Crece resistencia a comer carne de ballena

En la vieja bahía de la capital islandesa, un pequeño grupo de voluntarios con camisetas celestes reparten folletos que dicen «Meet us, don’t eat us» (Conózcanos, no nos coma).

Voluntarias hacen campaña por las ballenas en Reykjavik. Crédito: Lowana Veal/IPS
Voluntarias hacen campaña por las ballenas en Reykjavik. Crédito: Lowana Veal/IPS
Bajo el lema aparece una imagen de un cetáceo y otra leyenda: "Se mata ballenas para alimentar a los turistas. No permita que su visita le deje un mal sabor de boca".

Los folletos son producidos por el Fondo Internacional para el Bienestar de los Animales (IFAW, por sus siglas en inglés) y también participa de la campaña la red islandesa Ice Whale.

IFAW denuncia el consumo de carne de ballena. "En los últimos años cada vez más restaurantes en Islandia incluyen esa carne en el menú, lo que sugiere que hay una promoción de esa práctica entre los turistas", dijo la encargada de publicidad de la organización en Gran Bretaña, Clare Sterling.

Sin embargo, una encuesta sobre consumo y estilo de vida conducida el año pasado por la consultora Gallup mostró que apenas 0,9 por ciento de los islandeses comen carne de ballena por semana, 36,8 por ciento lo hacen menos de cinco veces al año y 52,6 por ciento nunca la consumieron.
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En cambio, según el sitio web del IFAW, "40 por ciento de los turistas son persuadidos de comer carne de ballena".

La venta de esa carne en Islandia aumentó en los últimos años, en parte porque "se alienta a los turistas a comerla, inducidos por la idea errónea de que es un plato tradicional para la mayoría de los islandeses".

En 2009, la Universidad de Islandia y Elding Whale Watching, una organización dedicada a la observación de los cetáceos, encuestaron a casi 1.500 turistas que venían a observar ballenas en este país.

"Preguntaron cuántos habían probado carne de ballena (19 por ciento) y cuántos considerarían probarla por curiosidad (86 por ciento)", dijo Sterling.

Actualmente, "alrededor de 20 por ciento de la carne de ballena va directamente a los restaurantes y el resto a vendedores mayoristas", dijo Gunnar Bergmann Jonsson, de la Asociación de Cazadores de Ballenas Minke, que abastece al mercado islandés.

En marzo, el IFAW decidió pedir permiso a la autoridad aeroportuaria, Isavia, para difundir una publicidad con un texto similar al folleto en Keflavik, el aeropuerto internacional de este país.

Se suponía que la publicidad estaría visible durante todo el verano boreal, desde inicios de junio, y para ello IFAW pagó por adelantado.

Sin embargo, poco después de colocada, Isavia alegó que le habían pedido cambiar el texto o quitarla. Las autoridades argumentaron que nunca habían visto o acordado el texto final y que habían recibido algunas quejas.

Una de las quejas fue de Jonsson, representante de la industria ballenera. "Me pareció inadecuado que las autoridades que administran el edificio del aeropuerto colocaran propaganda como ésta, especialmente porque es un edificio del Estado", dijo a Tierramérica.

Finalmente la publicidad fue retirada y se devolvió el dinero a los organizadores de la campaña. Pero el reparto de folletos continúa, y los voluntarios, reclutados por la organización islandesa SEEDS, se dedican a la tarea durante dos semanas y luego son reemplazados por otros.

"Hablamos con algunas de las personas a las que entregamos folletos", dijo a Tierramérica Elena, de Canadá.

"Generalmente obtenemos buenas respuestas de los turistas, que dicen no estar interesados en comer ballena, pero recibimos muchas respuestas negativas de los islandeses", agregó.

Leah, una voluntaria estadounidense, señaló: "Desde que se inició la campaña hemos notado que menos restaurantes publicitan la carne de ballena fuera de sus locales".

El país tiene una cuota de captura de ballenas minke (del género Balaenoptera) que este año es de 216 ejemplares. A mitad de temporada se habían cazado unas 44. "Nunca nos propusimos saturar la cuota. Solamente cazamos para el mercado en cuestión, que es Islandia", dijo Jonsson.

En 2010 se cazaron 60 ballenas, aunque la cuota era mucho más alta.

Parecería que este verano boreal no se cazará ninguna ballena de aleta (Balaenoptera physalus), al menos no hasta entrado agosto. Kristjan Loftsson, de Hvalur, la empresa que opera las mayores embarcaciones balleneras, echa culpas al terremoto y el tsunami de marzo en Japón, el mayor mercado de este tipo de carne, que colapsó porque con la devastación la gente ya casi no sale a comer a restaurantes.

Pero la tendencia a comer menos carne de ballena parece haberse iniciado antes del tsunami. Según un estudio realizado en 2010 en Japón por IKAN –Red de Acción por el Iruka (delfín) y la Kujira (ballena)– y la periodista Juniko Sakuma, ese país tenía almacenadas unas 6.000 toneladas de carne sin vender, pese a que el producto había bajado de precio y los japoneses cazaban menos ejemplares.

"No es cierto que las reservas de carne de ballena hayan aumentado luego del desastre", dijo a Tierramérica Nanami Kurasawa, de IKAN.

* La autora es corresponsal de IPS. Este artículo fue publicado originalmente el 30 de julio por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.

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