz en 17 hectáreas.

Así se creó la Sociedad Cooperativa Hortícola de Ngolowindo, integrada hoy por 159 personas. A cada miembro se le asigna un pequeño predio de las tierras comunales y un cultivo específico al que dedicarse. Lo que produce es recolectado en común y colocado en el mercado.

La presidenta de la cooperativa, Eluby Tsekwe, dijo con orgullo a IPS que su comunidad se ha convertido en la proveedora más grande de vegetales frescos de Lilongwe.
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"Abastecemos a los principales supermercados y a vendedores individuales de la capital con productos frescos que ellos venden en ciudad. A partir de allí ganamos una suma sustancial. Ese dinero es la base de nuestro sustento", explicó.

Los cooperativistas deben tener al menos 18 años, agregó Tsekwe. "No queremos que ingresen niños. Creemos que deberían concentrarse en la escuela, no involucrarse en el trabajo infantil", dijo Tsekwe.

Para esta madre divorciada, los beneficios financieros de este emprendimiento colectivo son evidentes. Sus cinco hijos, de entre cuatro y 19 años, están en la escuela.

El divorcio la dejó sola como jefa de hogar, pero puede brindarles a sus hijos tres comidas diarias en un país donde, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), siete de cada 10 hogares se quedan sin alimento antes de cada temporada de cosecha.

Tsekwe también se las arregló para construir una casa de ladrillos con un techo de plancha de hierro y piso de cemento. "Aquí, una casa típica tiene paredes y pisos de barro, con un techo cubierto de pasto, pero yo puedo darme el lujo de vivir mejor y estoy muy orgullosa por eso", dijo.

Pero no todo ha sido color de rosa para el proyecto de Ngolowindo, según la coordinadora de la cooperativa, Mercy Butao.

La iniciativa agrícola comenzó en 1985 como un programa de riego que se transformó en una cooperativa en 2001, recordó. Inicialmente contaba con la dirección de los departamentos de Agua y Agricultura del gobierno, a través de líderes tradicionales y miembros de la comunidad.

"Como parte del programa, los agricultores individuales trabajaban sus propios campos. Solamente podían beneficiarse de los sistemas de irrigación comunitaria", expresó Butao a IPS.

En esa época, se vio afectado el mantenimiento de estructuras como los canales de drenaje y los de irrigación.

El programa se convirtió en una cooperativa para mejorar la comercialización del producto y para lograr un manejo más organizado del proyecto, según Butao, pero esto también solucionó problemas de mantenimiento.

"Los cultivadores solicitaron financiamiento a la Unión Europea poco después de formar la cooperativa. Utilizaron el dinero para actualizar su capacitación en materia de agricultura de irrigación y de métodos modernos de cultivo", dijo.

Los agricultores de Ngolowindo también recibieron entrenamiento básico en mercadotecnia, administración financiera y de organizaciones y procesamiento de productos agrícolas.

La organización no gubernamental italiana Cooperación al Desarrollo de Países Emergentes (Cospe) también ayudó a la Sociedad Cooperativa Hortícola de Ngolowindo a construir estructuras de irrigación y a capacitar a sus miembros.

Butao, por ejemplo, es una experta agrícola empleada por Cospe desde 2002 para brindar apoyo técnico a la cooperativa.

"El proyecto de Ngolowindo ha crecido mucho y ahora se está pasando al agroprocesamiento", dijo Butao a IPS. Cuando faltaba ese proyecto industrial, se desperdiciaban muchos cultivos perecederos.

"Ahora la cooperativa se diversificó hacia la producción de jugo y salsa de tomates", señaló Butao.

Dieciocho personas usan máquinas impulsadas manualmente para procesar los productos. "Todavía no hemos logrado un gran éxito en el negocio del agroprocesamiento. Nuestros productos no están suficientemente desarrollados para competir en el mercado, pero estamos trabajando duro para avanzar", dijo Butao.

La cooperativa también también se diversifica hacia la cría de animales, a fin de usar para alimentarlos el excedente de lo producido. "También queremos promover el uso de abono animal", agregó.

"Puedo dar trabajo a algunos vecinos", dijo Ginacio Kamoto, otro miembro de la cooperativa. "Las empleo como mano de obra eventual para que me ayuden en la tarea agrícola, hasta seis por temporada", señaló.

Pero casos como el de Tsekwe o el de Kamoto todavía son la excepción en Malawi, donde hasta 65 por ciento de los 13,1 millones de habitantes viven debajo de la línea de pobreza de menos de un dólar por día.

Según el Ministerio de Agricultura, el país irriga solamente 72.000 de las 400.000 hectáreas de tierra irrigable. El país aún no utiliza en toda su capacidad el lago Malawi, el noveno más grande del mundo, que se extiende a lo largo del país.

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