MUJERES: «Matrimonio infantil es una forma de violencia»

A comienzos de este mes, el Senado de Estados Unidos adoptó en forma unánime la Ley de Protección Internacional de Niñas Previniendo el Matrimonio Infantil. Organizaciones de mujeres ahora instan a la cámara baja del Congreso a que la apruebe antes de que termine el año.

Jennifer Redner, consejera de la Coalición Internacional por la Salud de las Mujeres sobre asuntos de política exterior estadounidense relacionados con temas de género, explicó que la aprobación de ley era una oportunidad para llamar la atención mundial sobre el problema del matrimonio infantil, que socava tanto los esfuerzos hacia los Objetivos de Desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas para el Milenio como la efectividad de los programas de ayuda exterior de Washington.

Por ejemplo, en muchos países en desarrollo, la principal causa de muerte entre adolescentes mujeres son las complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto. Para niñas casadas a los 14 años y más jóvenes, sus probabilidades de morir en el momento de dar a luz es cinco veces mayor que las de entre 20 y 24.

El matrimonio temprano también puede poner a las niñas en mayor riesgo de contraer el VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida). Un estudio con adolescentes de entre 15 y 19 años en Kisumu, Kenia, concluyó que cerca de 33 por ciento de las casadas tenían VIH, contra 22,3 por ciento de sus pares solteras pero sexualmente activas.

Esta es la conversación que mantuvo IPS con Redner:
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IPS: ¿Cómo afecta el matrimonio infantil al futuro de las niñas?

JENNIFER REDNER: Sea en países industrializados o en naciones en desarrollo, el matrimonio infantil socava la salud y los derechos humanos de las niñas. En todo el mundo, más de 60 millones de mujeres de entre 20 y 24 años se casaron antes de haber cumplido los 18, por lo general impulsadas por sus padres y habitualmente con hombres mucho mayores que ellos, sin posibilidad de opinar.

El matrimonio infantil por lo general lleva a la muerte en el embarazo o el parto, y las jóvenes novias también tienen más probabilidades de sufrir violencia de género, y son muy vulnerables a las infecciones de transmisión sexual, incluyendo el VIH. Toda niña merece decidir y trazar el curso de su vida, y esta legislación ayudará a hacer realidad esto para las niñas en todo el mundo.

IPS: ¿Cómo puede hacer Estados Unidos para que esta ley tenga también influencia en otros países?

JR: La ley tiene varias partes clave que juntas proveen una amplia gama de herramientas y soportes para afrontar el problema del matrimonio temprano forzado.

A través de su Informe de Derechos Humanos, el Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos informará sobre la situación en países donde la práctica es prevalente. Esto enviará una señal a los gobiernos de otros países de que Washington considera esta práctica una violación a los derechos humanos.

Hoy Estados Unidos invierte miles de millones de dólares en programas de asistencia exterior sobre salud, educación y alivio de la pobreza, en gran parte administrados por su agencia USAID. En áreas donde la práctica es prevalente, la adopción de la ley garantizará que el tema del matrimonio infantil sea integrado a esos programas.

Actualmente, Estados Unidos, principalmente a través de USAID, apoya algunos programas destinados a trabajar con comunidades para tratar el tema y prevenir que más niñas se casen antes de estar física y emocionalmente preparadas.

Sin embargo, no hay un plan de acción a largo plazo para abordar el problema de manera completa. Por tanto, un aspecto fundamental de la legislación es que llama a la Casa Blanca a desarrollar una estrategia amplia para poner fin a esta práctica.

IPS: Algunos gobiernos han adoptado leyes en los últimos años para elevar a 18 años la edad mínima requerida para el matrimonio. ¿Cuán efectivas pueden ser este tipo de normas?

JR: Países que tienen una edad mínima de matrimonio y están buscando adoptar esta ley deben trabajar con las comunidades para lograr soluciones duraderas. Trabajar con padres, madres y líderes de la comunidades es fundamental para poner fin al matrimonio infantil y cambiar las percepciones y el valor que se le da a las niñas.

Elevar la edad mínima es importante, pero definitivamente no es la única pieza necesaria para tener éxito en estos esfuerzos.

IPS: Los matrimonios infantiles parecen difíciles de detener porque son parte de la esfera privada, y debido a la carga de la tradición…

JR: Los matrimonios tempranos y forzados son considerados una forma de violencia contra las mujeres. La idea de que la violencia de género es parte de la esfera privada, y por tanto no debe ser abordada, es un argumento que hemos escuchado antes.

Creemos en el derecho de cada mujer y niña a una vida saludable y justa, y nosotros, como comunidad internacional, tenemos la responsabilidad de responder trabajando con comunidades para transformar normas y comportamiento que implícita o explícitamente aprueban esas violaciones a los derechos humanos.

Muchas familias ven a las niñas como una carga económica y no las valoran para nada en comparación con los niños. Algunas tienen tanto miedo de que sus hijas puedan quedar embarazadas antes del matrimonio que consideran al casamiento temprano un refugio seguro, cuando en realidad es lo opuesto.

Cambiar esas ideas y mitos requerirá de educación, incluyendo una completa enseñanza sexual, programas que subrayen los derechos humanos y la igualdad de género, incluyendo el derecho a negarse al matrimonio. También es necesario construir la capacidad económica y social de estas niñas para que tengan alternativas.

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