Al rescate del lago Malawi

El presidente del comité de la aldea de Nguwo, Ibrahim Kachinga, a orillas del lago Malawi. Crédito: Mabvuto Banda/IPS.

Lloyd Phiri, un pescador del lago Malawi, sabe que esas aguas están bajando. Y lo comprueba en sus capturas, que en los últimos años se redujeron más de 80 por ciento.

Hace años, lo normal era obtener unos 5.000 pescados por día, relata. Pero ahora, con suerte, llega a la quinta parte de esa cantidad. Lo habitual es que capture apenas 300 ejemplares diarios.

“Esto afectó mis ingresos. Ahora tengo problemas para pagar la escuela de mis hijos”, dijo a IPS.

El rápido declive de las aguas del lago Malawi, causado por el crecimiento demográfico, el cambio climático y la deforestación, coloca en riesgo de extinción a sus especies de flora y fauna, según el Ministerio de Ambiente y Manejo del Cambio Climático. Y entre la biodiversidad amenazada están los peces de los que Phiri depende para ganarse la vida.

“En las últimas tres décadas se elaboraron algunos modelos de equilibrio hídrico en el lago, y mostraron que los niveles del agua cayeron de 477 metros sobre el nivel del mar en los años 80 a 474,88 metros en la actualidad”, dijo a IPS la secretaria principal del Ministerio, Yanira Mtupanyama, a propósito del lago de 29.600 kilómetros cuadrados que se encuentra en la frontera entre Malawi, Mozambique y Tanzania.

“Esto es importante, porque los estudios muestran que los niveles del agua en el lago continuarán cayendo en los próximos años debido a que hay señales de que (habrá) menos lluvias y más evaporación”, explicó.

Se estima que 1.000 especies de peces dependen del agua dulce del tercer mayor lago de África para sobrevivir y aportar el 60 por ciento de las necesidades de proteínas de la población del país.

Los cíclidos mbuna y la famosa tilapia, conocida localmente como chambo, están al borde de la extinción. Este último es el pez más popular de Malawi.

Según el Departamento de Pesca, las reservas de peces en el lago se redujeron 90 por ciento en los últimos 20 años. Esto genera una enorme preocupación, dado que alrededor de 1,5 millones de malawíes dependen del lago para cubrir sus necesidades de alimento, transporte y otras, plantean las autoridades.

[related_articles]Y aún más preocupación causan los recientes informes del gobierno que plantean que la masa hídrica puede contener abundantes reservas de petróleo y gas. El ambientalista Raphael Mweneguwe teme que, si se empieza a extraer estos combustibles del lago, haya una pérdida de biodiversidad aún mayor.

“Las reservas pesqueras se redujeron en las últimas dos décadas, pasando de alrededor de 30.000 a 20.000 toneladas por año, a causa de un declive en los niveles del agua, a la sobrepesca y al rápido aumento demográfico. Pero esto puede empeorar si se descubre petróleo en el lago”, dijo Mwenenguwe a IPS.

Williman Chadza, director ejecutivo del Centro para las Políticas y el Cabildeo Ambiental, una organización no gubernamental que promueve el ecologismo, comparte los temores de Mwenenguwe.

“El petróleo es un recurso de primordial importancia para un país como Malawi, que busca alternativas para obtener ganancias para su desarrollo socioeconómico. Pero su descubrimiento puede profundizar la pérdida de biodiversidad y tener un impacto adverso sobre las fuentes de agua”, dijo Chadza a IPS.

La minería también acecha al lago. Una mina de uranio en Karonga, una localidad situada cerca del mismo, en el norte del país, es un ejemplo. Desde hace cuatro años es propiedad del gigante australiano Paladin (África), que también la opera, y se la considera una amenaza en materia de contaminación.

“El uranio es un material altamente radiactivo, y por lo tanto todavía está la amenaza de que contamine el agua dulce del lago”, dijo a IPS el activista por los derechos humanos Udule Mwakasungura.

La necesidad de frenar la pérdida de biodiversidad es particularmente importante en Malawi, donde la población depende de los recursos biológicos en mayor grado que la de otras partes del mundo.

Las 18.000 familias de la aldea de pescadores de Nguwo, en la bahía de Senga, son un ejemplo de esta dependencia.

“Sabemos que las reservas pesqueras se han agotado debido a prácticas insostenibles y al no cumplimiento de las regulaciones… También sabemos que talar árboles de modo insostenible afecta, en última instancia, la calidad del agua que bebemos”, dijo el jefe de la aldea, Radson Mdalamkwanda.

Mdalamkwanda declaró a IPS que los pescadores de la aldea trabajan junto con las autoridades locales en el distrito para abordar las amenazas y los desafíos que enfrenta la conservación del lago Malawi.

Según él, todo aquel que no cumpla las normas o regulaciones tendrá prohibido pescar en el lago durante octubre y noviembre, cuando los peces desovan.

Y en los últimos cinco años, el comité de desarrollo de la aldea participa en reuniones locales para educar a los residentes sobre las regulaciones y sobre la necesidad de proteger el lago.

“Aparte de proteger a los peces, también queremos salvaguardar el agua, para que sea segura para beberla. Lo hacemos creando conciencia en reuniones como bodas y funerales”, dijo a IPS el presidente del comité de la aldea, Ibrahim Kachinga.

Sus esfuerzos también complementan los intentos del gobierno de Malawi por hacer frente a las amenazas y desafíos de conservar la flora y la fauna del lago.

“En los últimos años rigió una prohibición al uso de artes de pesca de alto rendimiento en el lago Malawi entre octubre y noviembre, cuando los peces desovan”, dijo Mtupanyama.

También señaló que, en 2003, el gobierno lanzó un plan estratégico a 10 años, que buscaba restablecer las existencias pesqueras del lago.

“Así que, en los últimos 10 años hemos estado reabasteciendo el lago de peces, criando ejemplares jóvenes fuera del mismo y luego reintroduciéndolos en sus aguas. No nos fue nada mal”, dijo.

Sin embargo, Mtupanyama no pudo determinar si esto logró aumentar de modo significativo las reservas de peces del lago.

Independientemente de lo que pueda acarrear este proyecto, el comité de Nguwo entiende que el futuro del lago es importante. Por lo tanto, educa a quienes pueden hacer algo al respecto: las futuras generaciones de la aldea.

“Con la ayuda del gobierno, también alentamos a los maestros de centros preescolares y de enseñanza primaria a educar a nuestros niños sobre cómo proteger el lago”, dijo Kachinga.

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