SOCIEDAD-AUSTRALIA: Crisis se ensaña con los más jóvenes

Australia es una de las grandes economías que logró eludir la recesión y, aun así, la crisis financiera internacional arrastra a más niños, niñas y jóvenes a la pobreza.

Paul Moulds

Crédito: Gentielza de la Red Oasis

"Un almuerzo para nuestros hijos de 14, 13, 9 y 8 años, a 50 dólares australianos (46 dólares estadounidenses) cada uno es un lujo que no nos podemos dar con un presupuesto semanal en compras que aumentó a 150 dólares australianos (139 dólares estadounidenses)", señaló Emily.

Su pareja Damien es conductor de camiones y trabaja los siete días de la semana para cubrir las necesidades de la familia. Emily trabaja con jóvenes en una organización comunitaria pública y recibe ayuda de una organización benéfica.

"Antes de la crisis estábamos mucho mejor con un sólo ingreso y ahora no nos alcanza con dos. Tenemos dificultades y los niños tuvieron que renunciar a tener ropa nueva r ir al zoológico o al museo. Se vuelve extremadamente difícil sobrellevar la situación desde el punto de vista económico y físico", se lamentó Emily, quien está ciega de un ojo y perdió la mitad de la visión del otro.

Cincuenta y cuatro por ciento de los entrevistados para la Encuesta de Investigación Social de Hogares con Niños, encargada por los Servicios de Relaciones Familiares de Australia este año, dijeron que la crisis económica global les dificulta ofrecer diversas oportunidades a sus hijos.
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De las familias australianas con hijos, las que no tienen un trabajo remunerado aumentaron de 11,8 a 13,9 por ciento de junio de 2008 al mismo mes de este año por la recesión.

Casi uno de cada 10 australianos tiene menos de 12 años y al menos uno de cada tres tiene entre 12 y 24.

"El mayor impacto de la crisis financiera es que hay muchos jóvenes que volvieron a padecer situaciones muy difíciles", dijo a IPS Paul Moulds, director de la Oasis Youth Support Network (Red Oasis de Apoyo a los Jóvenes) en la sudoriental ciudad de Sydney, de la iglesia evangélica del Ejército de Salvación.

La Red Oasis trabaja con jóvenes sin hogar de entre 16 y 24 años, pero entre 50 y 60 por ciento tienen entre 16 y 18. La institución observó un aumento de adolescentes en esa situación el año pasado.

Muchos jóvenes que habían estado en el centro y "habían superado sus problemas, tenían trabajo y vivienda, ahora no tienen empleo", señaló Moulds.

"Su vivienda dependía de sus ingresos y como la mayoría de la gente con la que trabajamos no tiene lazos familiares fuertes, fueron desalojados y otra vez están sin hogar", añadió.

La mayoría de los jóvenes suelen trabajar en fábricas, en el sector de servicios y en turismo. Cuando esas industrias se contraen son los primeros en ser despedidos porque tienen menos calificación y experiencia.

"Nos dimos cuenta de que ofrecer subsidios a los jóvenes sin hogar para pagar un alquiler es una forma más efectiva de intervención que tratar de conseguirles un empleo dada la situación actual", explicó Moulds.

Los niños, niñas y jóvenes de familias sin hogar tienen mayor riesgo de padecer el resto de su vida la falta de vivienda y de atención médica, según estadísticas oficiales.

Un estudio realizado por la Fundación para Jóvenes Australianos reveló que hubo un aumento drástico de la cantidad de muchachos que "se desvinculan del trabajo y de los estudios".

La proporción de adolescentes que no estudian ni trabajan una jornada completa aumentó de 13,4 por ciento, en 2008, a 16,4 por ciento, este año, la cifra más alta desde la recesión de principios de los años 90, según el estudio "Cómo le va a los jóvenes – 2009".

De entre los poco más de 17 por ciento de adolescentes de 17 años, 8,3 por ciento sólo podrán acceder a un trabajo de medio tiempo, 5,2 por ciento están desempleados y 4,1 por ciento abandonaron el mercado laboral.

La cantidad de desempleados jóvenes que no tienen enseñanza de tiempo completo aumentó de 12,2 por ciento, en 2008, a 18,5 por ciento este año, uno de los mayores incrementos para ese sector en las últimas dos décadas, señala el informe. Además hubo una pequeña proporción de ingresos al mercado laboral de tiempo completo entre los que abandonaron la escuela en los últimos 12 meses.

"Muchos jóvenes demoran o evitan aumentar su capital humano por las dificultades económicas. Hubo un incremento de la matrícula universitaria, pero por lo general en cursos cortos y orientados al mercado laboral, en vez de carreras largas", dijo a IPS Raghbendra Jha, profesor de economía y director ejecutivo del Centro de Investigación de Asia meridional, de la Universidad Nacional Australiana, en la sudoriental ciudad de Canberra.

"El peso que recae sobre los adolescentes aumenta porque sus padres se quedan sin trabajo. Muchos tienen que cuidar a sus padres mayores y buscar un empleo, en vez de estudiar, para superar la crisis", añadió.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) pronosticó que el desempleo en Australia llegará al máximo de 6,3 por ciento y que la economía crecerá 0,8 por ciento este año. Pero señaló que las medidas de estímulo no pueden mantenerse demasiado tiempo y pidió a los países poderosos que prepararan una estrategia de salida.

Los incentivos del gobierno a la economía ayudaron, pero sólo es temporal, coincidió Jha. "Cuanta más deuda contraiga el gobierno, más tendrá que reducir los beneficios y la asistencia social a la infancia, lo que repercutirá de forma negativa en jóvenes y niñas y niños en los próximos años", añadió.

La cantidad de jóvenes que reciben prestaciones por primera vez aumentó 32 por ciento entre octubre de 2008 y el mismo mes de este año. También se incrementó en 21,7 por ciento la cantidad de ellos que busca empleo, según datos del Departamento (ministerio) de Educación, Empleo y Relaciones Laborales.

Australia es la única de las grandes economías que eludió la recesión tras la crisis económica y financiera global y cuyo banco central es el único del Grupo de los 20 (G-20) países ricos y emergentes que aumenta sus tasas de interés.

Las familias australianas de bajos ingresos no reciben una asistencia financiera adecuada para la crianza de sus hijos, según un informe del Consejo Australiano de Servicio Social.

Los padres solteros, las familias sin trabajo remunerado y las que tienen adolescentes tienen dificultades para cubrir el presupuesto de las compras, la vestimenta, los libros escolares y son más pobres y tienen más desventajas.

La asistencia ofrecida a esas familias cubre menos de la mitad del gasto que insumen los adolescentes dependientes de 16 años y más. Más de la mitad de los padres solteros que reciben prestaciones no pudieron pagar las facturas de los servicios en los últimos 12 meses, y uno de cada cuatro no pudo hacer frente a la vestimenta ni a los libros escolares.

En casi 10 por ciento de los hogares de trabajadores que tienen niños y niñas, los padres no tienen empleo, el doble del promedio de los 30 países de la OECD.

Se prevé que con la relativamente alta tasa de pobreza infantil que tiene Australia, 11 por ciento, el desempleo, los desalojos y los comercios que quiebran dejarán a más niños, niñas y jóvenes en esa situación.

*Este artículo fue elaborado por IPS Asia Pacífico y forma parte de una serie dedicada al impacto de la crisis económica global en la infancia y los jóvenes, en el marco de un acuerdo con la oficina regional de Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia)

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