ZIMBABWE: Microcrédito antídoto contra enfermedad de enero

Thomas Dlakama padece todos los años la «enfermedad de enero», cuyos síntomas son el monedero vacío, la presión alta para el irascible sostén de la familia y unas inexplicables ansias de que caiga un regalo del cielo. El fenómeno afecta a millones de personas en Zimbabwe.

Gente de a pie se volvió blanco de instituciones de microcrédito. Crédito: Ignatius Banda/IPS
Gente de a pie se volvió blanco de instituciones de microcrédito. Crédito: Ignatius Banda/IPS
Este mal despierta en el primer mes del año y, para Dlakama, se ha vuelto un ritual desagradable que, con las arcas tras las fiestas de fin de año, lo hace pensar en pagar la escuela de sus hijos, su menguado salario de funcionario público, saldar las cuentas y todo lo demás.

Enero "es un mes terrible y se ha vuelto una tradición pedir dinero prestado después de Año Nuevo", indicó Dlakama, al relatar su prolongado conocimiento de las microfinanzas.

Dlakama es uno de los tantos funcionarios que se dirige a las instituciones de microcrédito de Bulawayo, donde otros empleados del Estado como él hacen cola para pedir un préstamo, pese a las denuncias de que la falta de controles permitió la aparición de inescrupulosas entidades financieras.

"Las instituciones se aprovechan de nuestra pobreza para poner tasas de interés ridículas", se lamentó Dlakama.
[related_articles]
Aplican entre 30 y 40 por ciento de interés, mientras los prestamistas independientes, que no piden garantía, hasta 50 por ciento.

Las instituciones de microcrédito resurgieron después de que Zimbabwe suspendió su moneda como divisa legal en 2009 para evitar la hiperinflación. El dólar zimbabuense fue reemplazado por el euro, el dólar estadounidense, el rand sudafricano o el kwacha zambiano.

Los bajos salarios obligan a Dlakama y a otros trabajadores a pedir créditos para paliar las dificultades económicas.

Numerosos gobiernos del Norte y agencias de desarrollo elogian el papel clave que desempeñan el microcrédito en los países en desarrollo, pero en Zimbabwe el sector ha sido criticado por endeudar a los más pobres con sus altas tasas de interés.

Las instituciones financieras dan préstamos en función del salario mensual del beneficiario. Pero este país, con una flagrante disparidad entre los ingresos y el costo de la canasta básica, se volvió un terreno fértil para el florecimiento de operadores fantasmas, según analistas locales.

El Consejo de Consumidores de Zimbabwe señaló que una familia promedio de seis integrantes necesita más de 500 dólares al mes para cubrir sus necesidades básicas, incluidas las facturas de servicios. Pero el Congreso de Sindicatos señaló que algunos de sus afiliados ganan apenas 100 dólares al mes. Los maestros, los principales clientes buscados por las instituciones de microcrédito por su estabilidad salarial, ganan 300 dólares al mes.

"Conozco bien la enfermedad de enero", señaló la profesora Jennifer Darirai.

"Tengo cuatro hijos en un internado y con mi salario no puedo pagar todas las obligaciones y debo recurrir a pequeños préstamos, aunque de mala gana", dijo a IPS. "¿Pero qué puedo hacer?", preguntó

El Ministerio de Finanzas registró 37 instituciones a fines de 2010, pero se estima que puede haber cientos de ellas, pues muchas operan sin permiso.

Las casas de microcrédito están regidas por la ley que obliga a las instituciones financieras no bancarias a estar registradas.

"Hay muchas organizaciones de microcrédito aprovechándose de la gente pobre, necesitamos controles más estrictos", indicó Garfield Murombedzi, asesor en la materia de un banco local.

"Todos los días vienen personas a pedir préstamos para cancelar deudas en otros lados. Obviamente hay algo que está muy mal", apuntó.

"Pero no podemos seguirle la pista, pues incluso los operadores con licencia vencida siguen trabajando, en tanto otros ni siquiera se molestan en registrarse", añadió.

Desde la independencia de Zimbabwe, en 1980, el microcrédito es visto como una fuente de dinero fácil y no ha podido librarse de las críticas de que genera el endeudamiento permanente de personas de bajos ingresos.

Sam Dube, propietario de una institución de microcrédito de Bulawayo, señaló que los reclamos de controles más estrictos son justificados, pese a que califican las operaciones del sector de "especulativas".

"Comprendemos la preocupación de alguna gente, pero las críticas surgen de prestamistas inescrupulosos", sostuvo.

"Algunos somos banqueros calificados y conocemos muy bien la normativa del sector. Pero las personas que manchan nuestro nombre con tasas de interés exorbitantes y quedándose con la propiedad de la gente sin justificación, operan fuera de nuestro mandato", explicó.

"Somos un sector bien regulado, pero hay estafadores como cualquier otro", dijo a IPS.

La Asociación de Instituciones de Microcrédito de Zimbabwe señaló que los miembros que violen la normativa perderán la licencia.

Pero Murombedzi alegó que la gente necesitada no verifica si las instituciones están registradas, o no, o si les cobran las tasas de interés legales.

"Esa es la cuestión importante aquí, muchos sectores reclaman autorregulación en Zimbabwe, pero la gente viola sus propias reglas. Debe haber una autoridad superior que las supervise", remarcó Murombedzi, refiriéndose a la falta de controles.

El Ministerio de Finanzas ya alertó en el pasado de instituciones financieras no registradas, incluso algunos bancos fueron cerrados en lo peor del caos económico de 2008.

Pero parece que habrá instituciones de microcrédito inescrupulosas por mucho tiempo más dada la convivencia de bajos ingresos con falta de controles.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe