Ataque nuclear al gusano barrenador del ganado

Un método de control biológico que terminó con la plaga del gusano barrenador del ganado en Estados Unidos, México y América Central, acaba de probarse con éxito en dos países sudamericanos con miras a ser adoptado por todo el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay).

Cajas con las moscas estériles se cargan en un avión de la Fuerza Aérea uruguaya Crédito: Ricardo Pérez Rama, cortesía MGAP
Cajas con las moscas estériles se cargan en un avión de la Fuerza Aérea uruguaya Crédito: Ricardo Pérez Rama, cortesía MGAP
El gusano es la larva de la mosca Cochliomyia hominivorax, que se alimenta de carne viva de animales o humanos. El insecto es nativo de zonas cálidas americanas, pero el comercio internacional lo ha diseminado a otras regiones, como el norte de África.

La hembra de la mosca copula una sola vez y coloca sus huevos en cualquier zona herida de los animales. Las larvas barrenan literalmente los tejidos y pueden llegar hasta el hueso.

En Uruguay, un país ganadero, se la conoce como "bichera" y afecta a 5,7 por ciento de los ovinos y a 3,4 por ciento de los bovinos, según un estudio oficial entre 530 productores. Pero las pérdidas son muchas para un país pequeño y están estimadas en 210 millones de dólares anuales.

"Hay que trabajar mucho para combatirla. Si es un año ‘llovedor’, los cascos de las ovejas se ablandan, y la mosca aprovecha ahí para poner el gusano, que enseguida empieza a comer", dijo a IPS el ganadero Gustavo Rianni García, cuyo predio de 6.000 hectáreas está en el norteño departamento de Artigas, fronterizo con Brasil.
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"El animal afectado deja de comer y busca la sombra". Entonces "se lo aparta para erradicar la enfermedad, y si no tiene solución se lo manda a faena", añadió.

Exterminar esta zoonosis, que ocasiona grandes pérdidas, es la misión de la Comisión México-Americana para la Erradicación del Gusano Barrenador del Ganado (Comexa), establecida por Estados Unidos y México en 1972. Para ello produce machos estériles en su fábrica de Tuxtla Gutiérrez, capital del sureño estado mexicano de Chiapas.

El método consiste en criar y esterilizar a los machos en laboratorio, irradiándolos con cesio 137, y luego liberarlos en el campo para que se crucen con las hembras, que no podrán procrear, llevando a la desaparición paulatina de la especie en la zona.

Estados Unidos se liberó de la plaga en 1966, y México en 1991. Desde entonces, Comexa consiguió eliminar algunos brotes locales y extender los éxitos a casi toda América Central, el Caribe e incluso Libia, explicó a IPS su director, Alejandro Parra.

La técnica fue desarrollada por los entomólogos estadounidenses Edward Knipling (1909-2000) y Raymond Bushland (1910-1995), que estudiaban el problema desde 1937, pero sólo en los años 50 concretaron la idea de aplicar irradiaciones cortas que alteraran la capacidad reproductiva de los insectos sin afectar sus otras funciones.

Un plan piloto con moscas esterilizadas en México se aplicó en 2009 en Brasil y Uruguay. Y las evaluaciones, que acaban de concluir, son promisorias.

Entre el 23 de enero y el 15 de mayo del año pasado se dispersaron en vuelos bajos más de 200 millones de machos estériles transportados desde Chiapas en una franja de 100 kilómetros de largo y 60 de ancho en la frontera uruguayo-brasileña, tomando como ejes las ciudades de Artigas, en Uruguay, y Quaraí, en Brasil.

"La prueba sirvió para demostrar que la técnica funcionaba con las cepas autóctonas y también para capacitar personal. Se trató de una buena experiencia para ver las posibilidades de un plan regional", dijo a IPS el director general de Servicios Ganaderos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay, Francisco Muzio.

El porcentaje máximo de esterilidad se obtuvo en la franja brasileña, donde llegó a 40,7 por ciento de la población de moscas, mientras la esterilidad en toda la zona estudiada fue de 25 por ciento.

"Todo lleva a concluir que eso se debió a que la densidad de población animal en Uruguay era mayor, sobre todo porque había mucha presencia de ovinos (más vulnerables), mientras que hay más agricultura del lado brasileño", dijo Muzio.

En una reunión en agosto de este año, los investigadores concluyeron que si la técnica se sigue aplicando, se logrará una efectiva predominancia de la población estéril sobre la fértil.

La operación tuvo un costo de 2,6 millones de dólares y contó con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo, que contribuyó con un millón de dólares.

Rianni García, cuya propiedad fue una de las beneficiadas por la esterilización, constató una caída de la plaga desde entonces. "Si se continúa, podría ser una solución… El ministerio no debería dejar de invertir en esto", afirmó.

Ahora se busca conocer la población autóctona total de moscas, la utilidad de las barreras naturales, la densidad ganadera, la movilización de los animales y la incidencia en humanos, para aplicar un plan de alcance regional. En la experiencia también participaron representantes paraguayos y argentinos.

El gusano barrenador no sólo enferma y mata al ganado, también destruye pieles y cueros y tiene enormes costos en insecticidas, tratamientos y cierre de mercados al ganado de países afectados.

Según estimaciones efectuadas en 2000, las pérdidas anuales alcanzan unos 210 millones de dólares a Uruguay, 1.770 millones de dólares a Brasil y 103 millones a Paraguay, indica la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Pese a que el control biológico emplea un material muy radiactivo, la FAO sostiene que no es agresivo con el ambiente y es inocuo para el ser humano.

Por otra parte, "el impacto en la biodiversidad no se ha visto en absoluto, ya que existen muchas otras especies de moscas que cubren ese nicho biológico", precisó Parra.

Luego de que Estados Unidos erradicó la plaga y cerró su propia planta productora, México se convirtió en "una referencia mundial del avance de la tecnología", dijo.

Además de esos dos países, la bichera se erradicó de Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua y está en vías de extinguirse en Panamá, donde funciona otra fábrica productora de moscas estériles. También desapareció de las caribeñas Aruba, Curazao e Islas Vírgenes. Pero en América del Sur solamente Chile está libre de esta zoonosis.

En 1988 apareció un brote en Libia, por la exportación de ovinos sudamericanos infectados. La primera notificación fue de 200 contagios humanos. Con apoyo de la FAO y del Banco Mundial, Comexa extirpó la plaga en 1992, tras haber realizado 50 vuelos con 1.300 millones de moscas estériles.

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