MUJERES-ZIMBABWE: Elecciones, ¿para qué?

Desde la independencia de Zimbabwe en 1980, Loyce Tshuma, de 55 años, de la provincia de Matebeleland Norte, creyó firmemente en la política como vehículo para cambiar y mejorar la vida de la gente. Pero ahora perdió toda confianza.

"Cambió todo tanto respecto de lo que yo solía creer en política", se lamentó la campesina de la localidad de Tsholotsho.

"No hubo ninguna promesa de mejorar nuestra vida y algunas mujeres ahora creen que habría sido mejor si hubiéramos promovido a nuestras propias dirigentes", añadió, expresando una frustración compartida por las campesinas entrevistadas por IPS.

Cuando el país se encamina hacia otra elección nacional, que según el presidente Robert Mugabe será este año, el sentimiento entre las campesinas es que su situación no ha mejorado sustancialmente desde la independencia.

Pocas mujeres se registraron en 2010 para votar este año muchas, así como jóvenes, perdieron interés en participar en las elecciones nacionales, según un estudio de la Red de Elecciones de Zimbabwe.
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Además es clara la falta de dirigentes femeninas en las zonas rurales del país. No hay señales de que alguna de ellas pueda alcanzar cargos actualmente ocupados por sus contrapartes varones, pese al compromiso de los partidos políticos de asegurar la igualdad de género dentro de sus estructuras.

Los partidos se comprometieron a designar mujeres para cargos de influencia, de acuerdo a protocolos de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC, por sus siglas en inglés), entre otros, que aspiran a la igualdad de género en el parlamento y en el gobierno. Las próximas elecciones serán una prueba en la materia.

Los mismos partidos políticos tienen dificultades para cumplir los compromisos fijados por ellos mismos, como se vio en el último congreso del Movimiento para un Cambio Democrático (MDC, por siglas en inglés).

Los cargos altos quedaron en manos de hombres. De los 13 puestos, sólo uno fue ocupado por una mujer, Thokozani Khuphe, quien fue reelegida vicepresidenta del partido.

La Unión Nacional Africana de Zimbabwe-Frente Patriótico (ZANU-PF), que integra el gobierno de unidad, tampoco cumplió en la materia. Sólo hay siete mujeres en el gabinete, se lamentaron activistas de género.

"Las mujeres no son tomadas en serio ni por sus propios compañeros", indicó Tabitha Khumalo, dirigente del MDC.

"Tenemos que cambiar la actitud entre nosotras antes de asumir cargos ocupados por hombres en las elecciones. Así nos tomarán en serio las mujeres que queremos que nos voten", apuntó.

La representación femenina en el parlamento alcanzó "nueve por ciento, en su punto más bajo, y 22 por ciento en el más alto, en 2009, muy por debajo del 30 por ciento mínimo fijado por la Declaración de Género y Desarrollo de la SADC, de 1997", según estadísticas mencionadas por la Unidad de Apoyo a las Mujeres en Política.

La diferencia es aun "mayor respecto del 50 por ciento establecido por el Protocolo de Género y Desarrollo de la SADC y el tercero de los ocho Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio", añade la organización.

En la política local terminó por instaurarse el hecho de que las mujeres se vistan de gala para mejorar la imagen del presidente del partido y ahí es donde termina su participación, como lo muestra la cantidad de ellas que consiguen votos.

"Los políticos suelen olvidarse de las mujeres de zonas rurales en cuanto se terminan las elecciones, pues suelen quedar desconectadas del mundo", explicó Josephine Ngulube, activista de género de la central ciudad zimbabuense de Bulawayo.

"Si el político no va hacia ellas, ellas tampoco pueden acercarse a él. El desencanto con el proceso electoral es comprensible porque salta a la vista que están entre las personas más pobres de este país, aquejado por varios años de problemas económicos", explicó Ngulube.

El malestar de campesinas como Tshuma refleja el estado de la participación de las mujeres como votantes y como dirigentes.

El ZANU-PF, del presidente Mugabe, anunció que apuntaría a la inscripción de mujeres con vistas a los próximos comicios, pues el partido sostiene que concentra su apoyo en zonas rurales.

Las campesinas fueron tradicionalmente consideradas como grandes electoras por los partidos políticos, y siempre votaron hombres al parlamento.

Pero su cambio de actitud y de percepción respecto del sufragio puede significar un retroceso en materia de equidad de género en el gobierno y en el parlamento, al menos según las entrevistas realizadas por IPS y el estudio de la Red de Elecciones de Zimbabwe.

"Las mujeres no solían apoyar a sus pares, pero ahora comienzan a saber más de política y prefieren votar a una mujer por el trato dispensado por los hombres", señaló Samukeliso Mthunzi, investigadora de género residente en Sudáfrica.

"Las actitudes pueden cambiar si las mujeres se reafirman en el mercado de las ideas políticas, de lo contrario veremos cómo las votantes simplemente boicotean los comicios sin ninguna solución a largo plazo al hecho de por qué, desde un principio, quedaron al margen", explicó Mthunzi.

Las campesinas de África subsahariana integran los sectores más pobres del mundo, obligadas a sobrevivir como pequeñas agricultoras, según agencias como el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola.

La persistente pobreza que sufren las mujeres rurales es la que, pese a poder votar por un cambio, podría alejarlas de las urnas, concluyó Mthunzi.

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