BIRMANIA-CHINA: Vela de armas en la frontera

Las nuevas disputas en la frontera entre China y Birmania, dos estrechos aliados políticos de Asia, se combinan con la preocupación por el rumbo que tomará la política de Estados Unidos en región.

En las últimas semanas se registró un alud de actividad diplomática entre los regímenes chino y birmano. Beijing, incluso, llegó a dirigir críticas inusualmente francas y directas a su vecino del sudeste asiático.

La inquietud en la frontera desató un éxodo de más de 30.000 refugiados a China a fines de agosto. A Beijing también le preocupa el interés de la dictadura militar birmana en mejorar su vínculo con Estados Unidos, país que la somete hoy a fuertes sanciones económicas.

"China fue tomada por sorpresa por la arrogancia de la junta birmana, dada la fortaleza habitual de la relación bilateral", dijo el experto birmano Win Min, de la tailandesa Universidad Chiang Mai. "Pero, al parecer, esto quedará registrado como un espasmo y no como un gran cambio en el vínculo."

Una emisora televisiva gubernamental de Kunming, capital de la fronteriza provincia china de Yunnan, recomendó el fin de semana a los chinos abandonar rápidamente el este de Birmania.
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Pocos días antes, la cancillería en Beijing había transmitido al régimen militar una queja oficial por el tratamiento dado a los chinos atrapados en los recientes combates entre una guerrilla étnica de la nororiental provincia birmana de Kokang y el ejército.

De acuerdo con la declaración oficial, la dictadura birmana debería asegurarse de que no se reiteren los "perjuicios a los derechos e intereses de los ciudadanos chinos que viven allí".

La junta birmana insistió en que la paz fue restaurada y que la mayoría de los refugiados chinos regresaron al área. Pero aún miles buscan refugio allende la frontera, y no sólo huyen de Kokang, según residentes en la frontera de China con Birmania.

Muchos residentes escapan de los combates entre las fuerzas gubernamentales y milicias de las etnias kachin y wa en las provincias de Kachin y Shan, aseguraron empresarios indios que frecuentan la zona.

"Todos temen que los generales birmanos desactiven los acuerdos de cese del fuego alcanzados hace 20 años y que la reanudación de la guerra interna sea inminente", dijo un estudiante kachin en el fronterizo poblado chino de Ruili.

Por su parte, Win Min sostuvo que "por el momento, hay muchas amenazas pero nada indica que el ejército esté por atacar a ninguna milicia étnica rebelde". "No hay duda de que el régimen pretende tener desarmados e integrados a la guardia fronteriza regular a todos esos grupos antes de las elecciones convocadas para el año próximo."

A comienzos de año, la junta pidió ayuda para las negociaciones con esos grupos insurgentes a un ex primer ministro depuesto en 2004 y también ex jefe de inteligencia, general Khin Nyunt, hoy bajo arresto domiciliario en Rangún.

Khin Nyunt, arquitecto de los acuerdos de cese del fuego, goza de la confianza de numerosos líderes kachin y wa, y puso como condición para ayudar al régimen la liberación de 300 oficiales de inteligencia encarcelados cuando fue depuesto.

La dictadura rechazó la condición y pidió ayuda al gobierno chino, que tiene buenas relaciones con las minorías étnicas. La reticencia de Beijing enfureció a los generales birmanos. Económica y culturalmente, esas comunidades están más cerca de China que de Birmania.

Ahora es claro que la discordia entre los dos países podría tener implicancias graves para la región y en la comunidad internacional, incluso en las presiones que ésta ejerce por la democratización de Birmania.

Miles de empresarios y trabajadores chinos han emigrado a la provincia de Shan en la última década en busca de empleo y de oportunidades económicas. Muchos de ellos buscan asistencia médica en hospitales chinos del otro lado de la frontera. Sus hijos, incluso, la cruzan para ir a la escuela. En la provincia se habla chino y se usa la moneda china.

Beijing se vería en problemas si se ve obligado a elegir entre los kokang y los wa, sus hermanos étnicos en territorio birmano, y la dictadura militar, con la cual está unido política, diplomática y económicamente. Un conflicto pondría en evidencia la naturaleza real del eje Birmania-China.

A esta situación se unen los intentos de acercamiento de Washington para promover un cambio político en Birmania. El gobierno chino percibe el sudeste asiático como su patio trasero y está lejos de aplaudir cualquier carrera con otra potencia por la influencia en la región.

Camboya y Tailandia tuvieron recientemente acercamientos a Estados Unidos, lo cual aumentó la preocupación de Beijing.

"China reaccionará con un nerviosismo medido ante esta incursión nada bienvenida en Birmania", dijo a IPS el experto británico Justin Wintle, biógrafo de la líder opositora birmana Aung San Suu Kyi.

Las actuales preocupaciones de China se derivan de la inestable base de la relación bilateral con Birmania.

"No somos amigos 'reales', como lo somos, por ejemplo, con Tailandia", dijo un alto funcionario del gobierno chino que solicitó a IPS reserva de su identidad. "Es un vínculo maquiavélico. Ellos y nosotros somos amigos por lo que podemos obtener de esa amistad."

Por lo tanto, el vínculo podría cambiar fácilmente, según diplomáticos chinos que hablaron con IPS al respecto.

"Pero al parecer no se volverán enemigos en el corto plazo", indicó Win Min. "Birmania depende demasiado económicamente de China para considerar en dejar de considerarla su principal aliada."

Más de 90 por ciento de la inversión extranjera directa en Birmania del año pasado procedía de China, y esa situación no cambiará mientras continúen las sanciones occidentales.

Y el principal interés de Birmania en un diálogo con Estados Unidos es el levantamiento de las sanciones, con la finalidad de abrir el ingreso de ayuda humanitaria y al desarrollo y de inversiones.

"Los generales se sienten insatisfechos por depender de una sola potencia, y tratarán de equilibrar la influencia china con un mejor reracionamiento con Estados Unidos y con otros países, como los de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) e India. Pero no intentarán cortar el cordón umbilical con China en el futuro cercano", explicó Win Min.

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